Sebastián, un gran mercenario y mano derecha del hombre más temido del país, termina siendo asesinado por azares del destino o quizás por su propia voluntad. Por los daños causados a otras personas deberá redimirse para tener la oportunidad de reencarnar en el cuerpo de alguien más, para eso tendrá que vivir la vida de otra persona.
¿Podrá hacerlo?
¿Qué tan difícil será adaptarse a su nueva vida?
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Prometidos
—Comandante Suar, ¿usted vive aquí?— preguntó de manera seria y fría, después de haber salido de dónde se encontraba la familia real.
—Si alteza—
—Necesito un lugar donde quedarme y no me den órdenes, ¿podemos quedarnos con usted durante algún tiempo mientras decido que hacer?— con algo de vergüenza, volvió a preguntar.
Alana no quería verse humillada frente a su madre y hermanos falsos, por esa razón buscaría apoyo en donde menos debía. Muy en el fondo sabía que era incorrecto, aún así, su corazón de alguna manera se encontraba tranquilo y feliz.
—Para mi sería un honor—
La felicidad no le cabía en el cuerpo al pobre hombre, estaba que echaba chispas por los ojos y tuvo que contenerse para no gritar. Los generales que aún estaban ahí, solo se rieron en silencio, no podían creer la desfachatez del comandante al fijarse en la princesa recién llegada, pero al final no le daban mucha importancia, pues Alana ya había sido mancillada según ellos, era madre soltera, esposa de un enemigo y también estaban seguros que el comandante la había utilizado para sus planes, ya que conocían su manera de trabajar, incluso Alana siendo una princesa mujer, había cosas que ni siquiera ella podría pasar por alto.
—Entonces vámonos en el mismo carruaje que vinimos— propuso
—Primero debemos pedir el permiso de su majestad, aunque usted sea la princesa, el sigue siendo el emperador— con algo de preocupación por la reacción de la mujer, habló
—Está bien comandante, confío en su buen juicio, además asumo que ustedes ya se conocían— salió solo para ayudar a Alana, pues aún tenía que seguir hablando con su familia.
Lo dicho por el emperador, le aclaró todo a Alana, si es que aún existía alguna duda, ella no podía negarlo más.
Salieron del palacio y se dirigieron al norte, que era donde el comandante tenía su humilde casa. Pasaron alrededor de dos horas y por fin llegaron a una gigantesca mansión, era un lugar hermoso.
—Bienvenida alteza—
Prestaba su mano para que Alana pudiera bajar del carruaje, lo mismo hizo con Sara y al final se dirigieron a la entrada principal.
—Bienvenido mi señor, no sabíamos que llegaría hoy, pero me alegro poder estar aquí para recibirlo—
Una mujer de cabellos verdes, ojos negros y una piel hermosa, los recibía en la entrada. Esto le sorprendió a Alana y muy en el fondo de su corazón, sintió un leve dolor. Aquella chica no pudo reconocerla, pues llevaba de nuevo su capa.
—Señorita Martha, ¿qué hace en mi casa?— confundido preguntó
—Mis disculpas mi lord, la señorita Solt ha venido desde que el emperador, anunció su compromiso— informaba el mayordomo
—No se de qué están hablando, sin embargo lo aclararé con su majestad en cuanto lo vea, ahora le voy a pedir que se vaya y no vuelva a venir sin previa invitación—
Sus palabras eran claras y la chica se sintió muy mal hasta el punto de querer llorar.
—Gael, preparen dos habitaciones para mis invitadas, fue el mismo emperador quién pidió que se quedaran aquí—
Sin darle más importancia a Martha, Nerón dejó que Alana y Sara entraran a la casa, dejando a la tercera mujer afuera del lugar.
—Mi señor, al menos permita que me quede esta noche, corro peligro al andar sola a estás horas y pronto seré su esposa— se quejaba con la voz chillona
—Señorita Solt, no fue invitada a mi hogar, es su responsabilidad el como regresará, además yo no estaba enterado de nada, hablaré este tema con su majestad, tomando en cuenta las atribuciones que usted se ha tomado—
Y con esto cerró la puerta, dejando a aquella mujer sola. Por supuesto, el mismo cochero que la había traído iría por ella, pues era mal visto pasar una noche fuera de la casa de sus padres sin estar casada.
—«¿Quiénes serán esas malditas mujeres? Sea como sea, mi padre se podrá encargar de ellas»— en su tonta cabeza, estaba creando un plan para poder deshacerse de personas que ni siquiera había conocido.
Las habitaciones pronto estuvieron listas y Alana por fin pudo descansar. Entre ella y Sara se harían cargo de los bebés, su desconfianza llegaba hasta ese punto.
—Sara, pronto buscaré a alguien que sea digno de mi confianza para que nos ayude con el cuidado de estos pequeños, por ahora lo siento, tendrás que seguir trabajando demás—
El rostro de la chica se mostró lloroso, jamás se habían disculpado con ella y mucho menos le habían dicho que no trabajaría tanto.
—Majestad, estoy a su servicio y eso me hace muy feliz, además el que confíe en mí, me convierte en la persona más dichosa del mundo. Al contrario, debo darle las gracias por haber pensado en mi y traerme con usted—
Algo que pensaba muy seguido Alana, era la posibilidad de que aquella chiquilla de veinte años, tuviera familia y ella así sin más la separó de ellos, llevándola a otro lugar, un imperio diferente, con personas que no conoce.
—Para mi eres alguien importante, la persona en la que más confío— decía, mientras acariciaba el cabello de la chiquilla.
La primera guardia la haría Alana, así que se quedó aún lado de la cuna de los bebés, solo podía contemplarlos dormir, esa simple imagen le daba paz a su alma, llenaba de felicidad a su corazón.
El comandante, mientras, estaba informando a todo el personal que Alana era una persona muy importante para la familia real, pero antes de presentarla formalmente, tenían que aclarar algunas cosas, entonces exigió que trataran a sus invitadas con todo el respeto que se merecían.
Las horas pasaron y pronto dieron alrededor de las dos de la mañana, a Sara y Alana solo les habían dado de merendar y después se les ocurrió decir que no tenían hambre, fue por eso que cuando Sara despertó para cuidar a los bebés, Alana aprovechó para ir a la cocina y buscar algo para comer, no pensaba aguantarse hasta el amanecer.
Si no les gusta pasen a otra novela y no jordán a los demás y si tan incas son aún sus propias novelas 🤷 🙄