Annie jamás pensó que podría llegar a hacer algo tan descabellado como ayudar a secuestrar al presidente del país.
Durante todo un mes es la Encargada de mantener en buena forma al cautivo y aunque al principio el mandatario, John Meyer es una persona dura, fría que solo la insulta, poco a poco se deja llevar por la personalidad dulce y tierna de su secuestradora.
Después de varios días en cautiverio Annie lo ayuda a escapar, arriesgando su propia vida y la de su familia.
Jonh esta agradecido por su sacrificio por lo que la lleva con el, además, es la única que puede ayudarlo a llegar al final de todo este asunto.
¿Lograra John acabar con los planes de magnicidio en su contra? ¿Annie conseguirá su propia Venganza?
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Capitulo 20: Prometi hacerlo y lo cumpliré.
—¿A qué te refieres con qué no vaya a despertar? —pregunta John preocupado.
—Puede ser el caso, tienes que hablar con ella, darle ánimo, decirle algo que la haga reaccionar—le aconseja Rob.
—Lo intentaré... Malditos sean, juro que yo mismo los agarraré con mis propias manos, no se van a salir con las suyas. Se arrepentirán de haberse metido conmigo.
—¿Quiénes son, John? —pregunta su amigo, jamás lo había visto tan enojado en su vida.
—Esos miserables qué les pagaron para secuestrarme... Querían acabar conmigo, pero te juro que yo acabare con ellos.
Al día siguiente John tiene muchas actividades presidenciales, incluida la conferencia de prensa hablando sobre su secuestro y enviándoles un mensaje de advertencia a sus secuestradores, diciéndoles que los atraparía y haría justicia. Mientras tanto, Max, escucha el discurso con una sonrisa en los labios, sabiendo que jamás lo haria, jamás John desconfiaría de su mejor amigo.
Después de varias reuniones, de ir a su casa, darse una ducha y ponerse ropa cómoda, sube a su auto, seguido de su seguridad y se dirige a la clínica a ver a Annie. A pesar de sus actividades no pudo dejar de pensar en ella en todo el día, en los descansos llamaba a Rob para preguntar como seguía y le respondía que no había cambios, Annie no despierta hace dos días.
Al llegar a la clínica y luego de saludar a su amigo se dirige a la habitación, todavía esta sorprendido de que la prensa no se haya enterado de lo sucedido y estén haciendo guardia afuera, por el momento tienen que evitar que eso ocurra, no quiere exponer a Annie.
John se acerca a la cama y se sienta junto a ella. Aún puede percibir su rostro pálido, lágrimas secas bajo sus ojos, un semblante triste y apagado. Sabe que Annie esta sufriendo y mucho. Dejándose llevar por un impulso se acerca hacia su boca y le da un tierno beso y vuelve a su lugar, sin dejar de mirarla, si con ese semblante apagado es bonita no quiere imaginarse como sería una Annie feliz, risueña... Seguramente nunca lo ha sido
—Annie... Soy John —comienza a hablar con ella, con dulzura, muy despacio —necesito que despiertes... No puedes tenerme así, tan preocupado. Tienes que despertar para que juntos atrapemos a esa gente y podamos vengarnos por lo que nos hicieron, merecemos justicia y no puedo tenerla sin ti—John acaricia dulcemente su cabello y le quita un mechón qué había caído sobre su rostro.
Poco a poco, preso del cansancio, se queda profundamente dormido, sentado en una silla, muy incómodo, pero nada lo separaría del lado de ella.
Annie abre los ojos lentamente. Cuando finalmente está consciente, comienza a mirar a su alrededor sin poder reconocer dónde está. Le duele mucho la cabeza, no recuerda nada de lo sucedido, solamente que esas personas acabaron con su madre y su hermano, pero en sus sueños, John le pedía que despertará para vengarse de ellos, así que despertó con más fuerzas que nunca para acabar con esa gente que tanto daño les hizo al presidente y a ella.
Puede ver a John junto a ella, dormido en una silla, muy incomodo, su cuerpo tan grande no tiene espacio, aunque le da mucha pena despertarlo, decide hacerlo y así darle la oportunidad de que pueda irse a descansar a su casa, ella estará bien.
—John... John, despierta —le habla despacio para no asustarlo y ve como lentamente abre sus ojos.
—¿Annie? —pregunta confundido, no sabe si es un sueño o realidad.
—Hola —lo saluda ella con una pequeña sonrisa.
—¡Annie! Estás despierta—John se acerca a ella, al lado de la cama —No sabes lo preocupado que estaba... Cuando Rob me dijo que quizás no volvías a despertar me asuste mucho —le confiesa John.
—¿Por qué? —pregunta sorprendida.
—Porque te necesito a mi lado, porque tenemos que hacer justicia.
—Entonces no era un sueño —manifiesta aún confundida.
—¿Qué cosa, Annie?
—Que tú me decías que despertará, que me necesitabas para vengarte.
—No era un sueño, Annie. El doctor me dijo que te hablara, quizás así podías despertar, y no se equivocó. Haremos justicia, te lo prometo, además...
—¿Qué sucede? —pregunta ansiosa.
—No encontraron los cuerpos de tu madre y tu hermano en el interior del tráiler —le comenta John, viendo como el semblante de Annie se ilumina
—Quiere decir que...
—No lo sabemos aún, debemos esperar a la investigación. Annie no quiero que te ilusiones.
—No lo haré... Mi madre... Estaba en tratamiento, quizás no se encontraba en casa.
—¿En tratamiento?—pregunta sorprendido.
—Sí... —contesta avergonzada, no quería que John se enterara, pero a veces su boca va más rápido que su cabeza.
—Por eso aceptaste, Annie ¿Verdad?
—John yo...
—Annie, contesta...
—Si, John, por eso acepte. Era una niña cuando a mi madre le diagnosticaron cáncer, se recuperó... Pero volvió más agresivo qué nunca, si no se sometía a un tratamiento moriría —confiesa, con lágrimas en los ojos.
—Eres la persona más valiente que conozco—manifiesta John, con mucha admiración hacia ella.
—Escucha... No quiero que tengas compasión por esto... Debo ser responsable de mis actos, cometí un delito, tienes que enviarme a la cárcel —Annie sabe que esta diciendo tonterías, pero es la única forma de dejar de sentirse culpable.
—No te preocupes, cuando hayamos agarrado a los responsables, yo mismo te encerraré en la cárcel —contesta John divertido, jamás tendría el valor de hacer eso.
—No te rías, John, estoy hablando en serio.
—¿Por qué quieres ir a la cárcel? —pregunta poniéndose serio.
—Porque... Así dejaría de sentir culpa por lo que he hecho —confiesa , nerviosa.
—Eres una niña muy tonta ¿Los sabías? —le dice volviendo a sonreír —no te juzgo, Annie, en tu situación, creo que hubiese hecho lo mismo.
—John... ¿Qué posibilidad hay de que vuelva a mi barrio? Necesito hablar con mi gente, si ellos vieron algo sospechoso.
—Escucha... , primero veremos que dice el médico. Mañana debo hacer un viaje, volveré por la noche, te prometo que pasado mañana te llevaré yo mismo —Annie tiene tantos deseos de abrazar a ese hombre y darle un beso... El beso... Recuerda... ¿Fue un sueño? ¿O paso realmente? Se pregunta, poniéndose colorada, llamando la atención de John –¿Estás bien? ¿En qué estás pensando?
—Na… Nada —contesta avergonzada, apenas las palabras salen de su boca.
—Annie...
—Solo... Solo tuve un sueño extraño y estaba pensando en eso, nada más.
—¿Un sueño? —pregunta confundido.
—Si, pero no es nada importante —Annie quiere cambiar el tema de conversación, pero John no se lo permite.
—Annie... Sabes que puedes confiar en mí...
–Si, John, pero de verdad, no es importante —John estaba por seguir insistiendo cuando la puerta se abre y entra el doctor.
—Veo que la paciente se ha despertado —Annie no sabe como agradecerle por haber interrumpido la conversación.
—Hola doctor—saluda con cortesía.
—Buenas noches, señorita, me alegro de que haya despertado. Mañana repetiremos los análisis, si su anemia mejoró podrá irse a su casa.
—Muchas gracias —responde Annie, pensando que ya no tiene a una casa donde ir, ni una familia que la espere, John se da cuenta de eso y toma su mano amistosamente.
—Buenas noches, espero que duerma bien, cualquier cosa me avisa, John ve a descansar —le reclama a su amigo.
—Ahora que Annie despertó, lo haré, no te preocupes —después de que Rob salió de la habitación, John se acerca a ella, preocupado—¿Esta todo bien, Annie?
—Si, ¿Por qué lo dices? –pregunta sorprendida.
—Porque te pusiste muy triste cuando Rob dijo que mañana podías volver a casa—ella baja la mirada, no puede enfrentarlo, le da vergüenza.
–Ahh... eso... Solo pensaba que no tengo a donde ir y una familia que me espere—contesta con los ojos empañados.
–Tranquila —dice John apretando la mano que aun tiene sobre la suya —prometí ayudarte Annie, nunca más volverás a ser una indigente, no permitiré que vuelvas a la calle.
–Pero... —John le tapa la boca con un dedo para que no siga hablando.
—Prometi hacerlo y lo cumpliré.