Fénix

Al llegar a Siberia fueron a una mansión que tenía a las afueras Vladimir y se la había dado de regalo a Rodrigo cuando cumplió dieciocho años, y este nunca utilizó, pero como fuera parte del destino ahora sería su escondite hasta ver la forma de eliminar a su amado esposo.

El lugar era grande, jardines extensos al rededor, arboladas infinitas, parecía que el bosque era parte de la propiedad, eso pensó Félix al ver el camino hacia la mansión, y no se equivocó, la propiedad tenía dos perímetros de protección uno a las afueras del bosque y el otro a cinco kilómetros a la redonda, de la entrada principal. Más de mil hombres custodiaban la mansión divididos en turnos y equipos de asalto, las veinticuatro horas del día, era casi impenetrable el sitio. Además, tenía dos caminos para escapar en caso de requerirlo y una habitación antipánico, con un búnker nuclear. Vladímir pensó en todo para su sobrino.

Félix bajo del vehículo ayudado por Rodri, ya que no soltaba al bebé de sus brazos, por más que la nana le pedía llevar a Robert a la casa. El delta prefería cuidar al niño, estaba enamorado de tremenda hermosura, tenía el rostro del enigma y los ojos y cabellos de él, como si fuera su hijo, y lo amó desde que lo vio y no lo soltaba, lo cuidaba como su propio cachorro, y tal vez por eso Rodrigo prefirió no alejarse más de su delta, para que no sufriera si se llevaba a su hijo a la mansión Smith, como había pensado en un principio, para que Fénix no sospechara.

Rápidamente, se acostumbraron al lugar y su gente, había un pueblo cercano, y de allí se abastecían en época que el helicóptero no llegaba por el frío o la nieve. Rodrigo y Félix eran felices, prefirieron ser egoístas, y apostar por ellos y su hijo Robert, y olvidar a Fénix y todo lo que causó en estos cinco años. Los días transcurría en paz y armonía, el bebé comenzó a crecer y evolucionar como un niño de su edad rápidamente, y en menos de cinco meses ya caminaba e hilaba palabras, en su idioma entendibles para los padres y su nana. Los padres de Félix se mudaron a una cabaña en el bosque, en el segundo perímetro, según el don Carpio para descansar y darles privacidad, pero la verdad era que él se hizo cargo de ese grupo de hombres y coordinaba la primera ofensiva, sabía que si Fénix los encontraba un solo enigma no sería suficiente para cuidar a su hijo y nieto. Nunca Ale dijeron nada a Félix para no preocuparlo.

Al año de vivir juntos se juraron amor eterno, y con una fiesta íntima entre los más queridos y conocidos y junto a Robert sellaron su amor con unas alianzas y un beso. Rodri le prometió que cuando fuera el divorcio legal, se casarían por iglesia y el estado. A Félix no él importaba un papel, ya era feliz con tanto amor. En medio de la fiesta el delta se desmayó, cayendo junto al invernadero, y un guardia dio aviso, el delta estaba jugando con su hijo a las escondidas y se sintió mal y cayó al piso.

Rápidamente, llamaron al médico, mientras el Enigma llevaba a su amado al dormitorio, Robert no paraba de llorar, porque al caer su madre vio que de su cabeza salía sangre. Su abuela lo levanto en brazos y libero Feromonas tranquilizadoras y así el niño se durmió.

Al ser valorado por el médico le pidió ser internado y una serie de estudios, luego de una semana llego el diagnóstico, cuatro facultativos hablaron. Félix padecía una enfermedad degenerativa, y le estaba afectando su médula, tenía leucemia y estaba embarazado de gemelos, tenía cuatro meses de gestación. Por el tiempo no se podía provocar un aborto sin que la madre fuera afectado, pero si continuaba con la gesta, los tres podían morir. Se sugirió un trasplante de médula, madurar los pulmones de ella niños y a penas fuera viable que los niños sobrevivieron fuera del útero, los sacarán. Otro sugirió un trasplante en vivo de útero, algo difícil y en fase de experimentación, en lo cual el útero con la gesta es extirpado y pasado a otro individuo para terminar con el embarazo.

Rodrigo y sus suegros se quedaron en silencio y luego se miraron entre ellos, tal vez en busca de una respuesta, pero nadie hablaba, solo lágrimas silenciosas caían por sus mejillas, los tres estaban destruidos, Rodrigo sentía la condena, cada vez que era feliz algo le sucedía y esto lo superaba, elegir entre la muerte de uno, o la muerte de los tres.

Mientras tanto Fénix se volvió más feroz y calculador, no le importaba arrasar hasta con un pueblo entero si tenía la posibilidad de encontrar y acabar con su hermanito, su marido y su sucio hijo. En ese año y medio mato a una cantidad impresionante de posibles traidores, y sus familias. Ni los niños se salvaban. Llevaba tres países cubiertos en la búsqueda y o los encontraba. Ahora comenzaría con Rusia, porque se acordó mientras veía historias antiguas en la biblioteca, que su amado maridito tenía un tío o padrino en ese país. Y era hora de comenzar como las langostas, arrasar con ese país hasta encontrar a sus enemigos y eliminarlos, en especial a Félix Carpio