X-21

En la noche...

San Hidalgo...

Romualdo Turrubiates sentado en el sofa más grande de la sala se acerca la empleada de limpieza con una charola y en ella una taza de café. La deja en la mesa y se retira, este lo toma; viene Felipe del despacho para acercarse a este.

—cree que con lo que hizo, ese joven haga bien las cosas?—pregunta Felipe.

—tiene que hacerlo, esta de por medio la vida de Juan Daniel, así que por su bienestar tiene que ser más cuidadoso.—le toma al café.

Felipe se sienta en otro de los sofás y lo mira:

—¿Porque sigue confiando en que esta vez lo hará bien?

Romualdo se gira hacia este:

—lo que acaba de pasar me hizo darme cuenta que la única manera en la Samuel hace las cosas bien es con órdenes de alguien más, siempre se a manejado así. El hecho de haberle dado plena libertad en esto, hizo que cometiera estupideces, el pensar que su trabajo se debe de llevar a la ligera, lo llevo a malas consecuencias. Espero que la lección que se acaba de llevar le sirva de algo. Esa es la única manera en la que el es efectivo. Así que, respondiendo a tu pregunta, yo no confío en el, pero en mi si, y tengo la plena seguridad de que las cosas saldrán a mi favor porque soy yo quien le está dando las órdenes con punto y coma, y eso es lo que basta y sobra para que nada me salga mal.

—Usted es alguien muy seguro de si mismo señor.—reafirma.

—en esta vida tu unico aliado eres tu mismo, esa es la única manera para llegar a tus objetivos.

Felipe al escucharlo decir eso se forma en el una sonrisa orgullosa.

—ya no debe de tardar en llegar Alberto y esa joven.—lo dice con cierta molestia.

—le molesta, no es así?—insinúa.

—ese hombre siempre termina por hacer lo que se le pega la gana.

—señor, siempre tuve curiosidad en esto pero... ¿Porque no asistio a su boda que tanto le reprocha del Rio?

—pretendes interrogarme —le toma al café.—te contaré la verdad de ese matrimonio.

—¿La verdad?—confundido.

—no creerás que Alberto se caso por amor?—insinúa.

Felipe aun más confundido:

—se supone que las parejas se casan por amor.—Romualdo suelta una carcajada que deja a Felipe aun más confundido por su reacción.

Este deja la taza en la.mesa de centro calmando su risa, se limpia los ojos y le responde:

—el unico amor de Alberto es el dinero y nada más. Esa boda fue un negocio que tuvo que hacer porque empezó a perder clientes ya que sospechaban que era homosexual, y en estos tiempos donde la sociedad te juzga por cualquier cosa, el haria lo imposible para recuperar sus clientes, y su dinero.—volviendo a su misma actitud.

Felipe empieza a recordar:

—recuerdo como este le platicaba que varios de sus clientes ya no querian hacer negocios con el, y que los rumores lo llamaban "mariquita".

—el no es el tipo al que le gusta causar escándalo, es de ahi que lo llaman "el sigiloso", siempre se maneja cauteloso con cada movimiento y el que el este causando revuelo, se hcieron presentes dos cosas que el más odia en este mundo, y para callarles la boca se tuvo que conseguir esposa.

—y ella lo sabe?

—hay algo detrás de esto, ninguno de los dos siente algo por el otro, esa joven fue un trueque que hizo con sus padres.—Felipe impresionado.—¿Un trueque?—pregunta.

—sus padres prefirieron salvar su casa sin importarle su hija. Dos señores que estando a punto de perder lo único que les quedaba, no tuvieron opción , se les presentó la oportunidad, a ambas partes les beneficiaba y aceptaron sin pensarlo.—responde.

—no puedo creer que haya padres así.—Perplejo.

—así es la gente, solo piensa en su propio interés. Por eso no quize ir a su boda, me parecía algo muy hipócrita y sinico andar presenciando algo así, el hecho de haber visto como este la presentaba ante sus compradores con tal de quitarse esos rumores, que bueno si le funcionó, comenzó a recuperar sus clientes ganando más. Realmente fue una buena jugada por su parte.

En eso tocan la puerta, ambos voltean y sale la empleada para abrir...

San Lorenzo...

Estando dentro de la casa Benavides asombrado al ver tantas coronas en el alrededor de esta:

—Su esposo debió de ser alguien muy querido en el pueblo?.—le pregunta a Sofia quien se dirigia a la sala caminado despacio con la mano en su herida.

se detiene y voltea hacia Benavides para responderle:

—mi esposo era una persona muy bondadosa con los demas, no le temblaba la mano para ayudar a quien necesitara.—notando su orgullo en esta.

—¡la gente del pueblo lo estimaba mucho, siempre estaba a favor de las personas más necesarias, hacia más que el propio comisaríado de aquí!—interviene Cassandra acercándose a la sala; Benavides voltea hacia esta al escucharla.

Esta se acerca a saludar al oficial y estrecharse:

—buenas noches oficial.—menciona con una sonrisa y este solo asienta.

Detrás de esta venía corriendo Rodrigo viniendo de un cuarto de la casa.

—¡Trajeron más coronas!—asombrado.—¡Yo me encargo de acomodarlas muy bonito para mi padre!—exalta.

—yo te ayudo a llevarlas mi niño.—menciona Cassandra quién se acerca a una de las coronas para levantarla cuando alguien la toma por ella; está voltea y mira que se trataba de Benavides quien le dice:

—no puede levantar cosas pesadas en su estado.—firme.

—ahh, no se preocupe no están tan pesadas.—algo nerviosa.

—le ayudo a llevarlas.—Sofia quien los observa se cruza de brazos e inclina su cabeza.

—¡No tiene porqué hacerlo, yo me encargare de llevarlas ya que soy un niño con mucha fuerza!.—interviene Rodrigo quien con orgullo muestra sus "músculos".— cambia su semblante a uno serio.—Usted tiene que tratar un asunto con mi madre, no pierda más el tiempo.

—ya ve, tengo a mi ayudante.—le dice Cassandra a Benavides con una sonrisa, y este se sonroja trata de disimular dándose la media vuelta para entregarle la corona a Rodrigo quien este la toma con una cara bastante seria.

Se gira y comienza a marchar dirigiendose al cuarto y menciona:

—Cassandra sigame!.—serio.

Esta reacciona y le responde:

—¡Claro señor!—se va marchando y se detiene con Benavides quien le dice en voz baja:

—le agradezco por su gesto, pero sera mejor que vaya con la señora Sofia quien lo esta esperando, y ella no es una persona muy paciente.—Benavides quien se había acercado a esta inclinando su rostro para escucharla, voltea hacia Sofia quien de brazos cruzados, postura recta y la mirada hacia ellos, se escuchaba el mover de su bota de arriba a abajo.

Benavides se levanta, voltea hacia Cassandra y le responderle:

—le agradezco.—termina por dirigirse hacia Sofia y antes de llegar este le dice:

—no tengo su tiempo.—se da la media vuelta y camina hacia el despacho; Benavides siguiéndola por detrás.

Cassandra los mira y sonríe tiernamente...

—¡Cassandra!—le grita Rodrigo desde el cuarto.

Está reacciona y le responde:

—¡Hay voy señor!—para seguir su camino hacia Rodrigo llendose marchando...