Todos amamos de distintas maneras.
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Capítulo 20
Después del pequeño intercambio de ideas con su amigo, Christopher llegó a su casa, se sentía agotado mentalmente y físicamente. Subió a su habitación y se tiró en su cama. No pudo evitar pensar ¿Y si su amigo tenía razón? ¿Y si solo terminaba lastimándola? No quería eso, no quería romper su corazón, pero todavía tenía tantas cosas que poner en orden, y sabía que lo mejor tal vez, era ir un poco más lento, arreglar la situación con Mar primero, porque a ella tampoco quería lastimarla, no era una mala chica.
Tomó su teléfono celular y llamó a Luna, necesitaba escucharla por unos momentos.
—Hola ¿Christopher? —La voz de Luna sonaba alegre. —Qué bueno que llamas necesitaba hablar contigo.
—Hola Luna. —Le hacía muy feliz escucharla. —No me digas que vas a cancerlarme.
—No, no es eso. —Ella sonó una pequeña risita, y él no pudo evitar pensar en lo tierna que sonaba. —Se que conoces a mi amiga, Camila, mi compañera en el café.
—Si ¿Qué sucede con ella?— Preguntó, aunque ya imaginaba de que se trataba.
—¿Puede ir conmigo está noche? Solo si no te molesta claro. —Luna prefería que su amiga la acompañara, así, iba a sentirse un poco más segura y tranquila.
—Claro, no hay problema —Respondió, algo distraído—. Que venga, no me molesta en absoluto.
—Genial, entonces, nos vemos ahí, no pases a buscarnos ¿sí? Es que mi padre prefiere llevarme hasta el lugar, lo siento.—Luna agregó la última parte con rapidez, casi como si quisiera cambiar de tema sin que él la interrumpiera.
Christopher no se sintió muy feliz con esto, pero, no podía hacer nada.
—Perfecto, nos vemos más tarde entonces.—Dijo con tono tranquilo, aunque con poco desilusionado, ya se había imaginado llegando con ella al lugar.
Luna colgó rápidamente, dejando a Christopher con una sensación extraña, era como si a él, le urgiera estar cerca de ella, como si su pecho se cerrara, como si estuviera olvidando como respirar. El pánico lo inundó, no quería necesitarla para vivir.
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La noche cayó rápidamente, y las dos amigas se prepararon. Aunque a Luna, no le gustaban las salidas sociales, se había prometido que iba a poder mantener cierto control sobre la situación. La idea de no estar sola la emocionaba, y sabía que Camila iba a ser de gran apoyo, pero también le causaba cierta inquietud todo, no podía mentir, era la primera vez que salía, y le asustaba un poco el hecho de no saber nada tenía que hacer o decir.
Llegaron al lugar cerca de la hora indicada, la música ya retumbaba en el interior de la casa, la puerta estaba abierta, y el sonido de risas y conversaciones se escapaban por los pasillos. Mientras avanzaban hacia el lugar, Luna se permitió un suspiro, tratando de calmar sus nervios.
Cuando entraron, la visión era exactamente lo que ella había imaginado: luces brillantes, personas riendo, copas en las manos, y un aire de despreocupación en el que todo parecía posible. Camila, que ya tenía más experiencia en el tema, se adelantó rápidamente, entablando conversación con un grupo que ya estaba rodeando la mesa de bebidas, entonces Luna supo que, mientras imitara a su amiga, todo tenia que salir bien.
Sin embargo, quiso quedarse atrás por un momento, buscando con la mirada a Christopher, hasta que finalmente lo vio, en el centro de un círculo de chicos y chicas, hablando animadamente con todos los que pasaban cerca de él y lo saludaban.
Se armó de valor, y se acercó un poco más a él, quería que la notara.
—¡Luna! —Gritó su nombre, sonriendo de manera muy sexy, como siempre lo hacía.—Qué bueno que llegaste, te estaba esperando. —Se acercó más a él y Christopher continúo hablando. —Ella es Luna, algunos ya la conocen, otros no, pero es mi amiga, así que, sean amables por favor.
Los amigos de Christopher sonrieron, algunos levantando la copa en su dirección, pero Luna no pudo evitar sentir que su pecho se apretaba con dolor. Él la había presentado como una amiga, como una simple amiga más del montón, y no pudo evitar pensar que tal vez, realmente era asi como él la veía.
Su corazón se partió un poco justo en ese momento. Trató de sonreír, como pudo y de la mejor manera posible, pero la sensación de vacío comenzó a llenarla. Tomó un vaso de lo que parecía una mezcla de vodka con jugo que le ofreció la primera persona que pasó a su lado, y sin pensarlo mucho, lo bebió de un solo trago. No era su estilo, pero había escuchado que así se curaban los corazones heridos.
A lo largo de la noche, Luna notó que Christopher, trataba siempre de poner una distancia entre los dos. Cuando se acercaba a él, la saludaba como a todos los demás, pero nunca había algo más allá, ni una sonrisa más grande, ni una mirada más profunda, nada que sugiriera que para él, ella era distinta a todos los presentes.
Esa falta de atención, esa constante reafirmación de su "amistad", comenzó a calar hondo en Luna. Cada vez que veía cómo Christopher se reía con otra chica, o cómo hablaba con todos sin siquiera mencionarla, algo dentro de ella se rompía un poco más.
Camila, la miró de reojo varias veces, porque sabía lo que pasaba por la mente de Luna, y no quería verla mal por él, así que, la animó a unirse a ella, para bailar juntas, y Luna lo hizo. Necesitaba distraerse, no podía quedarse allí, esperando algo que nunca iba a llegar.
Bailo, se movió al ritmo de la música, dejó que la adrenalina la invadiera, pero lo único que notaba era el dolor en su pecho. Tomó más alcohol, otro vaso, y otro. Se dió cuenta de que ya no estaba bailando, solo se dejaba llevar por el ruido, la música, el calor del alcohol. Perdió la cuenta de cuantas copas había tomado, y comenzó a sentirse ligera, como si todo su cuerpo estuviera flotando. Pero, aun así, cuando parecía no tener control de más nada, en lo más profundo de su ser, no podía evitar pensar en Christopher ¿Por qué la veía solo como una amiga? ¿Acaso no había algo más? El alcohol la empujaba hacia una espiral peligrosa, donde las emociones ya no podían ser controladas.
En un pequeño momento cargado de valentía, bebió todo el alcohol que quedaba en su vaso, y se acercó a él una vez más, y esta vez, sin pensar, soltó todo lo que le estaba molestando.
—Christopher... —Sus palabras se arrastraron con dificultad—. ¿Por qué me tratas como tú amiga? ¿A caso te doy vergüenza? ¿O estás jugando conmigo?
Christopher la miró fijamente, un leve rubor se apoderó de sus mejillas, era la primera vez que le pasaba a él, y no a Luna.
—Luna, ven.—Christopher tomó su mano, y comenzó a tirar de ella.
vale la pena esperar muy buena novela