Matrimonio a Precio Fijo

La doncella rondaba los cincuenta años, había servido al padre de Enrico durante mucho tiempo, por lo que podía decir que lo había visto crecer, y se preocupaba por ver cómo Enrico se hundía cada vez más en la lucha por el poder. Sin embargo, también sabía que no podía retroceder.

-En una familia tan rica e influyente como la familia Moretti, si no te defiendes, puedes terminar siendo aplastado por los demás. El señor Enrico se ha convertido en el patriarca más joven que la familia haya tenido, y con eso, cada uno de sus parientes ha recibido su castigo.

Igor la miró con interés, quería saber qué había hecho su misterioso futuro esposo con su familia.

-¿Qué hizo?

-La familia de su tío mayor fue enviada a prisión, la del tío menor se declaró en quiebra, solo la familia de su tía, que ayudó en el funeral de sus padres, fue perdonada. Aceptaron vivir bajo las órdenes del señor Enrico, tomaron una posición en el grupo Moretti y necesitan informar todo a él.

Igor reflexionó sobre lo que escuchó y expresó su opinión.

-¡Muy bien!

-¿Qué?

-Dije que Enrico es muy bueno. Cuando la gente no lo provoca, puede dejar a un lado el poder, la fama y la fortuna para vivir en paz, pero cuando lo lastiman, puede convertirse en una verdadera arma y acabar con todos.

Odete observó su expresión mientras hablaba de Enrico y no pudo evitar preguntar.

-¿Crees que lo que hizo es apropiado?

-Sí, no los mató, no es como si hubiera hecho algo malo. Su capacidad para levantarse ante los problemas muestra que su habilidad para controlar una situación es mucho mayor que la de otras personas.

Igor hizo una pausa, pensando en la apariencia de Enrico, completando su observación.

-Además, es guapo.

Sonrió y Odete no pudo evitar sonreír también, pero luego negó con la cabeza. Igor observó al niño en la habitación, guardando el libro y formando obedientemente una fila para salir, dándose cuenta de que no había hecho una pregunta.

-¿Cuál es el nombre del niño?

-Samuel Moretti, en la familia le dicen "pequeño hámster", porque con esas mejillas se parece a una cobaya.

-Es un apodo lindo -sonrió y dudó en algo-. ¿Y qué hay de los abuelos paternos?

-El señor Enrico los convenció de dejar que él criara al niño desde pequeño. Como la familia Moretti es rica y poderosa, y era el señor Enrico quien estaba al mando de la familia, no se opusieron, sabían que sería bien criado. Respecto al cambio de apellido, también fue algo hecho por el señor Enrico.

-Señor Igor, espéreme aquí, iré a buscar al pequeño y vuelvo enseguida.

Igor esperó como ella pidió, pronto vio llegar al pequeño, mirándolo más de cerca, pudo ver que era como ella había dicho, esas mejillas parecían las de una cobaya. Con su ropa de jardín de infantes, parecía muy tierno.

-Ven, la abuelita Odete te va a presentar a alguien.

Odete miró a Igor, sin saber cómo presentarle al niño, ya que Enrico e Igor todavía no se habían casado oficialmente, solo habían acordado casarse de palabra. Igor, que encontró al niño muy tierno, se agachó para hablar con él, apretando sus mejillas.

-Pequeño hámster, un placer conocerte. ¿Qué te parece llamarme hermano mayor? Te compraré muchos dulces.

-No.

Samuel se negó con una expresión seria en su rostro, pasó junto a él con su mochila y se dirigió hacia el coche. Igor rara vez era rechazado por un niño, se levantó perplejo, sin saber si reír o llorar, los dos siguieron al pequeño hámster y Odete le explicó en voz baja.

-Señor Igor, no se ofenda, pero el pequeño creció junto al señor Enrico, por lo que su naturaleza es un poco más madura y dura que la de los niños de su edad.

Igor, de hecho, se lo tomó en serio y bufó en desacuerdo.

-Esto es todo por culpa de su tío, él mantiene esa expresión seria todo el día, el niño solo ha seguido su ejemplo y se ha convertido en un pequeño adulto gruñón.

Odete sonrió y no se opuso, podía ser verdad lo que él dijo, ya que ahora su pequeño jefe era la copia de Enrico cuando era niño. El auto estaba estacionado en el mismo lugar, el niño llegó e intentó entrar en el auto con sus pequeñas piernas, pero no podía.

Igor, al ver esa dificultad del niño para entrar en el auto, se acercó y agarró al niño por el cuello de la camisa, levantándolo. El niño, que de repente fue levantado y colocado en el asiento, se quedó atónito, al igual que Enrico, quien estaba a punto de extender la mano hacia el niño, se asustó por unos segundos, mirando a Igor con una cierta desamparo en los ojos.

— Igor, ¿cómo puedes agarrar a un niño así?

En realidad, Igor no tenía ni idea, pensó que podría hacerlo como se hace con un gatito, agarrándolo por la nuca.

— Lo siento — se encogió de hombros — No tengo experiencia, es más fácil así.

Ese desamparo en la mirada de Enrico fue aún mayor ante la respuesta del otro, sabía que su prometido no era el tipo convencional y se estaba preparando mentalmente para lo que vendría.

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