En Mi Segunda Vida Soy La Villana

Al día siguiente, temprano, la pequeña Cristal se levantó y sin perder tiempo salió de ese lugar con su gente.

Ella estaba usando la misma capa con la que llegó, y ahora más que nunca, pues así evita ser reconocida por aquel sujeto de la noche anterior.

Durante su recorrido, ella medita un poco sobre la historia original y decide cuánto antes iniciar con lo que tiene que hacer, después de todo para algo bueno debe de usar ese poder.

Con eso en mente, ella le avisa a todos que en un total de 5 meses regresaría al imperio, por lo que tienen que tratar de hacer bien su trabajo.

Cuando la tarde cayó, ella nuevamente llegó a un pueblo agrícola, el cual se veía muy pobre, el lugar tenía casas en muy mal estado, y sus pobladores estaban igual, sus cosechas estaban también igual.

Ella, sin perder tiempo, comenzó con la investigación de lo que está sucediendo, y allí le dicen que ese lugar hace algunos meses fue saqueado por delincuentes, y estos destruyeron sus cosechas y que quien acudió a ellos fue Fausto, y que este juró ayudarle, pero al parecer así no fue.

—Bien, yo como princesa de este imperio, prometo darles mi ayuda— promete la pequeña y manda mediante un portal a unos de los soldados al palacio, para así solicitar que se le mande ayuda a esa gente, omitiendo el hecho de que Fausto tenía conocimiento de lo que pasó.

Aquellas personas están agradecidas de que ese día la princesa fuera a ellos para ayudar.

Tal como lo prometió Cristal, dos días después llegó la ayuda, y ella se encargó de distribuir bien lo que el palacio imperial le mandó.

Materiales de construcción, semillas para sembrar y un sin fin de cosas más, fueron lo que llegaron a ese lugar, y ella con ayuda de los demás se puso manos a la obra para ayudar a esa gente, quienes por fin tendrían un descanso de tanta calamidad.

Había mucho por hacer, pero ella logró en dos meses levantar ese pueblo y ya para ese tiempo, continuó su andar al siguiente lugar.

Cuando se cumplió los 5 meses, Cristal ya había recorrido un gran número de lugares, y allí brindó su ayuda de una o de otra manera, y su fama por esos lugares se empezó a escuchar, y todos estaban agradecidos de ella por tomarse el tiempo para ayudar, los que prestaron su ayuda, recibieron una buena paga, los soldados por orden de la pequeña también la recibieron.

Ella, al tener en mente otra cosa que hacer, se fue al palacio imperial, en donde la estaban esperando sus padres.

Cuando llegó al palacio, estos no se esperaron a que ella bajara del caballo en el que iba montada, sino que corrieron a su encuentro y ellos mismo la bajaron para darle besos, cosa que hace que la pobre se llene de vergüenza.

—Por fin mi pequeña hija ya está de regreso, espero que ya no te vuelvas a ir, debes de estar más tiempo con tu familia y disfrutar de tu infancia — dice la emperatriz con una sonrisa.

—Madre, ya soy grande, tengo que cumplir con mis funciones de princesa— dice ella sería.

—No señorita, usted aún es enana, debe de vivir aún mucho para ser una adulta, necesita tener una buena fama no solo con los más necesitados, sino, que también debes de hacerte famosa en la nobleza— dice el emperador y la emperatriz se ríe de su hija, pues ya se imagina la respuesta que dará.

—Padre, no creo que sentarme a escuchar chisme y hablar de los nuevos vestidos sea de mi agrado, además, yo quiero ser el orgullo de ustedes, y haciendo esas cosas tan aburridas no lo seré— dice la niña con mala cara, pues ser sociable con aquellas niñas vanidosas y hablar de cosas así, no es de su agrado.

—Ya hombre deja a tu hija ser feliz, si quiere dedicarse a su gente, que lo haga, nosotros la apoyaremos— dice la emperatriz y su esposo quiso refutar.

—Pero y la nobleza que... — trata de decir el emperador.

—Sin peros, nuestra hija debe de tomar sus propias decisiones, con o sin nobleza, ella sigue siendo la única heredera al trono de Bayona y eso no está en discusión — dice ella y su esposo al fin le da la razón.

—Bien, que nuestra rebelde hija haga lo que quiera— dice el hombre finalmente.

La niña lanzó un grito de felicidad y los dos rieron de eso.

Pasado ese momento, la familia de tres se fue para dentro del palacio, en dónde se pondrían al día de lo que está pasando en el imperio, pues durante los últimos 6 meses que la pequeña estuvo en su misión, el nombre de Fátima y de la maestra no dejaba de escucharse.

Una por ser maleducada, y la otra porque el marido la echó de casa por traer a una amante, quien sí le va a dar un hijo.

Cristal solo ríe en silencio, tal parece que el destino la está ayudando.

Mientras la familia imperial estaba en lo suyo, un hombre de bella apariencia estaba como loco buscando a la mocosa que lo atacó aquella noche.

Él, al ser de noche, no recuerda gran cosa de ella, solo recuerda que ella es una bruja de cabellos rubios y ojos muy feroces, cuyo nombre es Cristal.

Por más que ha preguntado sobre ella a la gente, nadie le da detalles claros, y ha conocido a una que otra mujer con ese nombre, pero ninguna tiene esos ojos tan feroces como aquella bruja, y menos tienen una sola pizca de magia.

Dominic está cansado de lo mismo, al paso que va, el dinero se le acabará pronto y él no podrá encontrar a nadie.

Él ya no tiene nada que vender, y hasta su ropa fina y lujosa la tuvo que dar a la venta, y ahora viste como una persona normal, y también usa una peluca. Por si por mala suerte del destino, él se encuentra con algún conocido suyo.

Cómo último recurso, él compró un caballo y se fue a la capital del imperio, ya que allí vienen personas de todo el imperio y, si tiene suerte, aquella bruja un día de estos, estará frente a él.

Inteligentemente el rentó una habitación como para estar un mes y solo espera que para ese tiempo pueda ver a la bruja, y así darle una lección.

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*Nota

Hola, feliz inicio de semana

Este chico tiene afán de encontrar a la pequeña bruja de cabellos rubios y ojos feroces; no sé cómo va a terminar esto.

Por hoy es todo, así que nos vemos el miércoles, no olviden dejar su lindo apoyo