Chris es un pequeño que para su cumpleaños número 4 no quiere ningún obsequio. Su padre se preocupa al verlo triste.
-¿Hijo que deseas éste año?
-Lo que deseo no sé si puedas dármelo- las lágrimas en sus ojos lo conmovieron
-Tendras lo que desees Chris, ¿Que quieres?- preguntó confundido
-¿Lo prometes?- secó sus lágrimas y esperó ansioso
-Si hijo- afirmó con seguridad
-Quiero una mamá- su padre tragó grueso
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Capítulo 15 NOMBRE FALSO
...BELÉN CLINT...
La mujer que me ayudó me llevó y compró un boleto para mi a su nombre, incluso usó su tarjeta de crédito para que no hubiesen registros míos.
-Donde tu quieres ir yo tengo una mujer de mi confianza, fue amiga de mi madre y tiene problemas de salud. Tal vez tú podrías trabajar allí si quieres- ofreció
-Iba a ir donde la tía de quién me hizo esto me dijo- le comenté
-¿Crees que eso es seguro? Él de algún modo podría enterarse y no creo que desees eso- ella tenía razón y pude darme cuenta
-No lo había pensado, tiene razón usted- la miré apenada
-Ve con ella y dile que vas de mi parte, estarás más segura- lloré de emoción, alguien me había ayudado a escapar y podía visualizar un futuro mejor para mi en otro sitio
Subí al tren con esperanza de saber que todo ahora solamente podía mejorar. Él no me encontraría, además si es como me dijo su tía él no revisaría por donde yo me fui y solamente esperaba que desistiera de encontrarme, que no lo hiciera nunca.
Fueron muchas horas en tren, es un trayecto demasiado largo en el que al fin pude dormir en paz por primera vez en un largo tiempo.
Pasé años infernales con quién juró amarme. El anillo que él me obsequió solo lo dejé en el olvido. Yo no era suya y jamás lo sería, no quería recordar lo que representaba eso en mi.
Después de muchas horas llegué a destino. Tomé un taxi y me dirigí a la dirección que me dio aquella mujer y fui a ver a esa señora que me emplearía. Estaba ansiosa para empezar mi nueva vida de una buena vez, al fin.
Una mujer de edad avanzada y con varios problemas de salud aparentes me recibió. Al verme se asustó un poco y cuando le expliqué de parte de quién iba no dudó en recibirme y acogerme en su casa.
La ayudé ese mismo día a acostarse así como también preparé comida para las dos. Esa señora tenía dinero e hijos que no se preocupaban por ella según me contó. Algo muy triste llegar a avanzada edad y estar solo después de haber luchado mucho para sacarlos adelante pero es la suerte que corren muchos adultos mayores desafortunadamente.
Tenía una pequeña y desgastada cama pero era suficiente para mí. Al menos aquí estaría segura de que nadie abusaría de mí y tampoco recibiría golpes ni maltratos de ningún tipo; así como tampoco insultos, para mí era más que suficiente.
Hubo un momento en el que tener dinero me hizo sentir feliz porque al menos podía comenzar a salir adelante por mis propios medios; pero en este momento eso es lo que menos me interesa, lo que valoro ahora es estar en paz y segura.
Al cabo de varios días mi relación con la mujer fue mejorando cada vez más. La acompaña al médico, hice todos sus mandados y mi rostro ya no mostraba los golpes, en mi cuerpo ya estaban desapareciendo.
La señora en su juventud trabajó mucho tiempo en un local de comidas así que estaba enseñándome a cocinar diciéndome qué cosas agregar y cómo usar algunas especias. Realmente me sentía mejor, me sentía útil y ella jamás menospreciaba lo que yo hacía sino que lo agradecía realmente.
Doña Marta era como una abuela para mi y la quería mucho. Ella me decía que yo le había salvado la vida pero la verdad era que ella había salvado la mía.
Algunas semanas pasaron cuando fuimos al médico por un chequeo para ella nuevamente porque algunos resultados anteriores habían salido mal y había que controlarlos.Pero yo no esperé jamás que me pasara justamente lo que me sucedió allí mismo.
Comencé a sentirme mal, sentía que todo me daba vueltas y el doctor al verme bastante mal se apresuró a acostarme en la camilla para revisarme,tomar mi presión revisar mi temperatura, lo básico.
La señora Marta se preocupó y pidió que por favor me hicieran unos análisis también porque ella sabía en las condiciones que yo había llegado y que posiblemente tuviera algún problema. Yo le había contado lo que pasé con quién fue mi único novio.
Un fuerte pinchazo fue lo que sentí y luego una enfermera me acompañó al baño para realizar una muestra de orina por miedo a que me cayera. Si siempre fui blanca ahora lo estaba más, el espejo del baño mostró que parecía un fantasma y que sigo intentando salir adelante recogiendo los pedazos que quedó de mi.
El "amor" destruyó mi vida y lo que menos quiero es volver a conocer alguien del sexo opuesto para que quiera imponerme su voluntad.
Salí de mis pensamientos cuando el médico regresó al consultorio donde yo aún estaba recostada. Él quiso levantar mi blusa pero sujeté su mano en el acto, creo que es un acto reflejo por no querer quitar mi ropa, algo que antes quería que me protegiera pero no servía de nada porque luchar por mantenerla puesta hacía que perdiera la conciencia debido a los golpes de furia.
-Debo revisarla señorita Clint- me aclaró y asentí avergonzada
-Lo ... lo siento- me disculpé apenada
Él médico tocó mi abdomen haciendo presión y vi como asintio y miró con pena a la enfermera quien a su vez me miró más que apenada, con lástima.
esta 2da parte muy bella! me encantó. Bendiciones escritora