El Momento De La Venganza

El papá de Margarita fue operado, estuvo dos días en cuidados intermedios y luego ha sido trasladado a su habitación; esos días Margarita la ha pasado en el hospital, con cortas visitas a James, mañana deberá viajar con él, a un mundo que desconoce.

En una libreta ha escrito todo lo que recuerda del futuro que tendrán esos cuatro hombres, porque tiene la clara convicción de interferir en sus planes, iniciando por arruinar la reelección del legislador Francisco Solorzano.

Y es algo que lleva con ella en su cartera, lleva en su equipaje la ropa que ha comprado James para ella, sabe que cuando llegue a su destino, deberá volver a dormir con él, espera no paralizarse, necesita desenvolverse sin miedo para llevar a cabo su venganza, al menos su padre se está recuperando y eso es algo que ha cambiado de su destino; y eso es algo por lo que siente que vale la pena todo lo que ha hecho.

- "¿Estás segura de esta decisión?", preguntó su madre acercándose.

- "Sí, mamá. Voy a trabajar como su asistente, y voy a estudiar, mandaré dinero de mi trabajo y...", dijo Margarita.

- "Vas a vivir con él, tienes dieciocho años y estás empezando, el tiene treinta y ocho y una vida hecha. A veces solo quisiera encerrarte y decirte que no te vas, pero jamás te había visto tan segura de una decisión como hasta ahora, (le entrega un sobre) compré un pasaje de ida y vuelta con fecha abierta por un año, puedes regresar cuando quieras sin que lo necesites a él. Si las cosas funcionan con él estaré feliz por ustedes, pero si no estaré tranquila de que puedas regresar", interrumpió doña Alicia para luego abrazarla fuerte.

Margarita, con una parte del dinero que conservó de la noche que se vendió a James, había pagado la hipoteca que pesaba sobre la casa de sus padres sin que supieran esa mañana, su madre aún creía que tenía esa deuda y que debían pagarla, aún así había gastado para ese pasaje; con otra parte, del dinero había abierto un fideicomiso para los estudios de su hermana; necesitaba asegurarse de que si sus planes no salían bien y algo le pasaba, su familia estaría bien.

- "Voy a estar bien mamá, mi novio me trata bien, pero si por alguna razón no funciona, regresaré así que tienen que estar bien para recibirme", dijo Margarita.

Doña Alicia no dijo nada más, le dio un beso a su hija y la dejó sola para que siguiera arreglando sus cosas, debía terminar de arreglar, porque en unos días su esposo regresaría a casa. Sus vidas habían cambiado tanto, desde que él enfermó, rogaba equivocarse, pero sentía que su hija no iba a tener la vida que había querido para ella.

Más tarde, Margarita se despidió de su padre, agradeció verle bastante recuperado, le dijo que había conseguido un trabajo en la capital y que se comunicaría a menudo con ellos; con su madre, habían acordado decirle de su relación con James, cuando se encuentre completamente restablecido.

- "Violeta, estudia mucho, trabaja para obtener lo que quieres, te aseguro que cuando llegue el momento tendrás las herramientas para que estudies donde tu quieras, mira con cuidado con quien te relacionas, especialmente no te cruces en el camino de gente que se creen dueños del mundo, pueden ser muy peligrosos", comentó Margarita.

- "¿Por qué me dices todo esto?, ¿estás bien?", preguntó Violeta al ver el rostro de su hermana.

- "Solo quiero que estés bien, y tal vez demore mucho antes de que vuelva a verte", respondió Margarita dibujando una sonrisa.

- "Llegó tu novio, hermanita", dijo Violeta con una sonrisa cómplice. "Buenas tardes, cuñis", agregó.

- "Buenas tardes, Violeta. Hola Maggie", manifestó James tomando la mano de Margarita y dándole un beso en la mejilla, ha disfrutado jugar el papel de novio esos días y verla a ella ponerse nerviosa para seguirle el juego.

La puerta de la habitación se abrió y salió doña Alicia; quien miró a la pareja, por más muestras de afecto, algo en su corazón le decía que había algo extraño en esa relación, que no solo era la diferencia de edad, pero no lograba descifrarlo.

- "Buenas tardes, señora. ¿Cómo está el señor Linares?", preguntó James.

- "Buenas tardes. Afortunadamente, cada día está mejor. Acaba de dormirse, me pidió antes que vaya a almorzar, que ya no necesita que lo cuiden tanto", respondió doña Alicia.

- "Me gustaría invitarlas a comer", dijo James, Margarita apretó su mano y lo quedó mirando, no le gustaba que se involucrara tanto con su familia, además un error podía evidenciarlos ante su madre.

- "Mamá, di que sí", rogó Violeta.

- "Me parece bien, ya que es el novio de mi hija, seré descortés rechazarlo, avancen ustedes primero", manifestó doña Alicia.

Margarita se sorprendió de la reacción de su madre, no la entendía, pero doña Alicia pensaba en que era mejor evidenciar una relación sin ocultarse, mantenerlo oculto daría una peor impresión, además necesitaba ver cómo realmente trataba ese hombre a su hija.

Por otro lado, cuando Regina caminaba por las calles rumbo al club, se topó frente a frente con Kalos Santorini, ella se había negado a buscarlo, pero sin proponerse ahora lo tenía frente a frente.

- "Parece que por fin la encontré, su amiga se negó a decirme dónde encontrarla. Un gusto volver a verla, señorita", dijo Kalos con zalamería.

- "¿Y porqué me busca?, no creo que le deba nada", expresó Regina.

- "Por favor, acepte una invitación a comer, en verdad me gustaría conocerla", comentó Kalos.

- "Me temo que si conociera realmente quien soy, saldría huyendo. Le agradezco la invitación, pero no puedo aceptar, que tenga una maravillosa estancia", manifestó Regina y siguió caminando.

- "Por favor, es solo una comida, déjeme descubrir si me gusta o no al conocerla mejor", insistió Kalos.

Kalos parecía no aceptar un no como respuesta, pero Regina tiene dos conflictos, el hombre frente a ella podría ser su hermano, y si no lo es, no quiere pasar por la incomodidad que sería tenerle que explicar el trabajo que realiza y recibir un rechazo. Ojalá su vida hubiese sido diferente, después del abandono de su novio y de los gastos de la enfermedad de su madre, optó por una vida que ayudara a solventarlos sin problemas, aún si pudiera salir, la marca del pasado la perseguirá por siempre.