“En la vida tomamos decisiones todo el tiempo, algunas acertadas y otras no tanto. A veces la circunstancias nos llevan por caminos errados. Esta es la historia de la familia Santoscoy, y de su vida dentro de la mafia. La sed de venganza puede sacar lo peor de nosotros, también la lucha de poder y enfrentamientos entre grupos rivales, siempre logra arrasar con todo a su paso.
Pero dentro de tanto odio, también puede nacer el amor y la pasión desmedida, un amor clandestino, entre dos personas que sus vidas no tienen nada en común. Pero que el destino se ha encargado de unir, a pesar de todos los obstáculos que deben atravesar.”
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Cuatro paredes
Capítulo 15
Leonela y Kerim llevaron su romance totalmente a escondidas, Kerim disfrutaba cada momento a su lado, sin que hubiera testigos de su relación clandestina. Ambos disfrutaban del sexo y también de la compañía, pero Leonela seguía consiente de que Kerim era el hombre de otra mujer y que tarde o temprano tenía que dejarlo ir.
—Así es, mi mamá me puso ese nombre porque adora las novelas turcas, su actor favorito y amor platónico se llama Kerim. ¿De dónde viene tu nombre?—
—Mi nombre es por mi abuelo el papá de mi mamá, como sabes mi hermano Leonel y yo somos mellizos así que nos pusieron el mismo nombre, creo que es la primera vez que conversamos sobre curiosidades de nosotros.—
—Si, ya hay más confianza de tu parte. Porque yo siempre he confiado en ti, tengo curiosidad. ¿Por qué tienes tantas cicatrices?—preguntó Kerim mientras dibujaba el contorno de la cicatriz que tenía en su clavícula que era la más grande.
—No quiero hablar de eso, por favor.—
—El preguntarte hizo que tus ojos cambiaran su luz, debe ser algo muy malo si no me equivoco.—
—No tienes idea, por favor cambiemos de tema.—
Leonela se volvió a acercar a él, para incitarlo a que volvieran a saciar su deseo carnal. Kerim no se negó, una vez más la hizo su mujer. Mientras él la embestía y Leonela gemía si control, Kerim se acercó al oído de Leonela para besarlo y morderlo, a la vez susurró algo inesperado.
—Te amo Leonela.—expresó Kerim
Leonela no dijo nada, solo lo observó y lo besó. Continuaron entregándose el uno al otro hasta que saciaron su deseo carnal. Estaban de nuevo acostados cuando Kerim rompió el silencio.
—Te molestó que te haya dicho que te amo.—
—No, no me molesta. No lo esperaba.—
—En cuanto encuentren a mi esposa, mis abogados solicitarán el divorcio.—Kerim estaba muy ilusionado con Leonela.
—Kerim no lo hagas, lo nuestro es algo muy hermoso. No quiero que destruyas tu matrimonio en vano, yo no puedo tener una relación normal contigo, ni con nadie. Tal vez soy la persona menos indicada para hablar sobre juicios morales, pero esto que hacemos es ilícito y pecaminoso.—
—Pero yo te adoro, quiero que estemos en libertada de amarnos, de ser felices. No quiero mantenerte a las sombras.—
—Kerim también te amo, y te juro que serás el único amor en mi vida. Pero no podemos lastimar a tu esposa, ella te ama, estoy segura de ello. No te rindas, lucha por tu matrimonio, si deciden dejarse que sea porque ustedes están de acuerdo y no por un tercero, cuando sea momento de decirnos adiós nos despediremos con mucho amor. No te divorciarás, y debes prometérmelo. No puedo tener una vida normal a tu lado ya te lo dije, así que porque te amo te debo proteger de todo, incluso de mi misma. Nuestro amor se debe quedar en estas cuatro paredes.—
—No puedo prometértelo, pero tampoco quiero lastimarte y que seas señalada. Mi Leonela, cuanto te amo, tú me trajiste devuelta a la vida.—Kerim la abrazaba fuertemente y la llenaba de besos, Leonela le correspondía con la misma efusividad.
Sin embargo Kerim no se quedaría satisfecho con lo dicho por Leonela, tenía que saber que era lo que le impedía que vivieran su amor. Al día siguiente Leonela regresaba a casa mientras que Kerim volvía a Tijuana para ver los avances en su proyecto.
—Te tardaste amigo.—decía Óscar
—Si tenía un asunto importante que ver.—
—Si claro a Leonela, me enteré por el administrador del edificio donde adquiriste tu departamento. Que por cierto se volvió el nido de amor con esa mujer.—
—Acaso me estás espiando.—
—No, ya eres un adulto. Eres mi jefe y tú serás el único responsable de todo lo que ocurra. Vamos a comer que te parece.—
Oscar y Kerim fueron al restaurante César’s donde empresarios y políticos se reunían para compartir no solo la comida también los negocios. Kerim disfrutaba de sus alimentos.
—Hay mucha vigilancia verdad.—
—Si Kerim debe ser por el alcalde y sus acompañantes.—
En la mesa del alcalde estaba sentado Crispín Montaño, el primo de los Santoscoy. Estaba decidido a meterse a Tijuana y declararles la guerra a sus primos para pelearles el territorio, aun cuando Remigio se lo había prohibido. Kerim observó que entrando al lugar Ramón el hermano de su amada Leonela, claro en compañía de los mismo hombres de siempre. Ramón lo miró fijamente pero no iba hacia Kerim, él tenía otro objetivo.
—Ramón ¿Qué haces aquí?—preguntó el alcalde
Crispín lo miró fijamente, mientras que Ramón solo lo observaba en silencio. Enfrente de todos sacó su arma y le dio cuatro disparos a Crispín. Todos los presentes se aventaron al piso, mucha gente estaba en pánico. Crispín agonizaba donde estaba sentado, se acercó Ramón para darle el tiro de gracia. Sin decir una sola palabra salió del restaurante junto con sus cómplices nadie lo retó, ni siquiera la seguridad que traían los políticos y empresarios.
—Oscar llama a la policía.—decía Kerim
—No lo entiendes, el hermano de tu amante es un mafioso, un criminal. Es intocable, no dudo que tu novia también sea parte de esta porquería. Aquí está el alcalde, tampoco pudo hacer nada.—
Kerim no podía creerlo, de pronto escuchó lo que murmuraban los que habían compartido la mesa con el hombre que acababan de asesinar.
—Santoscoy vendrá por nosotros, te dije que era una mala idea.—decía temeroso el alcalde de la ciudad.
Kerim entendió todo, ahora sabía porque Leonela no podía amarlo en total libertad. Era obvio que el líder era Ramón, que ella solo trabaja dentro de su organización criminal. Que además Ramón le tenía prohibido estar con él, tenía que salvarla de sus hermanos al precio que fuera.
Tu si puedes desenmascarar a gerardo
Debemos salvar a Sonia
Así de fácil confías en la palabra del tirador
Acabas de decirlo es tu amiga
Por fas piensa leonela