Obsesión Del Diablo

Obsesión Del Diablo

Primera etapa: Negación

Azazel.

_____________

Se podría decir que las cosas tuvieron su inicio hace unos meses, cuando me deslizaba ágil y silenciosamente sobre los tejados. Estuve buscándola por horas con mis pies moviéndose sobre las casas, apenas y tocaba los techos. Siempre que lo intentaba empezaba con la adrenalina recorriéndome, y al final del día la emoción se esfumaba. Mientras más avanzaba, la ciudad se ampliaba debajo, estaba concentrado en cada detalle, examinaba a cada persona con dedicación, pero la monotonía de siempre empezó a nublar mis pensamientos. En poco tiempo, cuando el cielo se volvía anaranjado, me quedé reposando en uno de los árboles, pensé que así facilitaría mi búsqueda. Todos los humanos lucían como bichos desde allí, consideré generar caos entre ellos, algo que disfrutaba y se me daba bastante bien, pero tenía algo más importante que hacer.

Mis ojos volvieron a escanear el escenario hasta que se clavaron en un pequeño punto que, a pesar de estar lejos, logró captar mi interés. Me bajé para encaminarme hacia él, conforme entré en su panorama, un aroma exótico se mezcló en mis fosas. La había encontrado. Después de mucho, de buscar entre tantas y estudiar desde lejos a las otras mortales insípidas, por fin di en el blanco. Ella estaba perdida con la vista hacia algo que no lograba divisar desde ahí. Se mantenía en calma y a mí me pareció ver cómo soltaba su propio brillo. Me acerqué más a su ventana hasta notar que, en realidad, estaba viendo la televisión. Incluso su rostro llamaba demasiado la atención.

Mi mente acababa de ser revuelta por su figura. Desvié mi vista, era de esperarse que me removiera los sentidos, después de todo eso era lo que me había atraído hasta ahí, en primer lugar. Pero no podía dejar que pasara tan fácilmente, yo era alguien superior, no podían impresionarme de esa forma desde el primer momento. Estuve un rato pensando en eso hasta que me decidí por aparecer frente a ella. No necesitaba ser intimidante, mi sola presencia hablaba por sí misma.

Le sonreí con malicia y burla, había tanta calma que el entorno me ayudaba con el propósito, pero mi voz rebotó en eco por toda su sala. No se inmutó, y mi orgullo se hirió por ello. Tenía la cabeza levantada, mirándome como si fuera un payaso sin gracia, incluso le oí chistar los dientes.

—¿Y tú qué? —fue todo lo que necesité escuchar para quedar totalmente incrédulo.

Tenía unos ojos verdes tras el vidrio de sus lentes, que al mirarme hicieron que se me alterara algo por dentro, aunque no sé muy bien qué. En su mirada pude notar cierto semblante oscuro. Se veía muy agotada y le rodeaban sentimientos de desánimo que yo podía percibir. Traté de ignorarlo, no estaba aquí para ser su psicólogo, así que ni siquiera intenté leerle la mente.

—¿Te asusté? —pregunté.

Me observó con fastidio y luego agitó su mano frente a mí.

—¿Podrías moverte de en medio? Estoy ocupada viendo algo.

Giré hacia el televisor y luego hacia ella de regreso. Su voz demostraba que estaba más irritada que temerosa, y eso me estaba fastidiando. Me senté en el mueble que tenía a su costado cuestionándome si había perdido el toque. ¿Por qué me daba tan poca importancia? Hasta yo me habría alterado si fuera ella. Se supone que yo tenía que haberla hipnotizado con mi encanto, pero estaba siendo más bien un poco al revés.

—Deberías verme a mí en lugar de ver esa cosa y mostrarte tan aburrida.

—La verdad es que no tengo ganas de aguantar estas tonterías —sostenía el control remoto en la mano.

Se inclinó hacia el piso para tomar una botella que estaba bajo la mesa. Cuando terminó de servirse una copa, me apoyé para sujetarla entre mis manos, mientras hacía movimientos circulares con el líquido que tenía dentro. Es por eso que sentía que estaba arrastrando ligeramente las palabras, sumándole la expresión apagada y además su mal humor, tal vez no era que yo había hecho algo mal, es que ella estaba atontada con licor. Y no quedaba casi nada.

—Por lo que veo, ya te has llevado unas cuantas.

La miré de reojo, no me prestaba atención. Tenía el cabello despeinado e incluso así sentía se me hacía difícil apartarle la vista. Se recostó.

—¿Eres alcohólica?

—¿Te mandaron a investigarme? —preguntó con desdén.

—Qué apática —espeté—. Un poco mal de tu parte que ni siquiera me estés dando un mínimo de atención.

Estaba decepcionado, esperaba que se desquiciara o que empezara a rezar al verme, no esto. Me puse a analizar y no, en toda mi existencia no tenía registro de que alguien hubiese reaccionado así.

En eso pensaba cuando vi que giraba su cabeza lentamente hasta mí, tal cual muñeca diabólica. Encima me robaba el rol principal.

—¿Quién rayos eres tú?

No pude evitar soltar una risa. Creo que solo era lenta, no había necesidad de culpar al alcohol. Me balanceé hacia ella para tomar sus lentes, miré a través de ellos. Se estaba quedando ciega, la pobre.

—Estoy algo ofendido de que no tengas idea de quién soy. ¿No adivinas a quién tienes cerca?

—¿Debería?

—¿Acaso no tengo el nivel de un príncipe?

—¿Príncipe? —se estaba riendo.

Nunca había dudado de mi palabra, ¿también había perdido mi brillo de persuasión?

—¿Y por qué te ríes de eso?

—Alguien no está muy bien de la cabecita —su risa se apagó tan pronto como vino y fue reemplazado por su ceño fruncido—. O quizá soy yo —tomó la botella para verla de cerca.

Lo vi en su mente, le estaba echando la culpa al alcohol. Nunca entendí por qué los mortales se lo tomaban por gusto, el sabor era desagradable y era el modo más lento que habían descubierto para matarse lentamente. Y lo sabían.

—¿Piensas que soy una alucinación?

—Aunque —se detuvo a pensar—. Una muy molesta, si me lo preguntas, y que no me deja ver mi programa.

—¿No crees que yo soy mucho más interesante que eso?

—Lo que creo es que me estoy volviendo loca.

—Y si soy parte de tu imaginación, ¿no me estás imaginando muy atractivo?

—Ash, además de molesto eres arrogante.

Tan grosera la señorita. Volví a sentarme, un poco más cerca a ella, sintiendo el aroma cheesecake de fresas que desprendía. Siguió mirando la pantalla, creo que ni siquiera la estaba viendo realmente, pero el simple hecho de demostrar que me ignoraba, me molestaba 

— Por lo que veo, tu vida es bastante sencilla, ¿no?

Se llevó la copa llena de vino hacia los labios, extendí mi mano para detenerle y me miró con rabia.

—¿Terminó de molestar la alucinación? Me está empezando a doler la cabeza.

Se estaba cayendo de sueño.

—Ya te dije que no soy una alucinación. Y sinceramente, me importa poco si te estoy incomodando.

—Bueno, dime quién eres —dijo.

—Un demonio.

Se quedó callada mientras procesaba. Y se echó a reír con nerviosismo.

—Definitivamente necesito dejar el alcohol.

No podía ser que no viera que tenía a la perversidad personificada en frente y además se siguiera riendo.

—Y, don demonio —continuó—, ¿tiene usted nombre propio?

Pensé que al mencionarlo, ahora sí me reconocería.

—Mi nombre es Azazel.

—Ok, Azazel —me equivoqué, no le importó en absoluto—. ¿Qué es lo que buscas aquí?

Preguntó, dejándose caer en el mismo sofá.

—Buscaba un poco de entretenimiento, pero ya veo que contigo no funciona.

Bostezó. ¿Le estaba aburriendo yo? Recostó su cabeza en el respaldo.

—Es tarde, y tengo sueño, así que no es un buen momento. Vuelve luego.

Movió su mano con un ademán de desinterés y comenzó a cerrar los ojos.

—Tienes una vida muy aburrida, ¿verdad?

Pero para cuando yo terminé mi pregunta, ella ya no me escuchaba, y finalmente se durmió. Como dije, aburrida.

Capítulos
1 Primera etapa: Negación
2 Apatía
3 Ruptura de realidad
4 La maldad ante mis ojos
5 Cambio de fortuna
6 Tiempo prestado
7 Hijo del infierno
8 La rutina del destino
9 Tensión silenciosa
10 Propiedad indebida
11 Sin refugio en la mente
12 Cadena invisible
13 La doble cara del control
14 Sombras de contrición
15 El eco de lo divino
16 El precio de la indiferencia
17 Apresada en el pasado
18 Visión del abismo
19 Cicatriz invisible
20 A punto de romperse
21 Eco del recuerdo
22 Duda culposa
23 Ajetreo desmedido
24 El barista del infierno
25 Lo que calla la mente
26 El cine reacio
27 Aversión contenida
28 Defensa silenciosa
29 El peso de mi alma
30 Fragilidad en desgarro
31 Abismo interior
32 Máscara mal hecha
33 Cautiva en la asfixia
34 Prisión de vértigo
35 Enclaustrada
36 Aguijón de paranoia
37 El precio de mi paz
38 Caminos en paralelo
39 Desagradable
40 Callar para escapar
41 Cadena rota
42 El extraño de los ojos verdes
43 La invitación
44 Un juego de incitación
45 Desde el otro lado
46 El arte de la provocación
47 Cuando el plan se rompe
48 En el nombre de Dante
49 Sangre en el filo
50 Un alma en juego
51 Presa del cazador
52 Mensajes de Auxilio
53 La muerte dulce
54 Confía o perece
55 El último respiro
56 Sombras carmesí
57 Si las emociones me traicionan
58 Verdades que arden
59 La decisión imposible
60 El jardín perdido
61 El sacrifico del alma
62 Epílogo
Capítulos

Updated 62 Episodes

1
Primera etapa: Negación
2
Apatía
3
Ruptura de realidad
4
La maldad ante mis ojos
5
Cambio de fortuna
6
Tiempo prestado
7
Hijo del infierno
8
La rutina del destino
9
Tensión silenciosa
10
Propiedad indebida
11
Sin refugio en la mente
12
Cadena invisible
13
La doble cara del control
14
Sombras de contrición
15
El eco de lo divino
16
El precio de la indiferencia
17
Apresada en el pasado
18
Visión del abismo
19
Cicatriz invisible
20
A punto de romperse
21
Eco del recuerdo
22
Duda culposa
23
Ajetreo desmedido
24
El barista del infierno
25
Lo que calla la mente
26
El cine reacio
27
Aversión contenida
28
Defensa silenciosa
29
El peso de mi alma
30
Fragilidad en desgarro
31
Abismo interior
32
Máscara mal hecha
33
Cautiva en la asfixia
34
Prisión de vértigo
35
Enclaustrada
36
Aguijón de paranoia
37
El precio de mi paz
38
Caminos en paralelo
39
Desagradable
40
Callar para escapar
41
Cadena rota
42
El extraño de los ojos verdes
43
La invitación
44
Un juego de incitación
45
Desde el otro lado
46
El arte de la provocación
47
Cuando el plan se rompe
48
En el nombre de Dante
49
Sangre en el filo
50
Un alma en juego
51
Presa del cazador
52
Mensajes de Auxilio
53
La muerte dulce
54
Confía o perece
55
El último respiro
56
Sombras carmesí
57
Si las emociones me traicionan
58
Verdades que arden
59
La decisión imposible
60
El jardín perdido
61
El sacrifico del alma
62
Epílogo

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