SEXTO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Desde que puedo recordar, todos buscan abrazarme, tomarme las manos o simplemente acercarse a mi. No soy alta, por lo que siempre me dicen que parezco una pequeña muñeca. Salvo mi familia, rehúyo de cualquiera... excepto él. Si está cerca mío, me alejo, pero por lo rápido que hace latir mi corazón.
Desde que puedo recordar, solo he sentido dolor, solo he escuchado gritos. Siempre estuve en un entorno frío y miserable, siempre me he mantenido distante... hasta ella. Siempre me he sentido cálido a su alrededor y me aterra que esa calidez se extinga, en manos de mi propia sangre.
La historia de Lily y Sebastian.
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LILY (CAP. 15)
* Espero me permitas estar a tu lado y consolarnos mutuamente como hace 9 años, la vez que mamá Adriana se fue a Oriente.
Yo pensando en cosas traviesas, mientras él está triste por el fallecimiento de la persona que siempre vio como su mamá.
Esa primera noche solo nos aseamos y nos acostamos tomándonos de las manos.
Al día siguiente, no recuerdo de quién fue la idea de tomar. Mañana era el velorio y nadie de la familia quiso pasarla sobrios. Todos querían tomar su peso en trago y así lo hicimos. Obviamente, con las muchas fiestas, mi tolerancia al alcohol fue muy bien entrenada. No me mareo fácilmente. Ya todo estaba listo y cada quien volvió a su dormitorio. Solo quedaba Sebastián en el pasillo, moviendo la cabeza viendo su cuarto y el mio. Me reí y fue mi turno de llevarlo de la mano.
Cada uno se volvió a asear por turnos y nos metimos en la cama. Yo con pijama y el en boxers. No había forma que se pusiera más ropa y yo no iba a prohibirme la vista. Volvimos a tomarnos de la mano, mientras medio dormido me contaba algunas cosas de su entrenamiento como militar. En algún momento nos dormirmos y yo me desperté por lo caliente que me sentía.
Estaba de costado, con Sebastian pegado a mi espalda. Uno de sus brazos estaba debajo mío, con su mano apoyada en uno de mis senos. En lugar de sentirme con miedo, me encendí como fuego en yesca seca. Sin pensarlo mi cuerpo se movió un poco, ocasionando que mi trasero se pegara más a él. Pude sentir su gran erección acunada entre mis nalgas y me mojé. Su mano comenzó a frotar mi seno y jugar con mi pezón. Traté de aguantar mis gemidos, pero no controle el movimiento de mi trasero sobre su erección. El empezó a frotarse contra mi.
En algún punto, sintió que no era suficiente, porque puso su otro brazo encima mío y fue pasando por mi cadera, mi ombligo para detenerse en el valle húmedo entre mis piernas.
"SI"
Grité en mi cabeza. Entre su mano jugando con mi pezón, la otra frotando mi ropa interior y el vaivén de su erección entre mis nalgas, me sentía mucho mejor que bien; pero aún faltaba para él. De manera sorpresiva metió la mano dentro de mis bragas y frotó su dedo contra la piel sensible de mi clítoris y entrada. De un momento a otro metió un dedo dentro mío y solo pude tapar mi boca para amortiguar el grito que salió junto con mi primer orgasmo. Sebastian se puso tieso, luego sentí humedad en mi espalda baja y escuché su pequeño gemido.
* Lily...
El también se vino, y se vino soñando conmigo. Me sentí muy feliz, mientras iba cerrando los párpados; para caer en un sueño profundo.
FIN DEL FLASHBACK
Estoy perdida en mis recuerdos, cuando escucho un suave toque en mi puerta. Mi corazón vuelve a latir como loco. Sé que es él. Si abro la puerta, no sé qué pasará. Lentamente voy llevando mi mano a la perilla, pero al llegar su voz detiene cualquier acción.
* Debo irme, Lils. Ya se enteró que estoy de regreso y mandó a buscarme. No quiero que hayan problemas en el velorio de mamá Adriana y tampoco quiero que choque con Layla. Quería volver a dormir a tu lado, junto a ti tengo los mejores sueños de mi vida, pero el tiempo de gracia acabó. El fallecimiento es doloroso, pero al menos pudimos ver que Layla está bien. Se ve más imponente que nunca y los ojos tristes no disminuyen el impacto que siguen teniendo. Nuestra cabeza de familia sigue ahí. Me voy. Te a... admiro, por lo fuerte que eres. Nos vemos.
Me congelo, porque pensé que me diría que me amaba. Todo de mi quiere eso. Apoyo mi frente en la puerta y me salen un par de lágrimas por mis sueños imposibles de lograr.