Princesa Dragón Fugitiva.

Cixi en compañía del zorro blanco recorría la ciudad después de salir del bar. La vista era sin duda hermosa para sus ojos. Había mucho ruido, mucho movimiento y muchos colores. Para ella, quien toda su vida se la pasó encerrada dentro de un palacio, practicando en un campo de entrenamiento o liderando batallas, aquel momento no tenía precio.

Era solo uno más del montón viviendo una vida que terminaría dentro de pocos años, pero la sensación era única.

- supongo que esto es a lo que los humanos llaman tener una vida relajada y despreocupada. Pequeño zorro, creo que quiero vivir así para siempre-, comentó sonriendo mientras acariciaba al zorro blanco que seguía en sus brazos.

- me gustaría quedarme aquí para siempre, pero sería engañarme a mi misma y abandonarlo. Me debe extrañar mucho en estos momentos. Espero que esos mocosos estén con él-, suspiró, y en su rostro ahora se veía tristeza.

Suibian que iba escuchando todo, no pudo evitar preguntarse si se trataba de su esposo e hijos.

- quizás sea alguna anciana inmortal-, se rio mentalmente el zorro por su deducción.

Después de estar todo el día en la calle, recorriendo y comprando algunas cosas, volvieron al lugar donde por el momento vivían. Cuando llegaron, Cixi no pudo evitar pensar en que necesitaban un sitio nuevo para vivir. Pero la sensación de tristeza aún seguía en su corazón, sentía culpa por todo lo que había pasado, y hasta empezaba a extrañar a su padre.

- quién lo hubiera imaginado, extraño ser tu bebé-, murmuró. Suibian logró escuchar aquello, y algo se inquietó en él al pensar que esa humana extrañaba a su esposo.

Suibian no tenía ni idea de que la tristeza de Cixi se debía a que extrañaba a su padre y a sus hermanos. En su cabeza él ya se había creado una imagen donde Cixi estaba casada o comprometida y quizás hasta con hijos.

Entraron a la casa, Cixi bajó al zorro en la cama y agarró las bebidas que se había comprado. Sin decir nada salió desapareciendo con un salto al cruzar la puerta. Se había subido al techo de la casa para beber en silencio con su soledad, mientras miraba la luna que empezaba a asomarse.

- te extraño papá. Por favor perdóname. Solo espero que te encuentres bien-, las lágrimas caían de sus ojos mientras murmuraba. Ella sabía que su padre debía estar herido en estos momentos. Si se supiera que el rey dragón estaba herido y debilitado, los ataques en la frontera por parte de los demonios serian más constantes y ella no estaba ahora para poder defender su reino.

- lo primero que voy a hacer al regresar, será casarme con ese zorro pulgoso-, pensó mientras abría la siguiente botella de alcohol.

****************

Mientras Cixi estaba sumida en su tristeza y arrepentimientos, su padre la estaba observando desde una bola de cristal en compañía de sus hijos.

- ella se encuentra bien, vuelve a descansar. Tienes que recuperarte antes de que se sepa que estás débil. Gastaste mucha energía espiritual para salvar a Yareli. Ahora tienes que recuperarte al igual que ella-, Sirius se había acercado a su padre para tratar de que volviera a descansar.

El rey dragón hizo caso y se fue. Tarak se quedó viendo a su hermana y de repente habló;

- hermano, siento una energía extraña cerca de nuestra hermana.

- ¿es algún demonio?-

- no tiene energía maligna, pero es extraño. No logro reconocerlo. Sirius hermano, ¿crees que debería ir al mundo humano? Por si nuestra hermana está en peligro.

- No es sencillo cruzar, no te será sencillo en tu condición. También tienes que recuperarte. Por ahora solo vamos a observar, y no le digas nada a padre. Acudiremos únicamente si nuestra hermana está en peligro.

- entiendo, no te preocupes. No haré nada que no deba, ya tenemos suficientes cosas de qué preocuparnos en la frontera con los demonios, no agregaré preocupaciones a nuestro padre. Además, nuestra hermana es la mejor-. Sonrió mientras veía a su hermana bebiendo.

- Madre estaría orgullosa de ella, y también de tí-, Sirius le tocó el hombro y sonrió antes de irse para acompañar a su padre.

****************

Al día siguiente, se podía escuchar mucho alboroto en las calles. Suibian despertó por el ruido, encontrando a Cixi en el suelo, dormida con varios frascos de vino al lado de ella. Estaba inmóvil, por un momento él se preocupó al ver a la humana desparramada en el suelo. Se acercó a ella y comprobó que estuviera bien y luego se sentó al lado de ella tocándole la cara con una pata...

- que desastre eres. Mírate, el pelo desordenado, y con olor a vino. ¿Acaso debiste hasta desmayarte?- él seguía empujando la cara de Cixi con su pata tratando de despertarla.

- humana tonta, ¡despierta!.... Ya ¡despierta de una vez!-, el cachorrito seguía empujando y gruñendo, porque en vez de hablar eran gruñidos los que le salían. Después de un rato se cansó, y decidió ir a averiguar lo que pasaba afuera a esas horas. Subió a un árbol adyacente al muro y pudo ver a muchos soldados que llegaban y parecía que alguien importante estaba llegando a la mansión, o quizás ya estuviera dentro de la misma.

En ese momento se acordó del padre de Cixi, era un general y quizás había regresado. En sus pensamientos solo había algo, y eso era despertar a la humana sea como sea. Se bajó del árbol y regresó dentro de la habitación donde se encontraba aún Cixi tirada en el suelo durmiendo.

Suibian se acercó a ella, volvió a empujarla con sus patitas e hizo ruido gruñendo, pero nada funcionaba.

- bien, supongo que no tengo otra opción. Que conste que es por tu propia culpa humana-, y seguidamente Suibian le mordió el brazo.

Cixi abrió los ojos, y se paró con tanta rapidez que cuando estaba parada, Suibian estaba colgado de su brazo, puesto que aún tenía sus colmillos en ella.

- pero, ¿qué demonios te pasa? Zorro malo, ¿cómo te atreves?-, y agarró al pequeño zorro, muy molesta por lo que él había hecho.