Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
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Capitulo 20
El sol comenzaba a ponerse cuando regresé al apartamento llegando a mi habitación, un lugar que se había convertido en mi hogar desde el día anterior que me había casado con Massimo vitale. Abriendo la puerta, un aroma familiar y suave me recibió. Las luces cálidas del atardecer bañaban la habitación, creando sombras que danzaban en las paredes. Sobre la cama, algo inesperado captó mi atención: un vestido Rojo deslumbrante, perfectamente colocado, como si alguien lo hubiera dejado con mucho cuidado y devoción.
Me acerqué, tocando la tela suave con la punta de los dedos. Junto al vestido, una nota estaba estratégicamente colocada. La abrí con curiosidad, y una sonrisa ladina se dibujó en mis labios al leerla.
"Scarlett, quiero verte lucir este vestido esta noche. M.V."
Massimo. Solo él sería capaz de elegir un vestido así, uno que combinara elegancia con una sensualidad arrebatadora. Al sostenerlo contra mi cuerpo, pude imaginar cómo se ajustaría a mis curvas, destacando mis caderas, mis largas piernas y todo lo que él sabía que atraería todas las miradas en la fiesta de esta noche.
Aunque la idea de ver su reacción al verme en este vestido era tentadora, mis planes habían cambiado. Tenía una agenda propia, y parte de esa agenda implicaba mantener a Massimo Vitale en la oscuridad por un poco más de tiempo. Había aprendido a ser paciente en mis planes, y esta noche, ese vestido sería mi armadura.
El tiempo pasó rápidamente mientras me preparaba para la noche. Mi estilista había hecho un trabajo impecable con mi cabello, recogido en un moño elegante, dejando algunos mechones sueltos para enmarcar mi rostro. Mis labios, pintados de un rojo profundo, eran un acompañamiento audaz que le daba mayor sensualidad al vestido. Cada detalle estaba cuidadosamente pensado para proyectar una imagen de poder y control.
Finalmente, cuando me miré en el espejo, vi a una mujer transformada. No era la misma Scarlett que había sido humillada y manipulada por la familia Vitale. Ahora, era una mujer que había aprendido a jugar el juego, y que estaba dispuesta a ganar, sin importar el costo.
Al llegar al lugar de la fiesta, pude sentir la energía de la élite de Milán vibrando en el aire. La celebración estaba en pleno apogeo, con los hombres más influyentes y las mujeres más poderosas reunidos en un solo lugar. Sin embargo, algo cambió cuando crucé el umbral. Los camarógrafos, que hasta entonces habían estado ocupados capturando a otros invitados, dirigieron sus lentes hacia mí como si hubieran encontrado a su musa.
La primera ráfaga de flashes fue cegadora, pero no permití que me afectara. Avancé con la cabeza alta, mis tacones resonando contra el mármol del piso. Los murmullos comenzaron a llenar la sala mientras las miradas se volvían hacia mí, siguiendo cada uno de mis movimientos. Podía sentir la admiración y la envidia palpables en el aire, especialmente de las mujeres, cuyas miradas eran dagas envenenadas. Era el efecto que quería causar.
El vestido rojo que Massimo me había dejado sobre la cama cumplía su promesa. Se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, resaltando cada curva de manera que solo un diseño de alta costura podía hacerlo. Sabía que las mujeres en la sala estaban deseando tener ese vestido en sus propios armarios, pero era único. No solo por su diseño, sino por lo que representaba.
—¿Quién es ella? —escuché a una de las invitadas susurrar, su voz apenas un murmullo entre la multitud.
—Es Scarlett Donovan —respondió otra con un tono de reverencia. —La ex prometida de Gianluca Vitale. Pero... algo ha cambiado en ella. También es hija de los difuntos Donovan.
Dejé que sus comentarios se desvanecieran mientras avanzaba hacia el centro del salón. No era solo el vestido lo que atraía las miradas, sino la confianza con la que lo llevaba. No era la misma mujer que había soportado las humillaciones de la familia Vitale. Ahora, era una fuerza a tener en cuenta.
Fue entonces cuando noté a la familia Vitale, reunida en un rincón del salón. Deborah, la madre de Gianluca, estaba hablando con su suegra, la abuela de Gianluca, cuando me vio. Sus ojos se estrecharon, su expresión endurecida en una mezcla de sorpresa y disgusto.
Deborah fue la primera en acercarse, arrastrando a la anciana con ella. Había furia en sus ojos, y sabía exactamente por qué.
—Scarlett —escupió Deborah, su tono gélido. —No esperaba verte aquí, y mucho menos vestida así.
—Deborah, señora Vitale —respondí con una sonrisa tan afilada como una navaja. —Es un placer verlas también. Aunque... por sus expresiones, parece que no es mutuo.
La abuela de Gianluca, con su habitual desprecio, se inclinó hacia adelante, su voz baja pero cargada de veneno.
—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso has venido a intentar arruinar a Gianluca nuevamente? —preguntó, dejando clara su opinión sobre mí.
—¿Arruinarlo? —me reí suavemente, disfrutando del desconcierto que causaba en ellas. —Oh, no, señoras. Solo estoy aquí para disfrutar de la noche. Pero si mi presencia las incomoda... bueno, eso es algo que tendrán que manejar ustedes mismas.
Deborah dio un paso más cerca, su rostro casi pegado al mío.
—No te equivoques, Scarlett. No eres bienvenida aquí. Si crees que puedes volver y hacer lo que quieras, estás muy equivocada.
—¿Hacer lo que quiera? —incliné la cabeza, simulando una expresión pensativa. —Bueno, para ser sincera, sí, puedo hacer lo que quiera. Y si eso significa caminar por esta fiesta con la cabeza en alto, siendo la mujer que soy ahora, entonces eso es exactamente lo que haré.
Vi cómo las manos de Deborah se tensaban, sus uñas casi clavándose en las palmas. Pero antes de que pudiera replicar, un susurro urgente de la multitud atrajo nuestra atención.
Gianluca Vitale, con su porte altivo, había entrado en la conversación. Sus ojos recorrieron mi figura, y por un momento, vi algo que no había esperado: deseo. Pero eso cambió rápidamente cuando su mirada se posó en el vestido que llevaba. El reconocimiento se extendió por su rostro, seguido de una palidez repentina.
—Ese vestido... —murmuró, sus palabras casi ahogadas por la incredulidad.
Lo observé detenidamente, disfrutando de su desconcierto. Sabía exactamente lo que estaba pensando, porque ese vestido no era cualquier prenda. Era un símbolo, una declaración de poder. Y Gianluca lo sabía mejor que nadie.
—Veo que has notado mi vestido, Gianluca —dije con una voz dulce, dejando que mis palabras colgaran en el aire. —¿No es precioso?
Su mandíbula se tensó, y por un momento, pensé que no respondería. Pero finalmente, sus palabras salieron como un susurro.
—Ese vestido... solo una persona podría habértelo dado.
Una sonrisa se deslizó por mis labios mientras me inclinaba ligeramente hacia él.
—Así es. Massimo Vitale, tu querido tío.
El silencio que siguió a mis palabras fue casi tangible. Podía sentir la tensión en el aire, el desconcierto de Deborah y la furia de la abuela de Gianluca. No era la revelación que habían esperado, y ciertamente no era el resultado que deseaban.
—Massimo... —murmuró Gianluca, sin poder ocultar la amargura en su voz.
Me enderecé, disfrutando de la pequeña victoria que acababa de obtener. Sabía que esto no era el final, sino solo el comienzo de lo que vendría. Pero por ahora, había logrado exactamente lo que quería: desestabilizar a la familia Vitale, y dejar claro que no sería una víctima más en su juego.
Con un último vistazo a las expresiones atónitas de los Vitale, me alejé de ellos, sintiendo las miradas en mi espalda mientras caminaba. Esta noche ha sido solo una probada de lo que les esperaba. Y estaba ansiosa por ver cómo reaccionarían cuando todo finalmente se desenredara.
El juego había comenzado, y esta vez, las cartas estaban a mi favor.
La noche apenas iniciaba y ya me encontraba emocionada por lo que vendría. Esto solo era el comienzo de la velada.
pero me engañaste jajajajaja
Eres super /Rose/