Aiden ha reencarnado en un mundo donde quienes dominan son los alfas y quienes son despreciados son los omegas. Ahora él es un pequeño omega obligado a vivir bajo las sombras debido a la familia del alfa que abusó de él y por consecuencia tuvo un hijo de este, quien recibe crueles tratamientos debido a la falta de feromonas de su padre.
Pero ahora, con este nuevo Aiden, todo cambia, moviendo sus piezas a su favor, logra llevarse a su hijo lejos de esa familia y en busca de crear una medicina que pueda salvar a su hijo, se verá en la mira de personas peligrosas que buscan acabar con su medicina experimental, pero recibirá la ayuda de quien menos esperaba, Barett Durov, el padre de su hijo.
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Capítulo 16
Luego de terminar sus asuntos, el alfa se dirigió al baño para tomar una ducha como de costumbre.
Sin prestar atención a la persona en la cama, Barett salió de la ducha, se vistió pulcramente y salió de la habitación de hotel, este tipo de actos eran recurrentes, se ocupaba de saciar sus necesidades y se iba de inmediato.
Era más bien una forma de liberar sus feromonas; más que hacerlo por placer se trataba de algo necesario para él.
"Aquí tiene Señor", en cuanto Barett salió del hotel, su asistente personal le entregó los documentos firmados que contenían el acuerdo con Aiden.
Esta era la primera vez que veía el nombre de Aiden, no conocía a la persona con la que tuvo ese incidente aquella noche, Aiden Allen.
Después de una simple vista, cerró los documentos y subió al auto.
Barett vivía en una gran mansión rodeada de vegetación y grandes árboles como si se tratase de un gran bosque, con un hermoso jardín al frente, una bonita cascada ubicada detrás de la casa y un helipuerto personal.
Con una gran vigilancia, la casa tenía todo lo necesario para vivir cómodamente sin necesidad de preocuparse por la seguridad.
Al ser un hombre importante, Barett requería de gran seguridad y la mansión estaba muy bien equipada.
Tan pronto como llegó, fue recibido por sus tres canes, tres grandes dóberman negros vinieron corriendo por el jardín emocionados por ver a su dueño.
Barett los había criado desde muy pequeños, solo los cuatro habitaban la casa.
"Volvamos a la casa", junto con sus tres perros, Barett caminó hacia la entrada de la mansión.
Aún tenía los documentos en su mano, entró a la gran biblioteca y los guardó en el cajón de uno de los muebles sin cuidado.
Tenía la cena ya preparada por el chef, Barett preparó la comida para sus tres perros y luego fue a cenar solo en la gran mesa del comedor.
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Aiden llegó a la casa con una pequeña mascota en brazos.
Uno de sus colegas del centro de investigación estaba dando en adopción varios cachorros, Aiden pensó que sería bueno para su hijo tener una mascota, sería de gran ayuda para él, así que trajo uno consigo a casa.
"Te presento a mi hijo, cuídalo y juega con él, ¿de acuerdo?", Aiden puso a la pequeña cachorrita sobre la alfombra donde se encontraba sentado el pequeño Isaac.
Isaac dejó de lado los juguetes con los que se entretenía y miró con curiosidad a la cachorrita.
Ambos se quedaron quietos mirándose por un momento, cuando la cachorrita empezó a mover la cola con entusiasmo, se acercó al pequeño Isaac y se acurrucó a su lado.
El pequeño Isaac comenzó a reír al ver al extraño ser y la tocó con cuidado, al sentir el movimiento de la cachorrita en sus manos, Isaac rio con más fuerza.
"Parece que se llevarán bien", dijo Michael observando la bonita escena.
Michael aún se encargaba de cuidar de Isaac mientras Aiden trabajaba, era más cómodo estar en esta casa y tenía la libertad de salir de compras y de paseo cuando tenía el tiempo libre.
Aiden asintió ante las palabras de Michael, sacó el nuevo teléfono celular que había comprado y tomó varias fotos de su hijo jugando con la cachorrita, la galería de su celular estaba repleta de las fotos de su hijo.
"¿Cómo debería llamarse?", preguntó Michael mirando a la cachorrita.
"Ya tiene un nombre, Girlboss", respondió Aiden con una sonrisa.
Era la más pequeña de la manada, pero también la más fuerte e inteligente, una Chihuahua con mucha valentía, Girlboss, Aiden decidió que ese era un nombre adecuado para ella.
Con los nuevos tratamientos que preparó para su hijo, Isaac se encontraba un poco mejor, el desintoxicante funcionó bien, solo hacía falta preparar el medicamento con la feromona de Aiden, lo que tenía que aplicarse mediante una inyección, esa era la única manera en que el medicamento podía reaccionar con rapidez en el cuerpo.
Pero la inyección solo se aplicaría una vez cada cinco meses hasta que el cuerpo del niño se recupere por completo.
La misma naturaleza te ofrecía varias alternativas para tratar estos casos desde tiempos pasados, para Aiden era un juego de niños mezclar sustancias en el laboratorio, tenía pleno conocimiento de cada uno de los componentes de los diferentes medicamentos, en este mundo los medicamentos no eran diferentes a los de su vida pasada.
Solo tenía que enfocarse más en las feromonas, lo que era nuevo para él, en cuanto más avanzaba en su investigación, más comprendía del tema.
No era muy diferente a la investigación que lo llevó a la muerte en su anterior vida, estos nuevos seres omega y alfa venían de una evolución parecida a los animales, mezcla de sangre animal y humana.
Los Alfas eran como grandes lobos, territoriales, marcando con sus feromonas a lo que creen suyo.
Tanto como los osos, tigres y otros cánidos, eran muy similares a esos animales carnívoros.
Mientras que los omegas eran como pequeños animales herbívoros indefensos, presas fáciles para esos depredadores.
Pero todos eran parte de un mismo mundo, necesarios e importantes para que este mundo funcione.
Para estudiar más la glándula de un omega, Aiden necesitaba de un cuerpo para realizar una autopsia.
Sin embargo, no era fácil conseguir a alguien que estuviera dispuesto a dejar que tocasen a un familiar que ya había pasado a otra vida, y los cuerpos que no eran reconocidos, eran controlados por el gobierno.
Además, Aiden ya tenía problemas con el centro de investigación al tomar documentos que no estaban permitidos.
Lo importante era nunca perder las esperanzas, todo podía cambiar.
Aiden llegó al centro de investigación muy temprano y había una mujer de mediana edad esperándolo afuera.
"¿Es usted el doctor Aiden Allen?", preguntó con timidez.
"Sí, ¿hay algo en lo que le pueda ayudar?", preguntó Aiden con amabilidad.
La mujer se limpió las lágrimas que empezaron a caer y se dirigió a Aiden.
"... Mi hijo soñaba con convertirse en alguien que pudiera ayudar a las personas, ... ya no puede hacerlo, sus sueños fueron interrumpidos por la muerte, pero usted puede hacer que él los cumpla, es lo que él hubiera querido", dijo la mujer con lágrimas cayendo por su rostro.
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