Sofía Alcántara, una chica llena de traumas por su infancia difícil trata de lidiar con su vida diaria, sin embargo, por parte del trabajo tiene que viajar a un nuevo país, lugar donde conoce a un chico en un bar y terminan pasando la noche juntos, sin saber que se lo encontraría al día siguiente... ¡en su trabajo!
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El encuentro
Jueves 26 de Mayo
POV's Sofía
Ya era de noche y me encontraba tirada en el sillón de la sala pensando en lo que había hablado con mi nona, según ella, si Emilio se me hacía atractivo, quería decir que ya había superado lo que pasó hace años, y era hora de abrirme a la posibilidad de encontrar una pareja, la cuestión es que ni siquiera tenía amigos, ¿cómo podría pensar siquiera en tener una relación amorosa?
Después de lo de David y Carolina, quedé muy lastimada, mis sentimientos y confianza fueron traicionados y no pensaba permitir que eso volviera a ocurrir, aunque admitía que a veces me hacía falta la compañía de alguien más que mi abuelita.
Me levanté y fui a buscar algo que comer en la alacena, la ansiedad me pedía a gritos algo que comer.
Encontré una bolsa de chips y recordé que tenía salsa botanera en el refrigerador, así que la saqué y preparé todo en un bowl, regresé al sillón y encendí la televisión dispuesta a ver una película.
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*Sonido de alarma*
Solté un suspiro y apagué el incesante sonido que provenía del celular, me senté en la cama y me quedé mirando mi chancla un buen rato hasta que volví en sí y me dirigí al baño.
Tomé una ducha rápida y salí para vestirme con algo casual y cómodo, ya saben, los infaltables jeans, una camiseta y tenis, y una chamarra en la mochila por cualquier cosa. Me hice una cola de caballo, me maquillé poquito y fui a la cocina a prepararme algo rápido para desayunar.
Una vez en la puerta, sonó mi celular y contesté.
-Buenos días, Emilio- saludé
-Buen día, Sofi, ¿ya estás lista?
-Sí, de hecho ya estoy saliendo de mi casa
-Perfecto, entonces te veo afuera
-¿Afuera? ¿A qué te refieres?- pregunté sorprendida
-Estoy afuera de tu casa, vine a buscarte para irnos juntos- pude escuchar su risita a través de la bocina
Abrí los ojos como platos y me apresuré a salir después de colgar la llamada, y, efectivamente, él estaba afuera esperándome recargado en su coche, maldita sea, este hombre parece sacado de una telenovela.
Nos saludamos con un beso en la mejilla y me ayudó a subir mis cosas para después abrirme la puerta del copiloto, me voy a morir de la emoción.
En el camino estuvimos charlando un poco, aunque por los nervios casi no sabía que decir, creo que lo notó porque empezó a hacer chistes, que nos sacaban una risa de lo malos que eran.
Así era estar con Emilio, me hacía sentir que nos conocíamos de años y me permitía estar relajada en vez de estar a la defensiva. Todos estos días me mandaba mensajes de buenos días y de buenas noches, preguntaba si ya había comido, y, en tres ocasiones, me había invitado a cenar. Por supuesto que la más feliz era mi abue.
Llegamos a nuestro destino y comenzamos a bajar nuestras cosas para iniciar el proceso antes del vuelo. Sí, estábamos en el aeropuerto.
Después de hacer el check-in y todo lo que conlleva, nos sentamos a esperar a que llamaran para subir al avión.
Estábamos platicando muy a gusto cuando suena mi celular, era mi nona.
-¿Creíste que te irías sin que te llamara, cariño?
-Abue
-Corazón, sé que te lo he estado repitiendo todo este tiempo, pero cuídate mucho, mi niña. Ten un buen viaje y avísame en cuanto aterrices- se le empezó a cortar la voz
-Abue, no llores, me harás llorar también- también se me empezó a cortar la voz y sentí como las lágrimas empezaban a asomarse
-Lo siento, cariño- se aclaró la garganta- ya hablamos de esto, pero es difícil, sin embargo, quiero que disfrutes al máximo esta oportunidad tan grandiosa, conoce a nuevas personas y haz amigos, ve a comerte al mundo, cielo
-Ay, abue, ya me estás haciendo llorar- se me escurrieron unas lágrimas y sorbí la nariz- te amo muchísimo, estaré en contacto contigo tanto como me sea posible...
-Vuelo 315 destino a Ottawa, Canadá, favor de abordar por la puerta 18- se escuchó por los parlantes
-Abue, ya me tengo que ir, te llamo cuando aterrice
-Sí, mi niña, cuídate mucho, te amo
-Te amo, nona
Colgué la llamada, agarré mi mochila y me fui con el corazón apachurrado.
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POV's Cedric
Ya es medio día y Emilio me dijo que llegaría alrededor de las 3 pm, tendré que esperar su llamada.
Estuve tan enfrascado en mis asuntos que se pasó el tiempo volando hasta que sonó mi celular. Era Emilio.
-Emilio, ¿ya estás aquí?
-Así es, señor Collins, acabamos de aterrizar
-Muy bien, cenemos esta noche en el Richmond SteakHouse, ¿te parece?
-Claro, ¿a las 8?
-Nos vemos allí
Colgué y llamé a Charles para pedirle que cancelara mi reunión de la noche con Erika, quien había sido tan malditamente insistente, que tuve que decir que sí. Se va a enfurecer cuando sepa que cancelé nuestra cena.
Ya eran casi las 6 pm cuando recibí una llamada del abuelo.
-¿Me puedes explicar por qué cancelas tus citas con Erika?
-Que gusto saludarte también, abuelo
-No estoy para tus bromas, más te vale que vayas esta noche a cenar con ella
-Me surgió un compromiso importante
-Ya te dije
Y colgó la llamada. ¡Carajo! Es increíble que le haya contado al abuelo, no sé de qué es capaz ya, pero tendré que ir, al menos para dejarle en claro que no quiero volver a verla nunca más.
Le envié un mensaje a Emilio disculpándome y le dije que tendría que cancelar nuestra cena y le inventé una excusa. Salí de la oficina y me dirigí a casa.
Ya en casa, me duché y me vestí para la ocasión, ya que iríamos a un restaurante caro, y es casi obligatorio vestirte de forma elegante. Terminé de arreglarme y me subí a mi auto nuevamente para ir a la cena.
Casi media hora después, estaba atravesando las puertas y pude divisar a la descarada en una de las mesas, así que le dije al camarero y este me llevó hasta esta.
-Buenas noches- saludé mientras me sentaba
-Buenas noches, Cedric, es bueno verte- dijo con una sonrisa
-Ambos sabemos que estoy aquí por mi abuelo, ya que tuviste el atrevimiento de acusarme por cancelar la cena
-Admito que me excedí, pero tienes que entenderme, siempre me cancelas- hizo un puchero
-He sido claro contigo, Erika, no quiero una relación, no estoy interesado
-¿No te gusto? ¿Te parezco poco atractiva a caso?
-No me malentiendas, creo que eres una mujer muy atractiva, pero simplemente estoy enfocado en mi trabajo, una relación me quitaría demasiado tiempo, y no estoy dispuesto a dejar de lado la compañía
-Yo no te estoy pidiendo que dejes de lado la compañía, Eric, sé lo importante que es para ti, eso es lo que más te hace atractivo para mí. Solo quiero que me des la oportunidad de conocernos, tal vez cambies de opinión con el tiempo
Solté un suspiro, vaya que no se rendía.
-Además, podemos ser amigos por mientras, ¿qué te parece? Podemos ir despacio, no te estoy pidiendo que nos casemos, solo... conozcámonos
Solté un suspiro y negué con la cabeza, realmente me asombraba el nivel de perseverancia de esta mujer, así que no pude evitar reír.
-¿Solo amigos?-pregunté
-Por mientras-respondió mientras soltaba una risa
La cena transcurrió tranquila, pedimos vino tinto con nuestros respectivos platillos y tuvimos una plática bastante amena, debo de admitir que me sorprendió la madurez de Erika, es un poco superficial y hay temas que ella encuentra interesantes como los chismes de famosos, pero está muy enfocada en su trabajo y se sigue preparando profesionalmente para cuando lleve a cargo la empresa de su papá.
Eran casi las 10 de la noche cuando nos quitamos del restaurante, y, muy a pesar de Erika, le dije que cada quien se fuera por su lado. Sin embargo, aún no tenía ganas de llegar a casa, así que conduje hasta un bar cercano.
Al llegar me senté en una de las sillas de la barra y pedí un whisky en las rocas, mientras esperaba, comencé a ver a mi alrededor, hasta que mis ojos se centraron en una mujer que estaba sentada unas sillas a mi derecha. Estaba con la mirada fija en su martini, observé su perfil y pude notar que tenía una bonita perspectiva de su rostro, el cabello lo tenía detrás de la oreja y este le caía abajo de la espalda, era ondulado y negro, su piel era bronceada, que belleza.
La voz del bartender me interrumpió y me dejó el vaso en frente, le agradecí y tomé un sorbo de la bebida, sin embargo, mi mirada volvió a la chica, esta vez, ella me estaba mirando, pasaron unos segundos en los que nos sostuvimos la mirada hasta que ella abrió los ojos en señal de sorpresa, como si hubiera descubierto algo en mi rostro. Aunque debo decir que me pareció familiar, pero no logré ubicarla.
Se paró de la silla con dificultad, al parecer estaba ebria, y se dirigió hacia mí hasta que quedó en frente, me miró fijo y acercó su rostro hasta que pude oler su aliento. Ha bebido muchos martinis me atrevo a decir.
-¿Te puedo ayudar en algo?- pregunté
-Mm... no sé, ¿podrías sí... te lo... pidiera?-contestó con dificultad
-Depende de que pidas-contesté con una sonrisa, me parecía extrañamente divertida esta situación
-Qué... linda... sonrisa-me tocó los labios con su índice
-¿Te parece linda mi sonrisa?
-Mmm... mucho-cerró los ojos un instante y cuando los abrió me miró los labios
Pasó su mirada a mis ojos y los mantuvo fijos un momento, luego volteó a la barra, agarró mi vaso y se tomó todo el líquido, se lamió los labios y, sin previo aviso, me plantó un beso.
Su lengua acariciaba mi labio inferior y abrí la boca para darle paso, nos fusionamos en un beso apasionado. Maldita sea, tenía tanto tiempo sin besar a nadie de esa forma.
Se separó de mí respirando con dificultad y luego se acercó a mi oreja.
-Vámonos de aquí- susurró
-¿A dónde quieres ir?-pregunté con la respiración entrecortada igualmente
-A mi habitación-contestó
Nos miramos un segundo y le llamé al bartender por la cuenta, pagué y salimos de ahí tomados de la mano hacia mi coche. No sabía porqué, pero había algo en ella que despertaba deseos que había tratado de mantener guardados para enfocarme en mis responsabilidades, lo único que sabía, es que por hoy, olvidaría todo.
