Amantes A Través Del Tiempo

Capítulo 15

Sofía sintió que el aire se escapaba de sus pulmones. ¿Daños extensos en el cerebro de Lucas? Esas palabras retumbaban en su cabeza, llenándola de un miedo abrumador.

Alejandro apretó su mano con fuerza, intentando mantener la calma.

—¿Qué significa eso, doctor? —preguntó, con la voz temblorosa—. ¿Cuáles son los pronósticos para nuestro hijo?

El médico los miró con pesar.

—Temo que los daños en el sistema nervioso de Lucas puedan traducirse en discapacidades permanentes —respondió, con cautela—. Es muy probable que presente problemas de visión, audición y un importante retraso en su desarrollo cognitivo.

Sofía sintió que las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos. ¿Discapacidades permanentes? ¿Cómo iba a enfrentar esa realidad?

Alejandro la abrazó con fuerza, intentando brindarle consuelo, aunque él mismo se sintiera completamente abrumado.

—¿No hay nada más que puedan hacer? —preguntó, con desesperación—. ¿Algún tratamiento que pueda revertir los daños?

El médico los miró con empatía.

—Hemos explorado todas las opciones terapéuticas, y lamentablemente no hay garantías de que puedan revertirse por completo los efectos de la infección —explicó, con pesar—. Estaremos monitoreando de cerca a Lucas y trabajaremos en su rehabilitación, pero es probable que algunas de las secuelas persistan.

Sofía se aferró a Alejandro, sintiendo que el mundo se le venía abajo.

—¿Quiere decir que mi hijo va a tener que vivir con esas discapacidades de por vida? —sollozó, con la voz entrecortada.

El médico asintió, con una expresión de profunda tristeza.

—Me temo que sí, Sofía. Lucas enfrentará retos importantes a lo largo de su vida, y requerirá de un cuidado y una atención especializados.

Alejandro abrazó a Sofía aún con más fuerza, sintiendo que las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos.

—¿Qué tipo de discapacidades? —preguntó, con la voz quebrada.

—Según los exámenes, Lucas podría quedar con una discapacidad visual y auditiva significativa —respondió el médico—. Además, hay indicios de que su desarrollo cognitivo y motor podrían verse severamente afectados.

Sofía sintió que el corazón se le partía en mil pedazos. ¿Cómo iba a lidiar con la idea de que su hijo, su amado Lucas, tuviera que enfrentar esos desafíos de por vida?

—No... —susurró, con desesperación—. Eso no puede ser cierto. Mi Lucas no puede quedar así.

Alejandro la meció suavemente, intentando brindarle consuelo, a pesar de que él mismo se sentía devastado.

—Vamos a estar aquí, mi amor —le susurró, con la voz entrecortada—. Vamos a apoyar a Lucas en todo momento, sin importar lo que pase.

Sofía lo miró con ojos llenos de lágrimas, sintiendo que la esperanza se desvanecía.

—¿Cómo vamos a hacer, Alejandro? —sollozó—. ¿Cómo vamos a ayudarlo a superar esto?

El médico los observó con empatía, entendiendo la magnitud del golpe que habían recibido.

—Les sugiero que se preparen para un largo y desafiante camino —dijo, con suavidad—. Lucas requerirá de cuidados y terapias especializadas, y ustedes deberán aprender a adaptarse a esta nueva realidad.

Alejandro asintió, acariciando suavemente el cabello de Sofía.

—Estaremos aquí, doctor —afirmó, con determinación—. Haremos todo lo que sea necesario por nuestro hijo.

Sofía lo miró con una mezcla de admiración y desesperación.

—Pero, ¿y si no es suficiente, Alejandro? —murmuró—. ¿Y si no podemos ayudarlo a superar esto?

Alejandro tomó su rostro entre sus manos, mirándola con ternura.

—Escúchame, Sofía —le dijo, con firmeza—. Nuestro hijo nos necesita más que nunca. No podemos rendirnos, sin importar lo difícil que sea.

Sofía asintió, secando sus lágrimas con determinación.

—Tienes razón —susurró—. Lucas nos necesita, y vamos a estar a su lado, sin importar lo que pase.

El médico les dedicó una mirada de comprensión.

—Sé que esto es abrumador y que el camino será arduo —dijo, con suavidad—. Pero quiero que sepan que cuentan con todo nuestro apoyo y asesoramiento. Vamos a trabajar juntos para brindarle a Lucas la mejor atención y las terapias necesarias.

Alejandro asintió, estrechando a Sofía con fuerza.

—Estamos listos, doctor —afirmó, con resolución—. Haremos lo que sea necesario por nuestro hijo.

Sofía miró a Lucas, que dormía profundamente, y se acercó a él, besando suavemente su frente.

—Aquí estamos, mi amor —susurró, con una mezcla de dolor y determinación—. Papá y mamá van a estar siempre contigo, sin importar lo que pase.

En ese momento, Sofía y Alejandro se hicieron una promesa inquebrantable: lucharían hasta el final por el bienestar de su hijo. Nada ni nadie iba a derrumbar su fortaleza ni su amor. Juntos, enfrentarían este desafío, sin importar lo duro que fuera el camino.