Mauricio Silva, un exitoso empresario de 38 años, se encontraba en una posición inesperada. Conocido en la alta sociedad por su inteligencia, carisma y atractivo, Mauricio había disfrutado de la vida de soltero por muchos años. Las cenas de gala, los eventos benéficos y las reuniones de negocios eran su hábitat natural. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando se convirtió en el tutor legal de Samanta Santos, la hija de su mejor amigo fallecido.Samanta, de 20 años, era todo un desafío. Conocida entre sus amigos y conocidos como el "demonio", no por maldad, sino por su espíritu indomable y travieso.
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Capítulo 15 : Conversación Decisiva
Mauricio había pasado los últimos días en un estado de confusión emocional. Las conversaciones recientes con Samanta y los sentimientos que emergieron lo hicieron reflexionar profundamente sobre su relación con Tania. Sabía que no podía seguir ignorando la verdad; era injusto tanto para él como para Tania.
Una tarde, decidió enfrentar la situación. Encontró a Tania en el salón, leyendo una revista de moda. Su expresión despreocupada contrastaba con la seriedad de lo que Mauricio estaba a punto de decir.
—Tania, ¿podemos hablar? —dijo, tratando de sonar calmado.
Ella levantó la mirada y sonrió, sin sospechar lo que venía. —Claro, Mauricio. ¿De qué quieres hablar?
Mauricio se sentó frente a ella, buscando las palabras correctas. —Tania, hemos estado juntos por bastante tiempo, y hay algo que necesito decirte.
Tania frunció el ceño, notando el tono serio en su voz. Cerró la revista y la dejó a un lado. —¿Qué sucede, Mauricio?
—Tania, eres una persona maravillosa, y siempre te estaré agradecido por todo lo que hemos compartido. Pero no puedo seguir ocultando mis sentimientos —empezó, sintiendo un nudo en la garganta—. Te tengo un gran cariño, pero no es amor.
El rostro de Tania se transformó, su expresión se endureció. —¿Qué estás diciendo, Mauricio? ¿Estás terminando conmigo?
Mauricio negó con la cabeza, tratando de mantener la calma. —Lo que digo es que no puedo seguir adelante con esta relación sabiendo que no te amo de la manera que mereces. Por eso siempre he dilatado todo lo relacionado con el matrimonio y con que te fueras a vivir conmigo del todo a la mansión.
Tania se levantó bruscamente, empezando a caminar de un lado a otro. —¿Hay alguien más, Mauricio? ¿Es por esa niña, Samanta? ¿Te has enamorado de ella?
Mauricio sintió la tensión en el aire, pero sabía que debía ser honesto. —Samanta es una persona importante para mí, pero esto no se trata de ella. Se trata de ser justo contigo y conmigo mismo. No puedo seguir fingiendo sentimientos que no tengo.
Tania se detuvo, su rostro mostraba una mezcla de ira y desesperación. —Te prometo que puedo ser su amiga. Haré lo que sea necesario para que esto funcione. Podemos ir a terapia, Mauricio. No terminemos nuestra relación.
Mauricio suspiró, sintiendo el peso de la situación. —Tania, no es justo para ninguno de los dos seguir así. Mereces estar con alguien que te ame verdaderamente, que esté completamente comprometido contigo. Y yo... yo no puedo darte eso.
Tania se dejó caer en el sofá, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. —Siempre he sabido que algo no estaba bien, pero no quería admitirlo. Pensé que si lo intentaba lo suficiente, las cosas cambiarían.
Mauricio se acercó y tomó sus manos. —Eres una persona increíble, y no quiero hacerte daño. Pero seguir con esta relación solo nos hará más daño a ambos.
Tania asintió lentamente, tratando de controlar sus emociones. —¿Entonces esto es el final?
—No tiene que ser el final de nuestra relación, pero sí de nuestra relación romántica. Quiero que sigamos siendo amigos, si puedes aceptarlo —dijo Mauricio, con sinceridad.
Tania asintió, aunque sabía que no sería fácil. —Lo intentaré, Mauricio. Pero necesito tiempo para procesar todo esto.
Mauricio la abrazó, sabiendo que había tomado la decisión correcta aunque fuera dolorosa. Mientras se abrazaban, ambos comprendieron que el futuro era incierto, pero que estaban dando un paso necesario hacia la verdad y la honestidad.
Reflexiones y Nuevos Comienzos
Tras la conversación, Tania decidió tomarse unos días para estar sola y pensar. Se fue a la casa de sus padres, buscando el apoyo y el consuelo de su familia. Mauricio, por su parte, sintió una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que había hecho lo correcto, pero también sabía que había causado dolor.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones. Mauricio se centró en su trabajo y en cuidar de Samanta, tratando de mantener una semblanza de normalidad. Sin embargo, la presencia de Tania faltaba en su vida, y eso no pasaba desapercibido.
Un día, mientras caminaban por el jardín, Samanta notó la tristeza en los ojos de Mauricio.
—Mauricio, ¿qué pasa? Te he visto muy pensativo estos días —dijo, preocupada.
Mauricio suspiró y decidió ser honesto con ella. —Tania y yo terminamos. No estaba siendo justo con ella, ni conmigo mismo.
Samanta se quedó en silencio por un momento, procesando la noticia. —Lo siento, Mauricio. Sé que debe ser difícil para ti.
Mauricio asintió, agradecido por su comprensión. —Lo es, pero sé que es lo mejor. Necesitamos seguir adelante y encontrar nuestro propio camino.
Con el tiempo, Mauricio y Samanta encontraron una nueva rutina. La relación entre ellos se fortaleció, y Mauricio se dio cuenta de que los sentimientos que tenía por Samanta eran más profundos de lo que había imaginado. Samanta, por su parte, también comenzó a ver a Mauricio bajo una nueva luz, comprendiendo que él siempre había estado ahí para ella.
La vida continuó, con sus altibajos, pero ambos sabían que estaban en el camino correcto. La honestidad y el valor de enfrentar sus verdaderos sentimientos les habían dado una nueva oportunidad para encontrar la felicidad y el amor genuino.