Sinopsis:
En el pequeño y aparentemente tranquilo pueblo de Santa Lucía, las vidas de sus habitantes están entrelazadas con secretos oscuros y pasiones peligrosas. Lo que comienza como una serie de infidelidades desenmascara una red de violencia, traición y asesinato. A medida que las sombras en la oscuridad se vuelven más espesas, los habitantes deben confrontar sus propios demonios para sobrevivir.
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Capítulo 15: Luces y Sombras
La ciudad se despertaba lentamente bajo la luz dorada del sol mientras Mariana y Pablo se preparaban para otro día en su nueva vida juntos. Habían pasado semanas desde su llegada, y aunque habían encontrado alegría y emoción en su nueva ciudad, también habían experimentado momentos de incertidumbre y desafío.
Mariana se detuvo frente al espejo, su reflejo revelando el rastro de preocupación en sus ojos. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse optimista, no podía ignorar la sensación persistente de que algo estaba fuera de lugar.
Pablo se acercó y la abrazó por detrás, sus brazos reconfortantes envolviéndola en un cálido abrazo. "¿Estás bien, Mariana?"
Ella suspiró, sintiendo el peso de sus preocupaciones sobre sus hombros. "Sí, solo estoy pensando en todo lo que ha pasado últimamente. Parece que hay luces y sombras en cada esquina."
Pablo asintió con comprensión, su mirada reflejando sus propias preocupaciones. "Lo sé. Pero recuerda que siempre estamos juntos en esto. No importa lo que suceda, estaremos ahí el uno para el otro."
Las palabras reconfortantes de Pablo trajeron un destello de esperanza a los ojos de Mariana. Sabía que podía confiar en él para estar a su lado en los momentos difíciles, y eso significaba más de lo que las palabras podían expresar.
Decidieron comenzar el día con un paseo por el parque cercano, buscando la tranquilidad y la claridad que la naturaleza siempre parecía ofrecer. A medida que caminaban entre los árboles, Mariana sintió que una sensación de calma descendía sobre ella, disipando momentáneamente sus preocupaciones.
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Mariana asintió, recordando con cariño el día en que descubrieron el parque juntos. "Sí, fue un día tan especial. Nunca olvidaré cómo nos sentimos cuando vimos este lugar por primera vez."
Pablo sonrió, su mirada perdida en el horizonte. "Han pasado muchas cosas desde entonces, ¿verdad? Pero una cosa que nunca ha cambiado es lo mucho que te amo, Mariana."
Las palabras de Pablo llenaron el corazón de Mariana de calor y alegría. A pesar de todo lo que habían enfrentado, el amor que compartían seguía siendo su mayor fortaleza.
Mientras continuaban su paseo por el parque, Mariana y Pablo hablaron sobre sus esperanzas y sueños para el futuro. Hablaron de los desafíos que habían superado juntos y de los desafíos que aún tenían por delante. Y con cada palabra compartida, su vínculo se fortaleció, recordándoles que, mientras estuvieran juntos, no había nada que no pudieran superar.
A medida que el sol alcanzaba su punto más alto en el cielo y las sombras se alargaban en el suelo, Mariana y Pablo se detuvieron en un claro del parque, maravillados por la belleza del paisaje que los rodeaba. En ese momento, en medio de la tranquilidad del parque y el amor que compartían, Mariana supo que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro para encontrar luz en las sombras. Y con esa certeza en sus corazones, continuaron su viaje juntos, listos para enfrentar lo que el futuro les deparara.
Después de su reconfortante paseo por el parque, Mariana y Pablo regresaron a casa con una sensación renovada de esperanza y determinación. Aunque sabían que el camino por delante no sería fácil, estaban listos para enfrentarlo juntos, con valentía y amor.
Al llegar a casa, se sentaron juntos en el sofá, perdidos en sus pensamientos mientras el sol se ponía lentamente en el horizonte. Mariana sabía que tenía que compartir sus preocupaciones con Pablo, necesitaba su apoyo más que nunca.
"Pablo, hay algo que necesito decirte", comenzó Mariana, su voz temblorosa con emoción contenida.
Pablo la miró con atención, preocupado por la expresión en su rostro. "¿Qué pasa, Mariana? Puedes decirme cualquier cosa."
Mariana respiró hondo, reuniendo toda su valentía mientras compartía sus preocupaciones con Pablo. Le habló de la sensación persistente de inquietud que la había estado acosando últimamente, de la sensación de que algo estaba a punto de suceder pero no podía entender qué era.
Pablo escuchó en silencio mientras Mariana hablaba, su corazón lleno de preocupación por su pareja. Cuando ella terminó, envolvió sus brazos alrededor de ella con ternura, ofreciéndole su apoyo incondicional.
"Mariana, entiendo que te sientas preocupada, pero quiero que sepas que estamos juntos en esto", dijo Pablo con voz suave pero firme. "No importa lo que suceda, enfrentaremos cualquier desafío que se presente juntos."
Las palabras reconfortantes de Pablo trajeron consuelo a Mariana, y se aferró a él con fuerza, sintiendo la calidez y la seguridad de su amor. Sabía que podía confiar en él para estar a su lado en los momentos difíciles, y eso significaba más de lo que las palabras podían expresar.
Juntos, se quedaron un rato más en silencio, perdidos en sus pensamientos mientras el sol se hundía lentamente en el horizonte. A medida que la noche envolvía la ciudad en su manto de oscuridad, Mariana y Pablo se abrazaron con fuerza, sabiendo que, pase lo que pase, siempre tendrían el uno al otro para encontrar luz en las sombras.
Y así, mientras la noche avanzaba y la ciudad dormía a su alrededor, Mariana y Pablo se sumergieron en un sueño tranquilo, con la certeza de que, mientras estuvieran juntos, no había nada que no pudieran superar. Porque en medio de las luces y las sombras de la vida, habían encontrado el mayor tesoro de todos: el amor que compartían el uno por el otro.