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Obsesión Del Diablo

Obsesión Del Diablo

Status: En proceso
Genre:Juego del gato y el ratón / Amor eterno / Demonios / Reencarnación / Mundo de fantasía / Pacto diabólico
Popularitas:6.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Poire

— Advertencia —

La historia está escrita desde la perspectiva de ambos protagonistas, alternando entre capítulos. Está terminada, así que actualizo diariamente, solo necesito editarla. Muchas senkius 🩷

♡ Sinopsis ♡

El hijo de Lucifer, Azaziel, es un seducor demonio que se obsesiona con una mortal al quedar cautivado con su belleza, pero pretende llevársela y arrastrar su alma hacia el infierno.

Makeline, por su lado, carga con el peso de su pasado y está acostumbrada a la idea del dolor. Pero no está segura de querer aceptar la idea de que sus días estén contados por culpa del capricho de un demonio.

—¿Acaso te invoqué sin saberlo?
—Simplemente fue algo... al azar diría yo.
—¿Al azar?
—Así es. Al azar te elegí a ti.

NovelToon tiene autorización de Poire para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El eco de lo divino

Eran las seis de la tarde cuando volví a casa; vacía. No había visto ni sabido nada de Azazel desde la mañana, y estaba segura de que no había ido directamente con Regina, dado que la hora acordada era por la tarde. Cada vez sentía más inquietud por querer saber dónde se metía y por qué se negaba tanto a decírmelo.

Estaba sentada en la mesa de la sala de estar, con música instrumental sonando de fondo. Resaltaba las lecturas de un libro y ordenaba mis apuntes, pero mi mente divagaba. Me llevé el boli a la boca, distrayéndome de lo que leía.

Últimamente, me costaba concentrarme en lo que antes me atraía la atención fácilmente. Probablemente se debía a la sensación constante de que mi vida terrenal acabaría cuando Azazel así lo decidiera, y eso hacía que todo, incluso continuar con mis estudios universiarios, pareciera irrelevante. Sin embargo, recordé que había decidido pretender que mi vida seguíría una línea temporal normal; y me estaba costando.

— ¿Sigues estudiando? —escuché la voz familiar antes de verlo emerger de la nada.

—¿Al menos podrías avisar antes de aparecerte así?

—Primero el color de mis ojos, ¿y ahora quieres que te envíe un mensaje de texto antes de llegar?, ¿o prefieres una paloma mensajera que te lo anuncie?

Levanté la vista.

—Podrías ponerte un cascabel.

Esperaba molestarlo, pero en lugar de eso, él soltó una risa. Se sentó frente a mí en la mesa.

—¿Un cascabel? ¿Que soy, tu mascota?

Lo consideré, recordando que a veces había pensado en él como mi escolta personal.

—Pues, viéndolo de esa forma —coloqué el bolígrafo entre mi libro para guardar la página. Lo cerré—. Considerando que me sigues a todas partes, no recuerdo haber adoptado ningún perrito guardían.

—Tsk —chistó con sarcasmo—. Y yo que pensaba que te estaba empezando a gustar mi compañía.

—¿Cómo te fue con Regina? ¿Después de todo te torturó con sus preguntas y sus libros?

—No estoy muy seguro de que prestara tanta atención a mi explicación como a mi presencia en sí —se acomodó—. Pero, de hecho pasamos un rato bastante interesante.

—¿Por qué lo dices? —pregunté, intrigada.

—Digamos que tuvimos una pequeña conversación un poco filosófica.

—¿Filosófica? —reí ligeramente—. ¿De qué hablaron?

—De Dios...

Interrumpí la risa— ¿Qué? —cuestioné con un levantamiento de ceja.

Por lo que sabía, Regina era atea. O al menos eso creía. Que hablara de Dios justamente con Azazel me causaba una extraña sensación de recelo. A mí se me había ocurrido primero. Cuando había conocido a Azazel, el aspecto divino fue una de las cuestiones que más deseaba resolver, pero no pensé que sería lo adecuado. No creí que un demonio se sentiría cómodo hablando ello, sobre todo cuando dicho demonio se quejaba todo el tiempo de mis expresiones laicas.

Pensar que otra persona había tenido el atrevimiento de hacerlo, y peor aún, que él hubiera estado dispuesto a responder con gusto, me resultaba, por alguna razón, molesto.

—¿Qué le estuviste diciendo, Azazel?

Él se inclinó para examinar mi rostro. Esperó unos segundos y finalmente habló. Levantó la comisura de sus labios levemente.

—¿Son celos lo que percibo?

—No —respondí como si fuera algo obvio—. Es solo que yo me lo había planteado antes —murmuré.

—Claro —dijo poco convincente y sin darme más importancia—. Bueno, al final le estaba explicando que no creo realmente en el Dios en el que suelen pensar ustedes.

—¿Qué no crees en Dios?

En realidad, es un tema al que le había estado dando vueltas por durante toda mi vida, en silencio. Al principio, había considerado la existencia de dios como una falacia, pero al tener un demonio aquí mismo, ponía mis ideologías patas arriba. Y me resultaba un poco irónico de su parte negar la existencia de algo divino. Siendo él una criatura que formaba parte de la propia historia.

—De hecho, no creo en ningún Dios, independientemente de su religión. 

—No seas ridículo, Azazel. Tú y él van en la misma línea.

—Oh, entonces ¿Eres creyente? —me miró con curiosidad, como si estuviera interesado en lo que acaba de escuchar.

—Tú sola existencia me lo está comprobando.

—¿Dices que me consideras como una prueba de la existencia de Dios?—pareció haberle molestado lo que dije.

Suspiré—.  Tampoco me metas en esos temas. Solo sentía curiosidad por ver qué cosas le metiste a Regina en la cabeza.

Ella ya tenía suficiente con sus dramas novelísticos, y lo último que quería era que mi amiga se viera envuelta en la ansiedad y en una crisis existencial por tratar de inmiscuirse en cuestiones del universo.

—Pero de todas formas, sí creo que lo prueba —dijé, y volví a abrir el libro.

—No importa. Lo que intentaba decirte era que en verdad no estoy negando que existan como tal —aclaró—. Es más confuso que eso. Pero el Dios al que ustedes recurren... es más bien una figura de consuelo. Una herramienta de fe que se generó por el miedo que sienten de no poder controlar sus impulsos —ojeó lo que estaba haciendo—. Por cierto, si crees que mi existencia a la vez prueba la existencia de Dios, siendo de esa forma estás afirmando que verdaderamente estoy aquí para tentarte, ¿no es así?

—Probablemente sea así —continué pasando las hojas, sin mirarlo aún. Tomé un lapiz para marcar el borde de las páginas.

—Entonces, como buena creyente, deberías echarme de tu casa. No deberías dejarme entrar, y así me estarías rechazando, ¿no?

—Lo intenté, ¿lo recuerdas? Pero eres molesto y te me pegaste como chicle

—¿Estás aceptando a un demonio a estar cerca de ti? ¿Sin reparo alguno?

—No tengo otra opción. No tengo idea de cómo hacer que dejes de seguirme —lo miré finalmente—. ¿Te echo agua bendita o algo así?

Él sonrió ampliamente.

—El agua bendita no funciona en mí

—Podría llamar un exorcista —dije, fingiendo considerar seriamente la idea.

Él soltó una risa— ¿Y qué crees que haría el exorcista conmigo, pequeña?

Cerré el libro de golpe. El sonido resonando por la sala, llamó su atención.

— ¿Te estás burlando de mí? —pregunté.

—Un poco, sí —se puso de pie, bajando la cabeza para observarme desde arriba—. Si eres tan creyente, deberías seguir asustada de mí.

—No me fastidies, Azazel. ¿Y exactamente qué debería temer de ti? Ya asimilé que harás de mi eternidad un martirio —me apoyé en mis manos para esperar una respuesta— ¿Será que necesitas que alguien te teme para sentirte poderoso?

Había dado en el clavo, toqué un nervio.

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Lorena Ramirez
es muy bueno
Patricia Garcia Lizarraga
Excelente
Alcira Araujo
genial
Alcira Araujo
que ya no va a subir más capítulos
Poire: Todos los días subo, ntps
total 1 replies
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