Dos jóvenes de la misma clase social, pero con diferentes personalidades. Se verán envueltos en una difícil situación. Ambos serán secuestrados, para beneficios de otros. ¿Qué pasará con ellos? ¿Lograrán salir ilesos luego de pasar un proceso traumático? Los invito a leer
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Capitulo 15
Madolyn analizó cada palabra, y ella no figuraba en esa historia. Sus padres eran buenas personas y no tenían enemigos, cuál era el motivo que tenía Samuel para tenerla ahí.
— Pero ¿Por qué yo para su macabro plan? ¿Por qué tengo que ser parte de su estúpida venganza?
Se escuchó el sonido de la puerta y ambos jóvenes estaban atentos. Samuel entró con sus matones al lado.
— Veo que se están haciendo amigos.
Madolyn volvió a encogerse en la cama, sabía que algo iba a pasar, su miedo, desespero, espanto, y terror, aumentaron considerablemente. Era una mujer expuesta a cinco hombres, que podían hacer de ella lo que quisieran. No valía la pena llorar, ni suplicar, su voz no era escuchada.
Edgar quería evitar que lastimaran a Madolyn, pero jodidamente, encadenado como un animal, no podía hacer nada.
— ¿Por qué se quedan callados?— preguntó Samuel.
— ¿Tenemos otra opción?— preguntó Edgar.
— La verdad… No. Anoche le di la oportunidad de a mi primo, y él eligió salvar a la señorita. En vista de no pasó nada entre ustedes, esta noche, Madolyn será la afortunada.
“¿Madolyn? Madolyn, no puede ser, ¿será la modelo que mencionó Alondra? De ser así, todo tiene sentido. Tenemos días encerrados y únicamente sabía su apellido, Parker”, pensó Edgar.
— Te cedo mi herencia. Todo, absolutamente todo lo que poseo, y la herencia del abuelo. Déjala libre.— dijo Edgar
Samuel pensó en esa propuesta, pero no le dio importancia, de toda manera se quedaría con todo sin tener que dar explicaciones.
— Acepto. De todas formas todo será mío, y nada va a cambiar. — expresó con una risa burlona, y continuó hablando.— Madolyn, tienes dos opciones. O acepta coger con mi primo, o prefieres que lo castiguemos. Eliges.
Madolyn ciega de miedo, pensando únicamente en ella, y suponiendo que el castigo de Edgar no sería nada comparado con el de ella si acepta tener intimidades con él, dijo sin dudar. — No voy a estar con él.
A Edgar no le importó su respuesta, prefería que ella estuviera segura, no le importaba pagar el precio. Obviamente, se sabía que Samuel no se detendría hasta lograr que ellos estuvieran juntos.
Samuel sonrió a carcajadas.— Bien. Madolyn, eres terrible como enemiga, por eso estás aquí.
Samuel ordenó a sus hombres sujetar a Madolyn y apuntarle con las armas, mientras uno de ellos le colocaba una cadena en las manos a Edgar. Los sacaron al patio y a él lo ataron a un tronco.
— Señorita, Madolyn, por ser la primera vez, Edgar recibirá treinta latigazos. ¿Está segura que no quiere cambiar de opinión?
Madolyn apretó los ojos con fuerza, y negó con la cabeza.
— Edgar, treinta latigazos, cortesía de la modelo Madolyn Parker.
Un hombre sostenía un largo látigo en su mano derecha, Samuel le indicó que comenzara y él apretó los dientes y le propinó el primer fuetazo. Edgar no se quejó, se movió debido al impacto y prefiero soportar en silencio.
Madolyn veía la escena aterrorizada, y las lágrimas corrían por su mejilla. Era cruel ver un hombre fuerte soportar maltratos. Más aún sabiendo que es por su culpa.
Alondra, quien miraba a través de la ventana, en cada latigazo derramaba una lágrima, era lo peor que sus ojos podían ver. Amaba a Edgar, ahora no sabía que hacer, torturarlo no estaba en el plan.
Después de darle los golpes, los llevaron al sótano. Edgar se mostraba aparentemente normal, pero tenía la espalda roja, marcada con cada golpe, y unas gotas de sangre brotaban de su piel.
Ya en su lugar, Samuel lo miró molesto, otro hombre en su lugar estaría dando gritos y dispuesto a todo para dejar de soportar maltratos.
— Mi querido primo, cuando seas grande, quiero ser como tú.— dijo Samuel.
— Ni volviendo a nacer, será igual que yo. Dile a tu mujercita, que de la cara.— dijo Edgar con una mirada desafiante. Él no tenía dudas de que Alondra era su cómplice.
— ¿De qué hablas?— preguntó Samuel sorprendido.
— Sé que ella es tu cómplice. Son dos escorias.
Samuel no hizo ningún comentario y se retiró.
Según avanzaban las horas, el dolor en la espalda de Edgar hacía estragos. Inconscientemente, empezó a emitir quejidos de dolencias. Madolyn lo escuchó, sin embargo, no se le acercó, ni tuvo la amabilidad de preguntar cómo estás, prefiero ignorarlo, y tratar de dormir.
En la madrugada, la señora, que se encargaba de llevarles el desayuno, se presentó más temprano de lo normal. Les pidió a los vigilantes permanecer afuera, supuestamente por órdenes de la señora Alondra. Le llevó unos analgésicos y unas hierbas a Edgar. Él estaba profundamente dormido, y Madolyn recibido los medicamentos.
— Señora, ¿qué hago con estas hierbas?— preguntó Madolyn
— Colóquesela en las partes afectadas, verá como se recupera rápidamente.
— Gracias.
La señora salió, Madolyn se acercó a Edgar y lo sacudió. Él, de un jalón, la pegó hacia él, logrado quedar cuerpo a cuerpo. Ambos se miraron por varios segundos, luego ella reaccionó.
— Suéltame. — Madolyn tenía el corazón acelerado, no esperó esa reacción de su parte. Él la apretó con fuerza por la cintura.
— ¿Por qué estás tan nerviosa? ¿Todavía sigues pensando que te voy a tocar?— dijo con una voz ronca.
— De hecho, lo estás haciendo en este momento.— él la soltó.
— Toma estás pastillas, parece que tienes fiebre. Date la vuelta, tengo que colocar estas hierbas en tu espalda. La trajo la señora.
Edgar se volteó, ella empezó a poner las hierbas.
— Edgar, no tengo la culpa de lo que te pasó. Yo estoy aquí por ti. Es culpa tuya y de la nefasta familia que tienes.
Él giró y rápidamente le sujetó por el brazo.— No todos en mi familia son una rata como Samuel, y estás aquí por tus propios méritos.
— ¿Por qué lo dices?
— La responsable de que estés aquí es la cómplice de Samuel, Alondra García, ¿La conoces?
Madolyn se sorprendió. — ¿Alondra? ¿Cómo que Alondra?
— Ella es uno de los captores. Ahora necesito saber si hay alguien más involucrados. ¿Qué le hiciste a esa mujer para que te odie tanto?