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Astillas De Alma

Astillas De Alma

Status: En proceso
Genre:Escuela / Acción / Romance / Posesivo
Popularitas:626
Nilai: 5
nombre de autor: Mary Dalia Lilith Kruger Lanchestter

Laebe siempre supo que el mundo no estaba hecho para alguien como ella. Pequeña, frágil y silenciada, aprendió a soportar el dolor en la oscuridad, entre susurros de burlas y manos que la empujaban al abismo. En un prestigioso Instituto Académico, su existencia solo servía como entretenimiento cruel para aquellos que se creían intocables.

Pero el silencio no dura para siempre. Cuando la verdad sale a la luz, el equilibrio de poder se rompe y los monstruos que antes gobernaban con impunidad se enfrentan a sus propios demonios. Entre el caos y la redención, Laebe encuentra en una promesa inquebrantable, un faro de protección y en su propia alma una fuerza que nunca supo que tenía para enfrentar los obstáculos que le impuso la vida.

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Esta historia contiene temáticas sensibles como abuso sexual, violencia, acoso, drogas y trauma psicológico. No es apta para todos los lectores, ya que aborda situaciones crudas y perturbadoras. Se recomienda discreción.

NovelToon tiene autorización de Mary Dalia Lilith Kruger Lanchestter para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 15

El dolor era punzante, no sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente pero, finalmente despertó tras solo unos minutos. Veía borroso y su cabeza daba vueltas.

Con dificultad se puso de pie apoyándose del mármol del lavamanos. Abrió el grifo y mojo su cabeza, notando que de algún lugar salía sangre.

— Ah... — Jadeo un poco y después se quedó allí, de pie intentando calmarse...

Tras algunos minutos, había salido del baño. Aún estaba adolorida y mareada, pero aún con eso, camino hasta lograr llegar a la enfermería dónde esperaba encontrar la ayuda de Luciel.

Sin embargo, él no estaba allí. Seguro había ido a algún otro lugar o estaría dando clase, por lo cual decidió mejor salir de la enfermería e irse a casa.

Esperaba que el descanso pudiera ayudarla a sentirse mejor. Además, quería ver a Kael para decirle lo que escuchó.

Fue primero al salón a recoger su mochila y después camino hasta la entrada de la escuela. Sin embargo, mientras bajaba unas escaleras, el mareo aumentó y tuvo que detenerse a media bajada. Intento calmar esa sensación punzante al respirar de manera lenta, y siguió bajando con cuidado.

Sin embargo, con una fuerte punzada al dar un paso, no pudo evitarlo y falseó justo a cuatro escalones de llegar al suelo. Cayó con un golpe seco, raspando sus manos al apoyarlas. Los alumnos que caminaban alrededor notaron esto, no hicieron nada, salvó ver y murmurar.

— (¿Qué está pasando..? Mi cabeza, no deja de dar vueltas..) — Intento pensar con claridad, uso sus pocas fuerzas para levantarse, pero al ponerse de pie cayó de nuevo.

Fue entonces que manteniendo la cabeza agachada, noto algo. Por su cuello y cabello, hilos de sangre estaban chorreando hasta gotear en el suelo. Puso su mano en el cuello buscando que no haya más manchas.

No lograba ponerse de pie. Finalmente, sintió la calidez de Luciel sobre sus hombros, su voz suave junto a ella, indicando que todo estaría bien.

— Laebe, tranquila. ¿Qué pasa? ¿Te caíste?— Hacia preguntas mientras la ayudaba a ponerse de pie. Rápidamente notó como apenas se podía mantener de pie, vio la sangre en su cabello, cuello, manos y ropa; lo que lo preocupo de inmediato. — Respira, iremos a la enfermería.— Indicó sujetándola con cuidado y ayudándola a caminar.

Fueron pasos suaves y lentos, él siguió su ritmo para no hacer que se debilite más. Cuando llegaron a la enfermería, la llevo con cuidado a la camilla, ayudándola al subir al levantarla de las caderas.

Por un momento, él se congeló al notar algo. Laebe, era demasiado ligera.

— Acuéstate... Te revisaré rápido.— La ayudo a acostarse lentamente, dejando su mochila en un mueble.

Laebe, se sentía aliviada de que él haya llegado sin embargo, se sentía tan mal que sus ojos amenazaban con cerrarse. En pocos segundos Luciel volvió para revisarla, preparado con un carrito con todo lo necesario.

— Dime qué fue lo que pasó...— Le pidió buscando que no se quede dormida. Laebe abría los labios buscando hablar, pero sus palabras parecían imposibles de salir.

El bajo un poco su suéter para medir sus latidos, notando lo irregulares que eran. El sangrado parecía muy grave así que la levanto un poco hasta sentarla. Ella apenas podía mantener la cabeza quieta, así que Luciel la guío hasta que la apoyo sobre su hombro. Reviso con cuidado notando la herida en su nuca, no era una herida profunda, pero perdía demasiada sangre.

— Carajo...— Susurró Luciel rápidamente buscando parar el sangrado con presión.

La acostó nuevamente, está vez usando algo para mantener su cabeza elevada y a su vez mantener la herida con presión. Viendo que ni siquiera eso parecía funcionar, tomo su móvil y marco a emergencias...

...

El sonido de la camilla rodando por el pasillo de emergencias se mezclaba con las voces urgentes del equipo médico. Sobre el colchón, una Laebe de complexión delgada y piel pálida respiraba con dificultad, su cabello enmarañado pegado a la nuca por la sangre que aún brotaba de una herida pequeña, pero alarmantemente activa.

—Sangrado activo en la región occipital. — Informó una enfermera mientras presionaba una gasa estéril sobre la herida. — La hemorragia no cede.—

El médico se acercó de inmediato, observando la herida y el tono cerúleo de los labios de la Laebe. Sus manos, frías y temblorosas, descansaban sobre su pecho.

—¿Signos vitales? — Preguntó con urgencia.

—Presión arterial en 85/55 mmHg, pulso débil y taquicárdico a 115 latidos por minuto. — Respondió otra enfermera mientras ajustaba la vía intravenosa.

El médico frunció el ceño. La cantidad de sangre perdida no era normal para una herida tan pequeña. Observó los análisis iniciales que llegaron en cuestión de minutos: plaquetas peligrosamente bajas y deficiencia de vitamina K.

—Administren vitamina K intravenosa, 10 mg en bolo lento — Ordenó sin perder tiempo. — Preparen una transfusión de plaquetas y plasma fresco congelado. Necesitamos estabilizarla. — Instruyó.

Mientras una enfermera ajustaba la infusión de líquidos para evitar un choque hipovolémico, el médico aplicó un vendaje compresivo en la nuca.

—Voy a necesitar más compresión aquí. Elevemos ligeramente la cabeza para reducir el flujo hacia la herida.— Informo a sus compañeras. Laebe gimió levemente, su consciencia tambaleante.

—Sigue perdiendo sangre, doctor. — Alertó una enfermera.

—Si el sangrado no se controla con presión, podríamos necesitar hemostáticos tópicos. Prepárenlos.— Instruyó el doctor.

Poco a poco, la combinación de las intervenciones surtió efecto. El sangrado disminuyó, y con la transfusión, Laebe empezó a recuperar el color en su rostro.

—Bien… — Suspiró el médico, observando el monitor que mostraba una ligera mejora en la presión arterial. — Ahora, vamos a ingresarla y mantener un monitoreo estricto. También necesitamos evaluar la causa de esta deficiencia nutricional. — ...

Afuera, en la sala de espera. Luciel se mantenía sentado en la sala de espera, a su lado, la tutora académica.

— Ya han pasado cuatro horas. ¿Por qué no vienen a decir nada? — Pregunto la tutora.

— Seguramente están haciendo transfusiones, deduciendo lo suficiente, ella tenía las plaquetas bajas; carecía de vitamina K en su sistema... La sangre no coagulaba y por eso, aunque la herida era pequeña, no paraba de sangrar. — Dijo Luciel suspirando.

— Que horror. ¿Con que se habrá golpeado al caer?— Se preguntó la enfermera. Luciel se quedó en silencio, ya suponía que eso no fue por una simple caída...

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Dira Alina
¡Necesito saber qué pasa después! Por favor, no tardes en actualizar. 🙏
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