Tentación Prohibida

Entramos en la cocina y le indico donde está la canasta que tiene las bebidas. Por un momento él me mira fijamente y ríe bajando la cabeza mientras saca la canasta.

—¿Qué? ¿Tengo algo en el rostro?— dije al ver que no dejaba de mirarme y reír.

—Si—

—¿Qué es?— pregunté al tiempo que empezaba a limpiarme o a buscar que era lo que tenía.

El se acerca a mí y mi reacción fue quedarme quieta mientras veía sus movimientos, tomó una pequeña florecita que me había caído en el cabello al lado de la oreja, la retira sonriendo y aparta mi cabello de mi rostro.

No supe en qué momento me perdí en sus ojos y él en los míos.

Lo único que siento después es como se inclina más hacia mí y posa suaves labios sobre los míos haciéndome explotar de mariposas en el estómago.

Me entrego a ese momento mágico, besándolo de la forma en que él a mí.

Con ternura y añoranza, como si hubiera deseado esto hace mucho tiempo.

Puedo sentirlo, sus besos son tan placenteros, tan él.

Me recuesto en el regadero entrelazando una de mis mazos en su cabello mientras la otra la poso en su cintura. Él me toma de la mejilla y el cuello con sus dos manos aferrándose más al beso.

—¡Sámara!—una voz gruesa y carrasposa se escuchó en la cocina.

»¡Carajo!«

Me separé suave y él no se movió, solo se giró un poco para ver a su espalda al hombre de pie con mirada furiosa, yo solo agaché mi cabeza un poco para ver a través del cuerpo de jorge sin soltar el agarre de su cintura ni separarlo de mí.

POV ZEUS

»¿Que carajos?«

A pesar de haberla llamado la niña no se sorprendió para nada.

Siento mi sangre arder de coraje.

¿Cómo es que apenas anoche me besó de una manera tan apasionada, y ahora estaba besando a otro hombre?

En mi casa, mi cocina, en mi celebración, y justo delante de mí.

Los veo separarse y él toma la canasta.

—Sigue, en un momento te alcanzo— le dice Sámara. El pasa por mi lado sin decirme nada, mi vista está fija en ella, en esa pequeña niña descarada que está causando que todo mi autocontrol se vaya a la fregada. —¿Qué te sucede, papá?—

—¿Qué me sucede?— digo acercándome a ella lo suficiente para que, lo que le tengo que decir lo escuche bien claro. —¿Qué carajos hacías besando a ese hombre?—

—¿Y qué tiene de malo, papá?— la forma en que me lo ha dicho me hace mirarla incrédulo. —Me gusta y puedo hacerlo, ¿Tienes alguna objeción? Te recuerdo que soy mayor de edad y puedo decidir por mi misma—

—¿Cómo te atreves a hablarme de esa forma?— digo tomando la del cuello sin ejercer presión solo acercándola a mí, tanto que al hablar rozo mis labios con los de ella. —Te prohíbo que vuelvas a besarlo—

Bruscamente, se aparta de mi agarre y se aleja.

—No puedes prohibirme nada, eres mi padre y debes comportarte como tal— dice dejándome sorprendido la forma en que se me ha revelado. —Recuerda cuál es tu lugar, que yo me encargo del mío, ¡PAPÁ!— se marcha sin darme oportunidad de protestar.

Y dejándome ahí con mi furia y las ganas de destrozar todo. Mandar todo al carajo y traerla aquí para hacerla mía y que ella lo acepte.

POV SÁMARA.

Salgo de la cocina sintiendome furiosa.

No entiendo por qué se comporta así. Debería estar agradecido de que estoy tratando de alivianar todo lo que por error pasó entre nosotros.

¿Por qué ahora anda reclamándome cosas que no debe? Debería actuar más como un padre y no como un loco celoso.

Llegó hasta la mesa donde está Jorge ayudando a mi madre a llenar nuevamente el baúl de la cerveza.

Cuando llegó mi madre me sonríe. —Mamá, creo que papá te está esperando en la cocina—

—Oh, ya voy hija, los dejo solos—vuelve a sonreír y se va

Me quedo observándola y realmente necesito hacer esto por ella, no se merece lo que hicimos. Y por amor a ella no puedo permitir que vuelva a pasar.

—¿Todo bien?— su pregunta me saca de mis pensamientos, volteo para verlo y está vez me está mirando sin sonreír. —Tu padre...—

—Oh no, no pasó nada, solo quería preguntarme algo— me dijo sonriendo tratando de apaciguar el momento. —Él es así, es como todos los papás, solo nos cuidan—

—¿Cuidarte? ¿De qué? Si yo no muerdo— su declaración me hace sonrojar, y es que no estoy acostumbrada a que el chico guapo que me gustó por tanto tiempo me declarará estas cosas así como así. Suelta una carcajada al ver lo tímida que me puse. —No te preocupes, que yo jamás te obligaría hacer algo que no quieres—

[•••]

La fiesta siguió su curso hasta muy tarde por la noche, seguí conversando con Jorge. Él me presento a sus amigos y a algunos vecinos que no conocía.

Pablo vino a hablar con nosotros, también me tocó echarlo, ya que solo me estaba haciendo pasar vergüenza, le contó todas las veces en que lo espíe en él jardín mientras él podaba el césped, jorge solo se reía y eso lo hacía ver realmente hermoso.

Por otro lado, también sentí las miradas penetrantes de Zeus, mirada por cortos periodos, y cuando nuestras miradas se cruzaban no podía ver más que furia, incredulidad y celos. Unos totalmente absurdos.

Debía hacer esto, para que él entendiera que lo de nosotros fue un error, uno que no puede volver a suceder, estuve pensando en toda la noche y el momento me dio la razón. Debo tener a alguien en mi vida para sacarlo a él.

No quería usar a Jorge, pero el se está ofreciendo, no me lo ha dicho de forma directa, pero todo lo que ha hecho es decirme lo hermosa que soy y lo mucho que le gusto. Es más que obvio que quiere conmigo y no puedo negar que yo también.

Lo deseé por tanto tiempo que ahora que lo tengo no lo voy a dejar ir, él sería la excusa perfecta para alejarme de Zeus, para alejarme de esta loca tentación.

La celebración había acabado y la mayoría ya se había ido, solo quedábamos nosotros.

Mi madre, su esposo, Pablo, Jorge y yo.

Todos sentados hablando de lo maravillosa que fue la celebración.

—¿Y ustedes? Hacen una muy linda pareja—

—¡Mamá!— dije fulminándola con la mirada.

—¿Cierto que si? ¿Yo también lo pienso?—dice Jorge.

—Pues, ya era hora— le di un pequeño golpe a Pablo por su comentario.

Todos ríen. Menos él y yo mientras nos miramos.

—Bueno, vamos cariño. Dejemos a los jóvenes que hablen, o más— dice mi madre y yo realmente ya no sé donde meter mi cabeza por vergüenza.

Ellos se levantan y él sin mirarme toma la mano de mi madre y caminan hacia la entrada.

—¡Pablo Vamos!, no seas mal tercio— mi madre le grita a Pablo quién ya se había acomodado en la silla.

Este nos ve y entiende.

—Al cabo que ni quería estar aqui— dice con molestia.

Los veo entrar a todos para luego mirar a otro lado que no sea a Jorge. Pero no duró mucho cuando siento que se acerca a mí.

La silla en la que estoy sentada es una reposera, me encontraba recostada en ella, y él se sienta en un lado quedando frente a mí.

Me mira por un momento mientras aparta de mi rostro unos mechones de cabello que el viento ha colocado.

—Lo siento, pero no resisto más—

—¿Que cos...?—

Mi pregunta es interrumpida por sus labios nuevamente sobre los míos.

Y es aquí donde me vuelvo a perder en los besos del guapo y sexi de mi Crush.