Adrian creía que la suerte rara vez estaba de su lado, especialmente cuando perdió su trabajo debido a la homofobia. Su vida se complicó aún más cuando un accidente lo dejó atropellado, lo que le costó una entrevista de trabajo crucial. Sin embargo, lo que no podía prever era que la suerte a veces se manifiesta de maneras inesperadas. Ser atropellado por Benicio no solo cambiaría la trayectoria de su vida, sino que también desataría una serie de sentimientos intensos y lo llevaría mucho más allá de lo que jamás imaginó.
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Capítulo 16
Ante la toma de posición por parte de Carla, Adrián tuvo aún más certeza de lo que ya sospechaba: ella tenía algo en su contra, ya que ni siquiera le dio la oportunidad de explicar su versión.
— Disculpe, señorita, pero creo que ha habido un malentendido aquí. Yo nunca tuve la intención de perjudicar a nadie. Como le dije a ella antes de que usted entrara, yo participé en ese informe, pero no logré terminarlo. — Empezó a intentar explicarse.
— Si no es competente para finalizar esta tarea sencilla, al menos debió haberle informado que no lograría hacerlo. ¿Cómo queda su colega de trabajo frente a su incompetencia? — Carla prosiguió con la acusación.
— No fue por incompetencia. Jamás tomé una tarea y la dejé sin terminar. Siempre he sido responsable de todos mis trabajos, pero recibí órdenes de dejar el informe a un lado. — Adrián no estaba dispuesto a ser inculpado injustamente y replicó las acusaciones.
— Además es insolente. ¿Cómo se atreve a responderme de esa manera? ¿Y quién le impidió hacer ese trabajo? — Carla insistió.
En ese momento, Benicio entró a la sala e interrumpió la conversación, listo para aclarar la situación.
— He sido yo.
Benicio abrió la puerta y respondió de inmediato, pues ya sospechaba que el asunto estaba relacionado con el informe que le había prohibido hacer a Adrián. Dado que la otra mujer en la sala probablemente era la encargada de la tarea, prefirió enfrentar la situación directamente.
— ¿Puedo saber qué está sucediendo aquí? — preguntó, mirando a los tres.
— Su asistente perjudicó a esta dama al no completar el informe que se ofreció para hacer. — Su novia acusó directamente a Adrián.
— Yo jamás me comprometí a hacerlo. Ella simplemente lo dejó sobre mi escritorio. — Adrián se defendió de inmediato.
Benicio notó que su novia estaba atacando a Adrián con hostilidad y decidió intervenir para aclarar la situación, especialmente porque observó que la otra mujer estaba intranquila.
— Ya que la responsable del informe está en esta sala, ¿podría explicarme por qué no pudo finalizar el trabajo ayer? — Benicio dirigió su pregunta a la mujer encargada del informe.
La mujer empezaba a incomodarse, pues sabía que las cosas podrían complicarse para ella, dado que no había comunicado a nadie el motivo de no haber realizado su trabajo.
— Tuve algunos problemas personales, por eso pedí ayuda a mi colega, pero él no consiguió terminar. — Cambió su tono para explicar.
— ¿Informó a su superior que no sería capaz de entregar ese informe? ¿O simplemente confió en que su colega haría su trabajo por usted?
— No, señor, no comuniqué nada.
Carla percibió que su prometido estaba a punto de defender a Adrián, entonces intentó intervenir una vez más, pues estaba determinada a afectar al empleado de cualquier manera.
— La cuestión aquí es que él debió haber negado inmediatamente. No lo hizo y aún así dejó el trabajo incompleto. La única perjudicada ahora es esta pobre mujer. Eso demuestra incompetencia por su parte — argumentó Carla.
— Pero señorita… — Adrián comenzó a responder, pero fue interrumpido.
Benicio no solo defendió a Adrián, sino que también reprendió a Carla y a la empleada concerniente. Tenía una expresión seria en su rostro, pero habló de manera tranquila y asertiva.
— No se preocupe, Adrián. Entiendo cómo sucedió todo y no dudo de su capacidad. En cuanto a esta mujer, no puedo decir lo mismo. Ella priorizó sus cuestiones personales, no informó a su superior sobre su problema y trasladó su trabajo a otro compañero. Creo que la incompetencia aquí no es suya.
Luego, Benicio se giró hacia Carla y también la reprendió.
— Asuntos de mi empresa deben ser manejados por mi cuenta. Adrián es mi asistente, y ningún empleado está autorizado a asignarle tareas, a menos que yo lo instruya a hacerlo. Yo di la orden de que él no realizara ese trabajo, por lo tanto, si ella tiene alguna queja, debiera formularla directamente en mi oficina.
La empleada estaba visiblemente incómoda y temía las consecuencias de sus acciones. Decidió dar por terminado el asunto.
— No es necesario continuar con esto. Reconozco que estuve equivocada en mi comportamiento, y aseguro que no se repetirá.
Benicio fue contundente en sus palabras, estableciendo reglas claras y advirtiendo a la empleada sobre las consecuencias de repetir su comportamiento. También reforzó que Adrián trabajaba exclusivamente para él. Carla estaba molesta por la defensa a Adrián y el hecho de que su prometido la hubiera reprendido frente a los otros dos empleados. No conseguía entender por qué Benicio siempre protegía a Adrián.
— Si las cuestiones ya han sido aclaradas, creo que debería irse, Carla, como había dicho cuando salió de mi oficina. — Habló Benicio y miró a la otra mujer en la sala — Y usted, ¿no debería estar yendo a ocuparse de su informe? Creo que ya ha perdido suficiente tiempo aquí. En cuanto a ti, Adrián, sígueme a mi oficina.
Benicio abandonó la sala, y Adrián recogió su agenda y lo siguió. No sabía si sería reprendido o si había otro motivo para la invitación de su jefe, pero tenía la sensación de que la novia de Benicio estaba cada vez más irritada con él.
