Soy "Jessica Sinclair" , ese es mi nombre a diferencia de lo que todos creen, no soy la hija mimada , ni la princesa de papá , es todo lo contrario, a pesar de ser la hija biológica parezco más la adoptada y en esta trama no sólo soy yo, también está él, Edward Jones y no menos importante ,Sara Sinclair _mi pequeña hermana adoptada.
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Esta vez... yo lo terminaré.
Escuchar aquellas palabras de labios de Ethan, después de la dolorosa confesión de su vida pasada, causó una revolución en mi interior.
Cada uno de los recuerdos que aún permanecían sellados en mi memoria salieron a la luz.
Recordé la primera vez que lo había visto en aquella vida, recordé contarle mi triste vida, recordé su petición de ayuda, pero sobre todo, recordé su declaración. Aunque no era una de amor en aquel entonces, tal parece que la implicaba.
Ethan había prometido cuidarme, y aunque no estaba embarazada en esta vida, el solo hecho de que su alma recordara la desesperación por proteger ese pequeño ser inocente, le recordó la pureza de sus intenciones.
—Sé que muchos habrían pensado que era una tonta por querer conservarlo, a pesar de lo que su padre me había hecho —murmuró Jessica, reviviendo el dolor del pasado, aunque en esta vida su vientre estaba vacío—. Pero solo yo entendía que ese pequeño ser era tan inocente como yo.
__El destino, la vida, o Dios le había dado una nueva oportunidad. Aunque estaba dispuesta a vengarse de todos, ahora solo deseaba que, al igual que ella, el Abuelo Liam fuera feliz. Ya no se trataba de venganza por la vida de la Jessica antigua; se trataba de justicia por las vidas que se destruyeron. No fue solo la suya, como creyó en aquel entonces; fueron demasiadas vidas, y no solo fue un culpable. Fue una mente maestra que supo mover los hilos y manipular todo a su favor.
Jessica miró a Ethan, su corazón desbordándose de la certeza que había anhelado toda una vida.
—Ethan, sé que es muy pronto decírtelo, pero te prometo que esta vez te elegiré a ti —dijo de repente, atrayendo la mirada llena de amor de aquel hombre que la había amado en sus dos vidas. Su primer amor, ese de infancia donde los sentimientos son los más puros e inocentes.
Ethan solo le dio una pequeña sonrisa y asintió, estando de acuerdo con lo mencionado.
En el momento en que iban a seguir con su charla, una llamada interrumpió la burbuja de su nuevo destino. Era Matthew Jones.
Mathew Jones llamaba, queriendo coordinar con Jessica la transacción pendiente. Liam Jones , ya había dado el paso más importante, y ahora debían recuperar todo lo que ese vil hombre había robado.
Jessica tomó la llamada, su voz volviendo a ser la de la ejecutiva y nuera respetuosa , pero con un matiz de satisfacción perversa que Matthew no pudo identificar.
—Señor Matthew, dijo con respeto. Los documentos de la inversión urgente están listos.
Mi equipo me ha dicho que ya autorizó la transferencia desde sus subsidiarias. El Abuelo Liam estará muy complacido con su lealtad.
Mathew, que creía estar moviendo su dinero a una caja fuerte más grande, solo podía tragar el anzuelo. Acordaron encontrarse.
Una vez la llamada terminó, Ethan y Jessica se miraron, prometiendo un nuevo futuro para ambos. Esta vez no hicieron falta palabras; esta vez todo estaba claro entre ellos, sin confusiones ni nada oculto. La verdad suya y la de ella había sido revelada.
Por otra parte, en la fortificada propiedad italiana, Isabella , se reunió con su padre, Gio Rossi.
—Papá, me dijeron que querías verme —dijo Isabella, sentándose.
—Siéntate, mi niña. Hay algo que quiero que sepas. —Gio miraba a su hija expectante.
—Tenías razón. Las personas que te seguían, en realidad seguían a Marina. Al parecer, es gente de la amante de su esposo. Al darse cuenta de que los descubrimos, se escabulleron y salieron del país, pero pude atrapar a uno de ellos y ahora me preocupa lo que me dijo.
—¿De qué hablas, papá? Sé claro, por favor.
Gio se inclinó, su voz se hizo grave. —Isabella, quieren muerta a tu suegra. Y tienes que saber que no solo es a ella; están tras Ethan y Skylar.
El rostro de Isabella se congeló de horror. Su peor miedo se confirmaba.
—Así que creo que deberíamos ir a Nueva York, dijo Gio
__ Deberíamos...,dijo Isabella mirando hacia su padre con sorpresa.
—Sí, mi niña. Esta vez, papá irá contigo. Quiero ver quién es tan valiente como para enfrentar a... —Gio sonrió, revelando su identidad con orgullo.
Al gran "__Gio Rossi".
En ese instante , Marina, que había salido a dar un paseo por los jardines, se acercó al despacho buscando a Isabella para decirle que había vuelto. Sus manos comenzaron a temblar al oír lo que Gio mencionó.
Ese "monstruo de Barbara, nuevamente estaba haciendo de las suyas.
__En ese momento . Recordó la depresión que la acompaño día y noche al descubrir el engaño de su esposo, la depresión era algo que vivía con ella desde su adolescencia, tras la muerte de sus padres la jovencita había vivido demasiadas cosas dolorosas, la huida era lo mejor que podía hacer, el dolor de ser engañada, y la aparición de Barbara con aquel niño, haciendo que dudara de Liam. Todo lo que le mostró no le dio tiempo de dudar, de comprobar que todo aquello era una mentira y huyo junto a su pequeño, lejos de todo solo para no volver a caer en esa depresión que la consumia , aun recuerda a Skilar de 13 años pidiendole que no lo abandone, fue asi como decidio dejar de lado su tristeza y miserable vida y salio de la vida de todos ,sola con su niña.
Ahora, al oír que querían muerta a su familia, la verdad se impuso al resentimiento. Skylar le había dicho en aquel tiempo, que todo era una mentira inventada por esa mujer (Barbara), y que su padre la había echado de su vida y solo había acogido al niño por lástima. El miedo de enfrentarse a Liam por su engaño inicial la había dejado fuera de sí , no estaba dispuesta en aquel entonces oír que ella no era lo suficiente para él , pero al parecer eso no fue verdad , si el hubiera confiado en mí desde un principio todo habría sido diferente (pensó Marina) ,pero el hubiera no existe y ahora era tiempo de actuar.
Marina se enderezó. Ya no era la mujer frágil que huyó.
—Liam tiene que explicarme muchas cosas. Era hora de que se vieran cara a cara nuevamente y sacaran a esa mujer y su descendencia de sus vidas.
Marina no estaba dispuesta a permitir más daños colaterales.
Isabella, que ignoraba que Marina había oído la conversación, solo asintió a su padre
—No podemos permitir que Marina sepa lo que ocurre y por qué vinimos aquí. Creo que debo volver con ella y dejarla al cuidado de nuestra gente. No podemos permitir que ella salga lastimada. Sé que ella no quiere volver a aquel lugar, y no la voy a poner en una situación difícil. Una vez que ella esté segura, tú y yo iremos por Skylar y mi niño.
—No, querida —se oyó la voz de Marina, fuerte y clara, mientras ingresaba en el despacho—.
Esto inició conmigo... y... está vez, yo lo terminaré.