Imagina un mundo donde lo virtual y lo real se entrelazan, y tu supervivencia depende de tu habilidad para adaptarte.
Aquí conoceremos a Soma Shiro, un joven gamer que recibe un misterioso paquete que lo transporta a NightRage. En este mundo, debe asumir el papel de guerrero, aunque con una peculiaridad, lleva una espada atorada en la boca.
NightRage no parece ser solo un juego, sino un desafío extremo que pone a prueba sus límites y su capacidad para confiar en los demás. ¿Logrará Shiro encontrar la salida, o quedará atrapado en este mundo para siempre?
NovelToon tiene autorización de Sagigetzu para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 1
Era el año 2027, y la habitación de Soma Shiro estaba tan silenciosa como siempre, con el único sonido de los teclados resonando mientras sus dedos golpeaban las teclas sin descanso. Tenía 17 años, y su vida giraba en torno a los
videojuegos, particularmente los MMORPG.
Para él, estos mundos virtuales eran mucho más que un pasatiempo, eran una vía de escape, un refugio. Cada vez que se sumergía en uno de esos universos, todo lo demás desaparecía. Los problemas de la escuela, los enfrentamientos con su familia y, sobre todo, el vacío de su vida social se esfumaba al instante.
Shiro había pasado la mayor parte de los últimos 8 años encerrado en su habitación, lejos del ruido del mundo real. Sus padres, aunque preocupados, habían dejado de insistir en que saliera de su cuarto. Ellos no entendían que para Shiro, la vida real era la que ocurría a través de la pantalla de su ordenador, y no fuera de ella.
Su habitación era el perfecto reflejo de su mundo interior. Las paredes estaban cubiertas con posters de los últimos juegos de rol en línea, mientras que su escritorio estaba abarrotado de cómics, figuras de acción y libros de fantasía.
Las luces LED de su ordenador cambiaban de color constantemente, iluminando el espacio con un brillo neón. Para cualquiera que lo viera desde afuera, Shiro era un chico perdido en su propia burbuja.
Aquella tarde parecía igual que cualquier otra. Shiro estaba inmerso en un videojuego de fantasía, cuando el timbre de la puerta sonó, interrumpiendo su concentración.
—¿Un paquete? —murmuró, confundido, mientras pausaba el juego a regañadientes, no recordaba haber pedido nada.
Con pereza, se levantó de su silla, estirando sus entumecidos músculos, y al abrir la puerta de su apartamento, encontró un pequeño paquete en el suelo.
No tenía remitente, solo su nombre y dirección escritos a mano de manera rudimentaria. Algo en él parecía extraño, pero a la vez, despertaba una intensa curiosidad.
—¿De quién será esto...? —se preguntó, mientras recogía la caja y la llevaba de vuelta a su habitación.
Se sentó en su escritorio, dejando el paquete frente a él. Lo observó detenidamente, girándolo en sus manos. La caja estaba hecha de un material antiguo, casi como si hubiera sido enviada desde otro tiempo.
Decidió abrirla con cuidado, despegando el envoltorio con precisión. Dentro, encontró algo inesperado, un disco de videojuego. El título en la carátula estaba escrito en un idioma extraño, casi ilegible, pero bajo aquellas runas arcanas, podía leerse en letras claras: "Nightrage".
—¿Nightrage? — balbuceo mientras fruncia el ceño.
Para alguien como Shiro, que estaba tan conectado al mundo de los MMORPG, no había escuchado nunca hablar de este título. He hizo que Inmediatamente su interés se disparara.
Mientras seguía inspeccionando la carátula, se dio cuenta de que en la parte trasera había más información. Resaltaban nombres grabados en letras brillantes, que aparentaban cierta importancia dentro del juego, “Sideralia, La guía de la luz extinta” “Khaos, Señor de la Utopía” “Valtorik, El exiliado del tiempo” y “Dumas, el corrupto de la realidad”.
Shiro pasó los dedos sobre los nombres, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Algo en esos nombres lo atrapaba, como si fueran más que simples personajes.
Eran figuras quizás cruciales para la historia del juego. Aunque no tenía idea de quiénes eran, esos nombres despertaron aún más su curiosidad.
"¿Qué clase de mundo será este?", pensó, cada vez más ansioso por descubrirlo.
Encendió su consola, incapaz de resistir la tentación, y colocó el disco. La pantalla de su televisor parpadeó antes de mostrar un logo oscuro y gótico, que brillaba en tonos rojos y negros. El título del juego, "Nightrage", se desplegó en la pantalla con un sonido profundo y envolvente.
El menú principal tenía un estilo sombrío, casi opresivo. La primera opción que apareció fue "Creación de personaje". Sin pensarlo dos veces, Shiro comenzó a diseñar su avatar. Era un proceso que había hecho mil veces en otros juegos, pero esta vez había algo distinto, algo que lo mantenía más concentrado que de costumbre.
Llamó a su personaje Sagi, un guerrero humano simple. Quería algo normal, alguien que pudiera pasar desapercibido. Pero mientras revisaba las opciones, algo extraño llamó su atención: una característica que permitía equipar un arma
en la boca.
—¿Un arma en la boca? —susurró, confundido.
Era una idea extraña, pero también algo que jamás había visto en otro juego. Después de unos segundos, decidió que sería algo original.
—Esto... esto es raro, pero puede ser interesante. No he visto algo así antes.
Sin dudar más, le asignó a Sagi una espada que colgaba de su boca. Una espada que no podría soltar, pero que lo haría único. Sonriendo satisfecho, Shiro presionó el botón de "Iniciar juego".
Justo en ese instante, la pantalla se apagó abruptamente.
—¿Qué carajos...?
Shiro se levantó de un salto, golpeando suavemente el monitor para ver si el problema era técnico. Pero antes de que pudiera hacer algo más, una luz brillante comenzó a salir de la consola, envolviendo toda la habitación.
—¿Qué está pasando...? —intentó gritar, pero su voz se apagó al ser engullido por aquella luz cegadora.
El mundo a su alrededor comenzó a desmoronarse. Su cuerpo se sentía cada
vez más ligero, como si fuera absorbido por algo más grande que él. las paredes de su habitación, el sonido del viento, el ruido de su respiración...
todo desapareció. Y, en un abrir y cerrar de ojos, Shiro se desvaneció de su realidad.
Cuando abrió los ojos de nuevo, el paisaje que se extendía ante él no era el de su habitación. Estaba en medio de un vasto campo, rodeado de montañas y bosques. El cielo estaba cubierto por nubes blancas y amplias. Todo parecía real, demasiado real.
Miró sus manos y se dio cuenta de que no eran suyas. Eran las de Sagi.
—¿Esto es... el juego? —pensó, incrédulo.
Miró a su alrededor, pero no había rastro de botones, ni opciones para desconectarse. No estaba jugando a Nightrage. El juego lo había atrapado a él.
Shiro, dentro de NightRage, era un joven que aparentaba 18-20 años, con una figura atlética de altura media. Su complexión era equilibrada, ni músculo ni tampoco delgado. De apariencia ágil, con unos ojos oscuros y una mirada decidida y afiliada que transmitia calma.
El cabello de Sagitario era de color negro profundo, lacio y no muy largo, la punta de su cabello, del lado izquierdo, tenían un tono rojizo intenso.
su atuendo era sencillo, compuesto por una túnica marrón oscura que caía sobre sus hombros y bien ajustada a su torso. Sus pantalones también eran de color marrón y estaban algo desgastados y llevaba botas negras.
Frente a él, se extendía un camino que serpenteaba a través de las colinas.
Aunque no sabía a dónde llevaba, decidió seguirlo, pues lo único que sabía era
que debía seguir adelante.