La Emperatriz Calypso
En el Imperio Zandell, gobernaban el Emperador y la Emperatriz, conocidos por su bondad y justicia. Después de cuatro años de matrimonio, tuvieron a unas hermosas gemelas pelirrojas de ojos esmeraldas, Cataleya y Calypso. Las niñas crecieron sanamente, y todo era felicidad en el palacio.
Las gemelas cumplieron 6 años, y sus padres comenzaron a enseñarles las habilidades necesarias para heredar el trono. Cataleya, la mayor, era muy social y alegre, mientras que Calypso, la menor, era más seria y amable. Calypso tenía un pequeño lunar debajo del ojo, lo que las distinguía.
Años después, las gemelas cumplieron 13 años. Eran jovencitas hermosas y brillantes. Un día, mientras estudiaban en el jardín, Cataleya se subió a un árbol.
—¡Calypso, vamos a jugar!—dijo Cataleya.
—No, Cataleya, tenemos que estudiar. Baja de ahí antes de que madre te regañe otra vez—respondió Calypso.
—Buuu, eres tan aburrida—dijo Cataleya, bajando del árbol.
En ese momento, la Emperatriz llegó al jardín.
—¿Qué hacen aquí, niñas?—preguntó.
—Estábamos estudiando, madre—dijo Cataleya
—Lo creo de tu hermana, pero de ti no, Cataleya. Estabas otra vez arriba de los árboles, ¿no es así?—preguntó, quitándole las hojas de la cabeza.
—Bueno, sí, madre. Jaja—respondió Cataleya.
—Querida, debes tener cuidado. Puedes lastimarte—dijo la Emperatriz.
—No te preocupes, madre. Tendré cuidado—respondió Cataleya.
—Bien, mi pequeña Calypso, no le darás un abrazo a tu madre—dijo la Emperatriz, sonriendo.
—Sí, madre—respondió Calypso, abrazándola.
—Bien, mis queridas niñas, vamos adentro. Su padre nos espera. Tenemos que hablar de algo importante—dijo la Emperatriz.
Las tres caminaron hacia el interior del palacio hasta llegar a una sala. Al entrar, se encontraron con el Emperador, un hombre pelirrojo de ojos esmeraldas, con un niño de 3 años en brazos.
—Mis esmeraldas, que bueno que están aquí. Tomen asiento. Su madre y yo debemos hablar de algo importante—dijo el Emperador.
—Hace unos días nos llegó la invitación al cumpleaños de su tío, el Rey de Lirio. Saben que tenemos años sin ver a la familia porque estamos al otro lado del mar. Así que este año decidimos ir a visitarlos. Queremos saber si nos quieren acompañar o prefieren quedarse en el imperio con el pequeño Arslan—preguntó.
—¡Yo quiero conocer a la familia!—dijo Cataleya emocionada.
—También quiero ir, pero no quisiera dejar solo a nuestro hermano Arslan—dijo Calypso.
—Se quedará con las nanas y mi tío lo cuidará. Él no puede viajar porque aún es muy pequeño y el viaje será largo. Haremos 2 meses de ida y 2 meses de vuelta, más lo que estaremos en el reino lirio. Estaremos fuera un total de 5 meses y medio aproximadamente—dijo el Emperador.
—Bueno entonces está decidido, iremos los cuatro—respondió la Emperatriz.
Realmente no quería dejar a mi hermano pequeño solo durante tanto tiempo, pero ya era hora de que Cataleya y yo conociéramos a la familia. Sabía que teníamos un tío materno y una abuela materna en Lirio, y familia por parte de mi padre, incluyendo al tío abuelo que cuidaría de mi hermano. También había un tío que no conocíamos, medio hermano de mi padre, que había sido sacado del palacio para mantenerlo a salvo durante la guerra por el trono.
Madre dijo que nos iríamos en dos días, así que estábamos haciendo las maletas y revisando que no se nos olvidara nada. Cataleya estaba recostada leyendo, tan despreocupada como siempre, a pesar de ser la mayor. Así que estaba terminando la maleta de ella.
Al terminar, bajamos a comer, y ahí se encontraban nuestros padres con el pequeño Arslan. Rápidamente pasaron los dos días, y ya estábamos por embarcar. Arslan lloraba porque quería ir con nosotros.
—No quiero que se vayan —sollozó Arslan.
Mi madre lo consolaba, diciéndole que pronto regresaría. Mi padre le dio un medallón que era de él cuando era un niño.
—Cuida a tu tío abuelo, Arslan —dijo mi padre.
Arslan les pidió que no fueran y se abrazó fuertemente a ellos. Mi corazón dolía al ver a mi pequeño hermano llorar desconsoladamente.
Mi tío abuelo lo cargó y le dijo que irían al lago, y por un momento Arslan dudó y dejó ir a mis padres. Rápidamente subimos al barco y dijimos adiós a todos.
Habíamos estado viajando durante aproximadamente un mes en barco. Al principio fue difícil, dado que nunca habíamos viajado en uno, pero con el tiempo nos acostumbramos.
En este momento me encontraba en la proa del barco, admirando el vasto mar. Era fascinante cómo sus olas se movían.
—Mi pequeña esmeralda, baja de ahí, puedes caer por accidente —dijo mi padre.
—Ya voy, padre —dije, saltando a su lado.
—Qué hacías ahí, mi tesoro? Es algo peligroso que subas ahí —preguntó.
—Solo observaba el mar, me gusta mucho. Gracias por darnos la oportunidad de conocerlo, padre —dije sonriendo.
—Mi pequeña Calypso, tal vez sea momento de que sepas que nuestros antepasados provenían de familias con magia poderosa. Entre ellas, las más fuertes eran fuego y agua. Nuestro último antepasado fue un hombre llamado Calissto II, él era portador de magia de agua —contó mi padre.
—¿Qué? ¡Eso es increíble! —exclamé.
—Sí, podía invocar tormentas enormes que arrasaban con todo a su paso, hasta una ligera llovizna para darle vida a la cosecha. Fue un Emperador sabio y murió en alta mar —continuó mi padre.
—Wow, nunca había escuchado algo así, padre. Entonces, ¿nosotras tenemos magia? —pregunté emocionada.
—Bueno, se dice que la magia surge en momentos de peligro, así que cabe la posibilidad de que tengan magia. Quizás no tan poderosa como el Emperador Calissto, pero algo debe de haber —respondió mi padre.
Después de esa conversación, seguimos conviviendo en familia, disfrutando del vasto mar y los paisajes que se desplegaban ante nosotros.
Familia Zandell
Emperador Hendrick Aziel Zandell Yelm
Emperatriz Zafiro Mariel Leroy Constans de Zandell
Primera Princesa Imperial Cataleya Mariel Zandell Leroy
Segunda Princesa Imperial Calypso Aziel Zandell Leroy
Primer Príncipe Imperial Arslan Aziel Zandell Leroy
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