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La Odisea De Una Flor Perdida

La Odisea De Una Flor Perdida

Status: Terminada
Genre:Aventura / Viaje a un mundo de fantasía / Sci-Fi / Sirena / Amor eterno / Piratas / Completas
Popularitas:79
Nilai: 5
nombre de autor: Powder34

Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.

Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.

¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?

NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo #9: Monstruo de la Cueva

De la oscuridad salió disparada una inmensa roca que nos dejó sin salida, y de aquella oscuridad salió una inmensa bestia con un solo ojo. Su apariencia era más escalofriante que la de un cíclope normal, no… No se parecía en nada a un cíclope como el que normalmente veíamos en películas o libros.

Los cíclopes de Elfer eran peores, más bruscos, más salvajes, eran demonios sacados del mismísimo infierno. Ese demonio de un solo ojo era… Polifemo, uno de los tantos hijos del dios que nos había lanzado a esta isla.

—¿Quién se atreve a tocar mi comida?

Todos quedamos totalmente paralizados al ver a semejante monstruo frente a nosotros.

—¿Quiénes son ustedes? ¿Qué hacen en mi cueva? ¿Y por qué han matado… a mi comida? —gruñó—

—Ahm, no, esto debe ser un malentendido, nosotros solo somos simples viajeros

—¿Malentendido?, Hmf, han matado a uno de los míos y si me quitan algo entonces yo les quitaré algo a ustedes, sus vidas reemplazara lo que me robaron

—Que tal si nosotros te damos algo más que no sea nuestras vidas, así evitaremos pelear y estaremos en paz

—Capitán, ¿Qué le daremos? No tendremos nada que darle —preguntó Euríloco—.

—Capitán, ¿cuál es el plan? —añadió Polites agarrando la empuñadura de su espada—.

—Por la Paz entre nosotros, te brindaremos el mejor vino de Elfer, y te lo ofrezco como ofrenda —volteé a verlos—. Por favor, Polites, chicos, ¡Denle el barril de vino a este buen hombre!

Los soldados a mi cargo le entregaron el vino a Polifemo para evitar el derramamiento de sangre, solo que para dicho monstruo, no era una ofrenda de paz. Cuando Polifemo bebió el vino sin notar las flores de loto, se acercó a mí para verme con más detenimiento. Su ojo era tan grande que triplicaba mi tamaño, era aterrador y asqueroso.

—¿Cuál… es tu nombre? Quisiera recordar el nombre del que me brindó este buen vino

—Mi nombre… Mi nombre es Nadie

—Nadie… Tú… Vivirás… Pero —con su inmenso ojo volteó a ver a los demás—. Tus seiscientos amigos morirán, eso es lo que has ganado con tu miserable ofrenda

—¿Qué?

—¡Capitán! —gritaron Roxy y Erik mientras sus voces se mezclaban con el rugir de Polifemo—.

—Ggh —desenfundé mi espada—. ¡¡No dejen que los mate!! ¡¡Y ataquen!! —les ordené—.

Algunos dudaron, temblaron y se quedaron quietos pero la gran parte de los soldados no dudaron en seguir mis órdenes. Sabía que solo éramos hormigas para semejante monstruo, pero si atacabamos en lugares específicos tendríamos oportunidad de derrotarlo.

—¡¡Ataquen a sus pies!! ¡¡Ya!!

Guié a todos los soldados para que atacaran a sus pies con tal de debilitarlo, los seiscientos atacamos a sus pies de manera coordinada, logrando hacerle tambalear. Sin embargo, cuando creíamos que podíamos hacerlo, él sacó un garrote del oscuro rincón de donde salió.

—¡¡No se detengan!! —gritó Polites corriendo hacia el monstruo—.

—¿Qué? —Roxy fue la primera en ver el garrote en las manos de Polifemo—. ¡¡Espera!! ¡¡Poli…!!

Solo que fue demasiado tarde, el retumbar de su garrote golpeando al duro suelo, el sonido de los huesos de nuestros hombres rompiéndose, el polvo con olor a sangre envolvió la cueva, haciendo que cada uno de nosotros tuviera los pies en la tierra y recordándonos que solo éramos hormigas para Polifemo.

—¡¡Capitán!! —gritó Roxy con la esperanza de que tuviera un plan—.

Ver semejante masacre frente a mí, me hizo quedar paralizado del miedo, sabía que debía luchar, aún así mi cuerpo me imploraba huir, me gritaba correr mientras los soldados a mi cargo estaban siendo aplastados como hormigas.

—¡¡Capitán!! —gritaron Erik y Roxy intentando hacerme reaccionar—.

—¡Capitán! ¡¡¿Cuáles son sus orde…?!! —imploró un soldado antes de ser aplastado por el garrote de Polifemo—

Mi visión se tornó borrosa, mis manos no dejaban de temblar, mi respiración se agitó, mi corazón latía más fuerte tanto que dolía y lo único que era capaz de ver aparte de la muerte, era una gigantesca piedra afilada que estaba en lo alto de la cueva, aún con mi visión borrosa fui capaz de ver cómo cada golpe de su garrote generaba grietas en ella.

—¡¡Capitán!!

Creía que íbamos a morir todos ahí, hasta que el efecto del loto hizo que Polifemo cayera al suelo inconsciente. Los sobrevivientes me rodearon esperando indicaciones de su capitán.

Volteé a ver a mis compañeros, ver sus rostros horrorizados y esperando que les diera una solución. En ese momento no era solo un hombre, sino que era su esperanza para escapar, su capitán y no podía fallarles mostrando debilidad.

—Rápido… —respiré hondo para recuperar el valor—. ¡Rápido! —grité para después apuntar a la inmensa piedra puntiaguda con mi espada—. Todos reúnanse y preparen todo para quitarle su maldito ojo, ¡¡Ya!! El efecto del loto no es para siempre

Nos organizamos para tirar de la piedra con un par de cuerdas, mis hombres usaron sus arcos y sus flechas para sujetar con fuerza lo que sería nuestra única forma de escapar. Con la fuerza unida de los hombres que habíamos sobrevivido y con mi gritó: “¡¡Tiren con toda su fuerza!!”, logramos hacerla caer directo al ojo de Polifemo.

—¡¡Todos escóndanse!! ¡¡Ya!! —ordené con toda la fuerza de mi voz—.

Alcanzamos a escondernos entre la comida, mientras que el gritó de la bestia al perder el ojo hizo temblar toda la cueva, creando una pequeña fisura que daba al exterior.

—Hay que irnos, ra… —detuve a Erik antes de que saliera de su escondite—.

—Espera, aún no

—Pero Capitán…

Polifemo llorando se acercó a la oscuridad de la cueva implorando ayuda, cientos de ojos mucho más grandes que los de él se asomaron, respondiendo a su llamado.

—¿Qué? ¿Hay más de esas cosas? —susurró Roxy aterrada al ver a los otros cíclopes de la cueva—.

—Por favor, ayúdenme, ayúdenme —sollozó de rodillas—.

—¿Quién te hirió? ¡¿Quién?! —dijeron molestos observando los alrededores con sus inmensos ojos—.

—Fue… Fue nadie ¡Nadie me hirió!

—Tsh, si nadie te hirió, entonces cállate y deja de llorar

—¡Esperen! ¡No se vayan! ¡Nadie me hirió! ¡Por favor! ¡Acaben con nadie!

Los otros cíclopes lo ignoraron y regresaron a la oscuridad de su cueva, dejando a Polifemo solo. Justo en ese momento la voz de mi mentora resonó en mi cabeza, dándome una orden clara:

“¡Debes matarlo ahora!, no debes tener piedad con él”

—No… nadie más morirá —susurré—. ¡Todos agarren toda la comida que puedan y vámonos de aquí!

Aprovechamos que estaba solo y sin su visión para huir de la cueva con comida. No obstante antes de irnos…

—¡¡Capitán!! Agh, ¡¡Stan!! ¡Espera! —exclamó Roxy asustada mientras corría detrás de mí—.

—Stan… —susurró con una gran sonrisa en el rostro—.

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