Claret es una chica con deudas hasta el cuello que intenta superarse, no descansará hasta encontrar un trabajo y dejar su vida de penurias atrás, en su camino se topará con Cillian un hombre millonario que oculta su vida de mafioso detrás de su apariencia de CEO. ¿Qué sucederá cuando sus mundos se entremezclen? Descúbrelo ya. (+18)
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Capítulo 15
...CILLIAN:...
Otra maldito Lambert en mi vida y Panthère Noire terminaría disparando contra todos en la empresa.
Ese idiota ¿Cómo es qué llegó a encontrarse con Claret?
— Sain Lambert — Leí con ironía la tarjeta que me provocó arrugar — ¿De dónde conoce a ese sujeto? — Observé a Claret con mi severidad acostumbrada.
Odiaba ese tipejo, era de esos que me provocaba enterrar dos metros bajo tierra, el hermano de Laisa, idéntico a ella, solo que en versión hombre.
Se creía importante solo por tener una agencia de modelaje, estaba casi seguro de que era inmoral y que chantajeaba a las mujeres para beneficiarse.
— No lo conozco, me topé con él en el restaurante al que fui con mi amiga y me dió esa tarjeta — Se encogió de hombros, extendiendo su mano para que se la devolviera — Me ofreció trabajo de modelo.
— ¿Trabajo? — Arrugué mis cejas — Usted ya tiene trabajo.
— ¿Qué? ¿A caso no puede tener otro trabajo?
— No con este infeliz — Dije y frunció el ceño.
— Al parecer usted si lo conoce ¿Quién es?
— Es un idiota, seguramente solo desea aprovecharse de usted.
— No parecía de ese modo, por primera vez me sale una oportunidad así, yo, de modelo, eso cambiaría mi futuro para bien y ese hombre parecía bastante seguro de que puedo lograrlo — Gruñó, enojada conmigo — Devuelva eso.
— No conoce a ese hombre.
— A usted tampoco lo conozco y míreme, estoy aquí, trabajando para usted.
— No la respetará como yo lo hago — Dije y resopló — ¿Qué? ¿Lo qué digo no es cierto?
— Escuche, no pretendo quedarme de vaga después de que mi trabajo con usted termine, quiero tener un oficio, algo a lo que poder dedicarme.
— Puedo ofrecerle mucho más que esto — Sacudí la tarjeta para hacer énfasis.
— No, usted me dijo que nunca podría darme trabajo en sus empresas, devuélvame eso — Exigió, con más firmeza.
— Si termina sus estudios si, puedo mover influencias para que la acepten en una de las universidades más prestigiosas de este país.
— Es muy considerado de su parte, pero no — Alcanzó la tarjeta y me la quitó, sus ojos se encontraron con los míos — Me gusta esforzarme, lograr mis metas con mérito propio y ésta oportunidad es de oro. Usted mismo lo dijo, aprovechar las oportunidades lo llevó hasta donde está — Guardó la tarjeta en su bolsillo — Tomaré el trabajo que me ofreció el doble de Chris Hemsworth, ya lo decidí.
Me acerqué a ella y la tomé del brazo, se tensó bajo mi agarre posesivo.
— No con Sain Lambert, es hijo de mi socio.
— ¿Y eso qué tiene de malo? — A pesar de sus nervios me dió una mirada retadora.
— Es hermano de la mujer con la que iba a casarme.
Sus ojos se abrieron mucho — ¿Usted se iba a casar?
— Ya entiende mis razones al inventar toda ésta farsa.
— ¿Por qué no quiere casarse con esa mujer?
— Sería un matrimonio por conveniencia, pero no es buena persona y tampoco su hermano, así que si usted acepta su propuesta, se meterá en la boca del lobo, cuando sepan que es mi prometida, tratarán de hacerla trizas — Dije, encajando mis ojos en los suyos, tan hermosos, como toda ella, se me endureció de nuevo y no pude soltarla.
Quería besarla, tocarla, hacerle todas las cosas perversas que me pasaron por la mente, ya no lo soportaba más.
Observé su boca pintada y mi respiración se tornó pesada.
¿Por qué me contenía? Cuando quería algo lo tomaba y listo, pero con ella, no podía, las razones de peso me lo impedían, pero el hecho de imaginar que Lambert o otro hombre se me adelantara, aumentaba mi rabia.
Me encontré con sus ojos.
— Gracias por la advertencia — Se zafó de mi agarre.
— Por muy atractivo y parecido a su Chris Hemsworth, el sujeto es una rata.
— De nuevo, gracias por su advertencia, pero soy adulta y tengo mi propio criterio.
Se alejó hacia el pasillo y apreté mis puños, a reventar de la furia.
No la quería cerca de ese infeliz.
Y que la pareciera tan atractivo como para compararlo con un actor me enfurecía aún más.
Tenía asuntos que atender en el club.
Un nuevo problema surgió.
...CLARET:...
El día llegó, me levanté temprano y Mariam preparó la bañera con el mejor jabón.
Me sumergí en el agua y después de mucho tiempo fui al armario, revisé las prendas para decidir que ponerme, hoy empezaría oficialmente mi papel de prometida, tenía que lucir radiante.
Me decidí por un vestido con falda de tuvo color negro y con mangas cortas.
Me coloqué unas zapatillas negras de tacón y empecé a maquillarme de forma sencilla, decidí llevar mi cabello recogido en un tocado, con ayuda de la señora Mariam pude lograrlo.
Me coloqué unos pendientes plateados y tomé una de las bolsas de cuero.
Salí de la habitación, caminando hacia la sala.
El Señor Cillian tenía un traje azul platinado y al verme apretó su mandíbula, recorrió sus ojos por mi vestido, mi bolsa, mi rostro y mi cabello.
— Buenos días, señorita Claret — Dijo, cuando me detuve frente a él.
— Buenos días — Me quedé seria, no le dedicaría una sonrisa a un ser tan amargado.
Estaba muy equipado en querer controlar mis decisiones, yo era dueña de mi vida y él solo era mi jefe, puede que no fuera prudente relacionarme con el hermano de su ex prometida, pero la decisión final la seguía teniendo yo.
Abrió el ascensor y entramos, mientras descendía sentí su mirada puesta en mí.
— Está muy hermosa.
Sentí una punzada en el estómago y en el corazón, también en una zona que se empeñaba en alterarse hasta con una mirada de ese hombre.
De todas formas no mostré emoción.
— Gracias.
— ¿Todavía está molesta por lo de ayer?
Lo evalué de reojo, me estaba observando.
— No, no estoy molesta.
— Mi intención no es querer controlar su vida, es solo que...
— No tiene porque explicarme, no sería prudente relacionarme con el hermano de su ex — Zanje el tema de una vez.
Soltó una larga respiración.
— ¿Le gusta el modelaje?
Lo observé desconcertada — Recientemente descubrí que se me da bien, aprendí rápido a caminar con tacones y la ropa elegante me encanta, estuve viendo las revistas de modelaje y también investigando.
— Tiene todo para ser una modelo.
— No diría que todo.
Las puertas se abrieron y caminamos hacia los autos.
Jean ya estaba allí y abrió la puerta trasera, después de dar los buenos días.
Entramos a la camioneta y partimos.
El señor Cillian se desabrochó el traje y sacó un cofre de su bolsillo.
— Casi olvido esto.
— ¿Y eso qué es?
Lo abrió, un anillo de diamantes.
— Si es mi prometida, tiene que tener un anillo.
Hice ademán de tomarlo, pero me la tomó.
Su mano estaba cálida y mi corazón se aceleró cuando sacó el anillo, lo colocó en mi dedo anular, era lindo, tenía una piedra de diamante con forma de corazón en el centro.
Nada era real, pero aún así una emoción me recorrió.
Cillian me soltó de esa forma tosca, como acostumbraba siempre a tratarme.
Recorrimos la ciudad hasta llegar a un edificio de varios pisos, entramos en el estacionamiento y salimos del auto.
Cillian me guió hacia las escaleras de la entrada.
— Entrelaza tu brazo con el mío — Ordenó en voz baja, me torné nerviosa pero hice lo que me pidió, sentí la firmeza de sus músculos.
Caminamos juntos, las puertas se abrieron para nosotros.
— Buenos días ¿La gente de la revista ya está aquí? — Preguntó él, con su habitual seriedad.
— Así es, de hecho ya entraron al salón de juntas, también están los socios y demás representantes de las demás cedes — Dijo la recepcionista, bastante curiosa al verme colgada del brazo de Cillian.
— Avisa de mi llegada.
Asintió con la cabeza y seguimos nuestro camino hacia un umbral, habían unos ascensores y tomamos uno.
Cillian se acomodó la corbata.
Se pegó más a mí y me tensé.
— Tranquila, actúe normal, solo debemos lucir como la pareja feliz.
— Usted debería sonreír más — Me atreví y me evaluó — ¿Qué? No me mire así, nunca sonríe, van a decir que este compromiso es una tortura.
— Quiere una sonrisa, la tendrá — Sonrió abiertamente y se me cortó la respiración — ¿Así está mejor? — Elevó una comisura.
— Si.. Si lo está... — Me costó hablar.
Las puertas se abrieron.
Entramos a un espacio con muchas oficinas y personas yendo de un lado a otro con papeles en mano.
— Buenos días, señor Cillian — Saludaron unas mujeres con faldas de tuvo y camisas de vestir blancas, muy atractivas.
— Buenos días — Cortó, ambas me observaron con curiosidad.
Llegamos a una oficina de puertas de vidrio.
— Señor, Cillian — Llamó una mujer en un escritorio, se levantó a prisa — La junta está pautada dentro de cinco minutos — Se acercó.
— Sirve café mientras me preparo.
— También tiene una reunión para la tarde, con uno de los gerentes de las fábricas.
— En la tarde no podré, agenda eso para otro día.
— Pero...Ya le he cancelado tres veces — Insistió con una tableta en su mano.
— De acuerdo, lo recibiré hoy.
La chica elevó su mirada y me observó.
— Ella es mi prometida, la señorita Claret Dubois — Me presentó, volviendo a sonreír.
— Mucho gusto — Le sonreí.
— Yo soy Alicia, la asistente del Señor Leroy, un placer conocerla.
— Estaré en el salón de juntas en cinco minutos.
Asintió con la cabeza.
Caminamos hacia las puertas y entramos a una oficina amplia, con un escritorio de vidrio y sillones de cuero.
Tenía vista a toda la ciudad y el suelo era de mármol pulido.
— Ésta es mi oficina.
— Es preciosa.
Se acercó demasiado y posó sus manos en mis hombros.
— Yo hablaré mayormente, pero si le hacen preguntas recuerde la lista.
— Descuide, no se me olvida nada, era muy buena para exponer en la secundaria — Apretó mis hombros con ligereza.
— Si es necesario, tendremos que besarnos.
— ¿Cómo? — Me tensé, ahora si estaba nerviosa.
Me soltó y fue hacia su escritorio, tomó laptop.
— Vamos a la junta.
Abrió la puerta y salí.
Caminamos por el pasillo alfombrado.
Cillian tomó mi mano, me sentí más nerviosa y entramos a una extensa sala con una mesa larga repleta de sillas donde habían muchas personas elegantes en trajes.
Al ver que Cillian sostenía mi mano se quedaron desconcertados.
Caminé de forma recta hacia el frente.
Cillian se detuvo al frente de la mesa, conmigo a su lado.
— Buenos días, señoras y señores — Dejó la laptop en la mesa — Disculpen mi tardanza.
Sentí una mirada y me tensé al hallar al hombre que me dió la tarjeta, bastante sorprendido de verme, a su lado estaba una mujer rubia, con expresión furiosa y también un hombre mayor que me dió una mirada de desprecio.
— Aprovecharé ésta reunión y la presencia de la revista — Dijo Cillian, a las personas reunidas al fondo de la mesa — Para presentarles a mi prometida — Rodeó mis hombros con su brazo — Su nombre es Claret Dubois y será mi futura esposa.
Hubo un profundo silencio.
La gente de la revista aplaudió y se levantaron para felicitarnos, todos a excepción de los tres que estaban sentados allí se acercaron a felicitarnos.
Agradecí y sonreí, di muchos apretones de manos e incluso abrazos.
Cillian también recibió felicitaciones y en todo momento sonrió, actuaba muy bien.
— Ahora sí, empecemos la reunión — Dijo Cillian, ofreciendo su asiento para mí, me senté, con los nervios de punta ante las atenciones de los presentes.
La rubia me siguió observando con odio y también ese hombre mayor, esa mujer debía ser la ex prometida de Cillian, ya que era muy parecido a su hermano.
La reunión empezó, Cillian habló de negocios y estrategias de marketing, las luces se apagaron para mostrar nuevos diseños, no entendí nada, pero mi presencia allí no era para los negocios, sino como un anuncio claro de compromiso y matrimonio.
Después de la reunión me levanté y las personas de la revista se acercaron.
— Quisiéramos tomar una foto y anunciar la primicia en nuestra revista.
— Claro, por supuesto, tomen todo lo que quieran — Dijo Cillian, acercándose a mi lado, me sostuvo de la cintura mientras los fotógrafos tomaban las fotos, sonreí y sentí un beso en la mejilla.
Un escalofríos me recorrió, eran los labios de Cillian en mi mejilla.
Los flash aumentaron.
Cillian concedió una pequeña entrevista y respondí las preguntas que me hicieron, con él sentado a mi lado.
Habló de sus negocios también.
— ¿Y para cuándo será la boda?
Me tensé, dejándole a Cillian contestar eso.
— Es algo que aún estamos decidiendo — Dijo, tomando mi mano — Lo cierto es que estamos muy felices de anunciar nuestro amor al mundo — Me dió una mirada dulce — Claret Dubois es la indicada.
Las personas de la revista suspiraron.
Si no supiera que estaba actuando, me lo creería.
Nos despedimos de esas personas y el salón de juntas quedó vacío.
— Todo salió bien — Dijo él, recogiendo las carpetas de la mesa — Hizo un buen trabajo, recibirá el primer pago...
La puerta se abrió, la rubia entró furiosa junto a su hermano y el hombre mayor.
— ¿Crees qué te saliste con la tuya? — Siseó acercándose — ¡Con éste teatro!
— ¿De qué teatro hablas? — Gruñó Cillian, con postura firme.
— De ésta — Me señaló despectivamente.
— No se de donde sacaste a ésta actriz y cuanto le pagaste, pero nada evitará que cumplas con tu palabra, se un hombre y ten los pantalones para cumplirle a mi hija — Gruñó el hombre.
— Esto no es un teatro, yo a su hija no la amo, no tiene sentido para mí atar mi vida a una persona por la que no siento nada, yo no pedí su mano, ni propuse el matrimonio, fue su palabra y no la mía — Dijo Cillian, sin miramientos — Claret Dubois será la mujer con la que me case.
La rubia siseó — Hiciste una promesa, tu farsa con ésta mujercita no tardará en desplomarse.
Cillian me rodeó en sus brazos y me besó.