Enséñame A Amar Una Vez Más.

Amelia miraba de reojo a Noah de vez en cuando, mientras su pincel se movía laboriosamente. Sus ojos no podían evitar perderse ligeramente en la postura tan firme del joven.

-Si sigues mirándome tan fervientemente, me sentiré avergonzado.- Noah se volvió hacia ella y la miró con una sonrisa burlona, sus ojos brillaron con algo de diversión y gusto.

El cuerpo de Amelia se paralizó y su rostro se tiño involuntariamente de rojo, una sonrisa llena de vergüenza apareció en su rostro -Lo siento, yo... solo creo que tu postura se ve dolorosa ¿Sí tienes mucho tiempo la espalda erguida no te duele?- Le preguntó con un tono de curiosidad.

Noah frunció ligeramente el ceño y negó resueltamente con la cabeza -Entrenó artes marciales, una postura erguida es esencial, luego de tantos años me he acostumbrado.- Respondió con indiferencia, volviendo su mirada nuevamente a su lienzo.

Pensó que la había cautivado con su belleza, sin embargo, Amelia nunca pareció verlo de forma romántica, si no como un hermano mayor. Su corazón se llenó de amargura por unos segundos antes de volver a la tranquilidad.

Aún tenía mucho tiempo, faltaban 2 años para su matrimonio, ella podría enamorarse en cualquier momento y finalmente aceptarlo como pareja.

Amelia sintió un cambio sutil en el aura del joven a su lado, sus cejas se levantaron con curiosidad, era como si algo lo molestara. Ella frunció el ceño y se preguntó en voz baja -¿Tal vez sean las hormonas adolescentes haciendo su trabajo?

Aunque su tono fue muy bajo, Noah fue capaz de escucharla, de repente, sufrió un tic en el ojo, su concentración se rompió y sin querer, dejó un gran manchón en el lienzo, pero antes de que pudiese arrancar el papel, un fuerte olor a sangre asalto su nariz.

Su mirada cayó inmediatamente sobre Amelia, la preocupación se hizo presente en sus ojos ¿Se había lastimado mientras jugaban?

Él se puso de pie y camino detrás de ella, cosa que llamó al instante la atención de la chica. Ella lo siguió con la mirada.

Noah se inclinó ligeramente y su mirada cayó sobre una gran mancha de sangre carmesí en la falda de Amelia, justo en la zona del trasero. Su rostro se puso pálido y sin pensarlo dos veces, la levantó con sus brazos y corrió con ella.

-¡Espera ¿Qué demonios estás haciendo?!- Amelia gritó ante el repentino acto del joven, su rostro se puso rojo de vergüenza, pues era la primera vez que un hombre que no fuese su padre la cargaba al estilo princesa.

-¡Estás sangrando, debo llevarte con la doctora!- Respondió Noah con una expresión de pánico y nerviosismo, su voz temblaba ligeramente y su rostro estaba terriblemente pálido. Al ver la angustia del joven, Amelia logró comprobar que tan importante era esta niña en el corazón de este joven.

-¿Dónde estoy sangrando?- Preguntó Amelia con los ojos muy abiertos, de repente, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ¿Tal vez sea posible..?

-¡Noah, llévame a mi habitación, ahora!- Gritó Amelia con el rostro terriblemente rojo, cubriendo su rostro con sus mangas, desesperada por esconderse todo lo posible del joven ¿Cómo puede ser que Noah no sepa que su período menstrual acaba de llegar?

¡Qué vergüenza, acaba de conocerlo y ya pasó uno de los peores temores de su vida! ¡Es mejor morir!

Noah se detuvo al escuchar el pedido de la chica, él dudó, pues el sangrado parecía terrible, sin embargo, al verla como se hacía bolita en sus brazos como si estuviese avergonzada, dio media vuelta y la llevó nuevamente a su patio.

Nany, al verlos regresar, dio un suspiro de alivio, pero algo llamó inmediatamente su atención ¿Por qué su Señorita, tan descarada como era, se cubría con tanto desespero su rostro?

Noah se acercó apresuradamente a Nany y le dijo con el tono más tranquilo que le fue posible -Amelia está sangrando en la zona de su trasero, el olor a sangre es muy intenso ¡Debes tratarla!

Nany quedo aturdida por unos segundos antes de que sus mejillas se sonrojaran. Ella tomó la mano de Amelia y la ayudó a bajar de los brazos de Noah, luego se colocó detrás de ella para cubrir la falda manchada y evitar que Noah siguiese viendo.

-Joven Noah, puede regresar con sus padres, la Señorita ira a buscarlo cuando termine su baño.- Le dijo Nany al joven con una sonrisa gentil, era mayor que ambos jóvenes, podía entender brevemente los sentimientos del joven Noah por su Señorita.

-¿Bañarse? ¡La herida debe ser tratada primero!- Exclamó Noah con algo de enojo en su voz, él dio un paso al frente, con la intención de llevarse a Amelia una vez más.

Nany llevo a Amelia hasta la puerta de su habitación y la dejo meterse primero antes de regresar al lado del joven, explicar la situación era algo vergonzoso para su Señorita, pero debía hacerlo.

-Joven Noah, la Señorita no está herida, es solo que acaba de bajar su período menstrual, es algo muy normal en las niñas de su edad, no se preocupe.- Le explico muy pacientemente -Ahora regrese con sus padres, ella lo buscará luego de asearse.- Con eso, caminó apresuradamente hacia la habitación.

La mente de Noah quedó en blanco por unos segundos, la información parecía no ser procesada que acorde a la velocidad habitual. Solo luego de unos minutos, sus orejas y cuello se pusieron rojos.

En cuestión de segundos, la figura del joven desapareció del patio.

Amelia, quién miraba a escondidas desde la esquina de la ventana, suspiró con alivio al ver al joven huir tan rápido. Aunque no fue capaz de ver como desapareció, no le molesto.

-Señorita, el baño ya está listo.- La llamó Nany desde la habitación contigua.

-Ya voy.- Respondió en voz alta Amelia, mirando por la ventana una vez más, sus ojos cayeron sobre la pintura de Noah.

Una joven yacía dibujando silenciosamente en la pintura mientras era rodeada por un hermoso campo de rosas, era extremadamente vivido.

-Es excelente en todo lo que hace.- Murmuró con una sonrisa antes de caminar al baño.