La Forma Del Amor

...Mateo...

estaba en mi oficina trabajando como todos los días.

Quería apurarme, dejar todos los pendientes hechos y tal vez poder adelantar algo de trabajo.

Le había prometido a Valeria que llegaría temprano a casa sobre todo después de haberme enterado de que la sirvienta se tenía que ir, por problemas familiares.

Y justo estaba haciendo eso cuando entró una llamada.

Por lo regular no tengo la costumbre de responder llamadas durante las horas de trabajo al menos que sean las personas de mi familia y sobre todo si la llamada era de mi querida esposa.

Le había puesto un tono especial para cuando sus llamadas entraran en mi teléfono.

Por lo tanto cuando sonó mi teléfono supe de inmediato que era ella la que me hablaba.

Mi esposa no tenía la costumbre de molestarme en mis horas de trabajo, por lo tanto, solamente me llamaba cuando era absolutamente necesario.

Si no fuera así, solamente me mandaba un mensaje para avisarme algunas cosas que era la forma en que me mandó el mensaje en la mañana para avisarme de que la sirvienta se había tomado unos días de descanso.

Es por eso que cuando el sino y al saber que era ella, inmediatamente contesté la llamada.

Pero la voz que salió del aparato no fue la de Valeria. Sino de una mujer extraña y de fondo empecé a escuchar todo tipo de ruidos extraños cuando quise hablar inmediatamente la persona del teléfono me comunico sin perder tiempo de que mi esposa había tenido un accidente y que estaba muy grave.

No supe mucho que hacer, uno no espera recibir ese tipo de noticias por teléfono.

Pero a medida que pasaba en los segundos y al entrar en razón y casi sin pensar me pare para dirigirme directo al hospital.

Mientras estuve aturdido la enfermera seguía hablando pero yo no le hice caso, las únicas palabras que llegaron a mi cerebro eran que mi esposa estaba grave, no espere para escuchar más y salí...

Y de no haber sido por mi asistente ni siquiera hubiera podido llegar al hospital puesto que no tomé nada de mi oficina.

Fue mi asistente el que tomo todo ya sea mis documentos o cualquier otro documento.

Después salió detrás de mi corriendo para alcanzarme para cuando lo logro me preguntó que a dónde iba.

Le dije a grandes rasgos lo que había dicho la persona por teléfono para cuando llegamos al estacionamiento del edificio el chofer ya estaba esperando por órdenes de mi secretario.

Le pedía al chofer que acelerara todo lo que pudiera los minutos que me tomó llegar son eternos pero por más que fuimos tan rápido ya no llegué a tiempo, ni siquiera para despedirme de mi querido amor.

Lo único que me recibió en el hospital fue un cadáver, ella había dejado de respirar incluso antes de llegar al hospital.

No podía creer lo que estaba pasando, esta mañana todo estaba bien. Mi esposa y mi hija estaban bien.

Justo cuando estaba pensando en ellas me di cuenta de que no sabía nada de mi hija.

Qué pasó dónde está ella?.

Y otra vez la desesperación me empezó a ganar tratando de preguntar a todos donde estaba mi hija que si estaba bien o qué.

Pero nadie sabe ninguna información, y justo cuando estaba a punto de gritar a todo pulmón para que me hiciera caso apareció una enfermera preguntando si yo era el esposo de la mujer que habían traído que necesitaba darme un mensaje.

Mensaje que dejo mi esposa, pero primero tenía que decirme que mi hija estaba sola en casa y que necesitaban recogerla que posiblemente ya estuviera despierta y asustada.

Al parecer Valeria la había dejado durmiendo en casa mientras ella iba a comprar algo.

Estaba destrozado por la muerte de mi esposa, pero aunque suene ilógico de alguna forma pensé.

Que suerte!.

Que suerte que mi hija haya tomado su fiesta porque de esa forma no corrió con la misma suerte que su madre.

Y como si tuviera un piloto automático le marqué a mi asistente para que fuera a mi casa y se asegurará que mi hija estuviera bien.

Rato después recibí la llamada de mi asistente que me dijo que la niña estaba bien y que apenas estaba empezando a despertar, pero que aun así estaba algo inquieta.

Le pedí que la cuidara un poco y que necesitaba arreglar los asuntos para tratar el cuerpo de mi esposa.

No le hable a nadie, no tenía cabeza para eso Por lo tanto, no le avisé a nadie.

Por eso cuando aparecieron de repente todas las personas cercanas a nosotros se me hizo raro.

Incluso mis padres estaban aquí pero ni siquiera les había avisado que estaba sucediendo.

Tal vez suene egoísta, pero quería pasar un poco más tiempo solo con mi amor incluso que ya no tuviera vida.

Pero aun así quería un momento a solas para poder despedirme tranquilamente de ella y también para pedirle perdón por no haberla cuidado lo suficiente.

También quería prometerle que cuidaría a nuestra hija que no me dejaría vencer por nada, ni nadie que la tristeza no acabaría conmigo, sé que ella no estaría feliz si lo hiciera.

Pero no tuve tiempo de nada de eso porque pronto a mi alrededor estuvieron todos.

Tal vez muchos piensan que me trague el cuento de que ellos aceptaron a mi esposa, porque los conozco a todos desde hace mucho tiempo llevo años conociéndolos así que muy bien en el exterior aparentemente aceptaron a la mujer que elegí.

Por eso de alguna forma no quería que estuvieran aquí conmigo porque sus condolencias y sus ". Lo siento " tan sinceros no eran.

Quise hablar con la persona que me habló por teléfono, quería recuperarlo después de todo el teléfono estaba repleto de recuerdos de nuestra vida juntos.

Después de buscar por poco tiempo la encontré no estaba muy lejos de mí.

De hecho estaba esperándome para regresarme el aparato y si no fuera porque toda esa gente llegó a rodearme posiblemente ya lo hubiera hecho y se hubiera ido después de todo era un paramédico y estaba ocupado atendiendo otras emergencias.

Y antes de que se fuera le pregunté si él le había avisado a toda mi familia y me dijo que no era así.

En el teléfono de mi esposa el único número reconocible era el mío, ya que me había guardado como mi querido esposo.

El registro de los demás tenía otros nombres apodos que ella les había puesto así que no supo cómo se debía llamar a alguien más.

Ya en la tarde cuando los trámites apenas estaban terminando y apenas me estaban haciendo entrega de los documentos de defunción recibí la llamada de mi asistente diciéndome que se llevaría la niña en su casa para que su madre la cuidara.

Yo no tenía cabeza para nada más, quisiera tener a mi hija en mis brazos pero ahorita tengo que ocuparme de estos asuntos así que me pareció bien que alguien experimentado cuidara de mi hija.

Y al parecer a ninguno de mi familia o amigos se les había ocurrido que mi hija no estaba conmigo.

Pero preferí no decir nada creo que en este momento era mejor que mi hija estuviera lo más tranquila posible lejos de este estrés y está tristeza que a todos nos embargaba.

Aunque no estoy segura cuándo va a ser el momento que se dé cuenta de que ya no va a tener a su mamá.

Es cierto que es muy pequeña pero estoy segura que es lo suficientemente grande como para extrañar a su madre la cual ya no estará con nosotros ahora.

También le pregunté si le había avisado a todos lo que había pasado me dijo que no que estaba tan ocupado cuidando a mi hija que ni siquiera se le ocurrió avisarle a alguien más.

Además de que también tenía que atender algunos asuntos que quedaron pendientes en la oficina.

Asuntos de los cuales no quiso avisarme ya que pensó que no tendria ánimo para nada más que estar con mi familia.

Todo estaba listo para el velorio, me había cambiado a una ropa adecuada.

No quería estar solo por eso pensé que sería buena idea pedir la compañía de mi madre pensé que ya me apoyaría, pero justo cuando iba a tocar a su puerta escuchó unas palabras que nunca imaginé escuchar al menos no este día y menos cuando mi esposa apenas había dejado el mundo hoy.

Mama de Mateo: Por fin ese estorbo desapareció.

Papá de mateo: Silencio que alguien te puede escuchar

Mama de Mateo: Si tiene razón debo aparentar.

Me quedé con el brazo arriba, me di cuenta que yo no recibiría apoyo de parte de mis padres.

Ellos no sentían dolor, si quiero sentirme reconfortado los únicos que tienen el mismo dolor y que comparten mis sufrimientos serían mis suegros.

Así que fui por ellos porque son los únicos sinceros en este momento que estoy sufriendo tan terriblemente.

Así pasó la noche y el día siguiente justo al amanecer con los primeros rayos del sol tocando la Tierra mi esposa fue enterrada.

Pensé que no podría haber más dolor que el que estoy sintiendo ahorita nunca imaginé que un mes después mi teléfono sonaría una vez más.

Pero esta vez avisándome que lo único que quedaba de mi esposa estaba a punto de morir.