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En Los Ojos Equivocados

En Los Ojos Equivocados

Status: En proceso
Genre:Romance / Elección equivocada / Dejar escapar al amor / Pareja destinada / Mujer despreciada / Divorcio
Popularitas:179.4k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Meche

A los ojos de la sociedad, Graciela tiene una vida perfecta: un matrimonio estable, una fortuna envidiable y un esposo atractivo, el exitoso empresario Pepe Benítez, diez años mayor que ella. Pero tras la fachada de perfección se esconde una verdad dolorosa. Pepe, que alguna vez se mostró atento y romántico, solo jugaba un papel para asegurarse la herencia de Graciela, quien quedó huérfana a los cinco años y heredó la fortuna de sus padres adoptivos tras su muerte.

Con el tiempo, influenciado por su madre Catalina, Pepe se transformó en un hombre frío y despiadado, reduciendo a Graciela a la sombra de lo que alguna vez fue. Ella creyó que no había salida, que su destino estaba sellado en un matrimonio sin amor y lleno de maltrato.

Hasta que un malentendido cambió el rumbo de su vida y puso en su camino a Simón Ferrero, un hombre capaz de devolverle la esperanza y enseñarle que existen segundas oportunidades. Con él, Graciela descubre un mundo distinto: un amor genuino, una nueva luz.

NovelToon tiene autorización de Meche para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un reflejo roto

Catalina enojada.

Catalina sintió que su sangre hervía. Las palabras de Lourdes habían sido un bofetón directo a su ego: frías, medidas, y punzantes. Ella, una Benítez, madre del influyente empresario Pepe Benítez, no estaba acostumbrada a ser tratada con distancia, mucho menos con desprecio. Con el rostro endurecido, su espalda recta y su mentón alzado, se acercó a Lourdes con una amenaza velada dibujada en la mirada.

—¿Quién te crees que eres? ¡Soy la madre de Pepe Benítez! —espetó con fuerza, alzando el tono hasta que hizo eco entre las paredes de mármol del salón—. ¿Acaso él te parece un desconocido?—

Graciela, que hasta entonces había permanecido serena probándose frente al espejo un vestido color perla con incrustaciones de cristales, soltó una risa baja. Una risa suave pero afilada como una daga envuelta en terciopelo. Catalina se volteó rápidamente, furiosa.

—¿Y tú qué? ¿Por qué te ríes? —gritó, dirigiendo todo su veneno hacia Graciela.

Pero Graciela la ignoró, su atención volvía al espejo, sus manos alisaban el vestido con delicadeza. Estaba acostumbrada a lidiar con Catalina, pero algo en su cuerpo se tensó. Algo que ni ella misma pudo evitar.

Lourdes, sin inmutarse, caminó hacia Catalina con una elegancia natural que siempre la había caracterizado. Su ropa de diseñador, sus movimientos fluidos, y su aplomo eran intimidantes.

—Mi trabajo es costoso, señora —le dijo con cortesía afilada—. Le aconsejo que, por favor, no se acerque a mis prendas. Retroceda—

Catalina apretó los puños. Su rostro se había tornado rojizo, sus labios temblaban de pura ira. Su voz vibró con el orgullo herido de una mujer acostumbrada a que el mundo girara a su favor.

—¡Voy a llamar a mi hijo! ¡Pepe no dejará que me hagan este desplante! —gritó mientras sacaba su móvil con dedos temblorosos—. ¡Y tú! —señaló a Graciela con un dedo que parecía querer traspasarla—. ¡Tú pagarás por todo esto!— su amenaza resonó por todo el salón, la última vez la hizo dormir toda la noche fuera de casa, ahora quién sabe que tendría planeado.

Graciela bajó la mirada por un segundo. Fue un instante apenas perceptible, pero Lourdes, que la conocía desde pequeña, lo notó. Ese gesto no era común en Graciela. No en ella. Siempre elegante, siempre en control. Pero ahora... había algo roto en esa mujer perfecta.

—Graciela —dijo Lourdes acercándose con discreción, bajando la voz—, ¿estás bien? ¿Qué sucede?— recordando a la querida, no tiene dudas que todo es por esa mujer, la que está acabando con el matrimonio de su amiga, sin embargo, no era capaz de decirle lo que sucedió en la boutique.

Graciela alzó la vista. Su rostro volvió a iluminarse con la sonrisa medida y dulce que sabía usar como máscara. Su voz salió tan cálida como el atardecer en un cuadro de Monet.

—Estoy bien, Lourdes. No pasa nada. No te preocupes —dijo mientras tomaba tres vestidos más de la percha—. Me quedaré con estos. Ya puedes recoger todo—

Pero Lourdes no se movió. La intuición la inquietaba.

—Graciela, por favor… si algo no está bien, puedes hablar. Soy tu amiga de años. Puedes confiar en mí—

Graciela volvió a sonreír, pero esta vez su mirada no acompañó a sus labios. Se giró, sin decir nada más, y caminó hacia la salida del salón con los vestidos en brazos. Los empleados, obedientes, comenzaron a recoger los maniquíes, las cajas, los veladores y espejos móviles que Lourdes había traído para la sesión privada. Todo debía quedar como si nada hubiese pasado.

Mientras tanto, Catalina, frustrada, escuchaba el tono de llamada sin obtener respuesta. Pepe no contestaba. Colgó con rabia y volvió a marcar.

Graciela entró en su habitación. La puerta se cerró tras ella con un chasquido que sonó como una sentencia. Caminó hasta su armario, un inmenso vestidor repleto de ropa de diseñador, zapatos, bolsos, sombreros y joyas. Guardó los nuevos vestidos con cuidado. Sabía que, como muchos otros, jamás los usaría.

Se asomó por la ventana. Vio a los empleados de Lourdes bajar con profesionalismo el último perchero, guardarlo en el furgón y cerrar la puerta con precisión. El vehículo arrancó sin apuro, cruzando el portón eléctrico que uno de los guardias abría desde su caseta.

La casa volvió al silencio.

Graciela suspiró. Estaba sola otra vez.

En la planta baja, Catalina finalmente se retiro del salon. La rabia aún vibraba en sus entrañas, pero no era rabia pura… era algo más. Algo que llevaba tiempo creciendo en su interior. Catalina sabía que Graciela era una amenaza. Siempre lo fue. Desde el primer día en que la conoció, cuando Pepe se la presentó como su prometida. Aquella joven de buenos modales, belleza perfecta y sonrisa inquebrantable.

Pero ahora algo estaba cambiando.

Arriba, Graciela se quitó los zapatos, se sentó frente al espejo de su tocador y se miró en silencio. Su rostro no tenía maquillaje ya. Solo la piel tersa, los ojos grandes, y una sombra de angustia en sus facciones.

Su móvil vibró.

Lo tomó con desgano. Era un mensaje de Pepe:

—Voy en camino. Me dijeron que mi madre hizo un escándalo. ¿Estás bien?—

Graciela dudó un momento. Luego escribió:

—Todo bien. No vengas. Solo fue un malentendido. Te veo en casa más tarde—

Envió el mensaje y dejó el teléfono a un lado. Se levantó y caminó hacia el baño. Llenó la tina con agua caliente, unas gotas de aceite de lavanda, y se quitó la ropa con movimientos lentos. Se sumergió hasta el cuello y cerró los ojos.

Ese mensaje de Pepe solo la lleno de una ilusión vacía, ya que él no deja de ser un hombre bipolar.

Ahí, en la tibieza del agua, no era la esposa de Pepe. No era la hija huérfana. No era la anfitriona perfecta, ni la señora de las galas, ni la figura en la portada de revistas. Era solo Graciela. Una mujer que había aprendido a sobrevivir sonriendo.

Unas lágrimas escaparon sin permiso.

Catalina no solo estaba destruyendo su matrimonio, ella estaba acabando son su estabilidad mental, manipulando a su hijo cada día, haciendo que Pepe se volviera más agresivo.

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Maria Riquelme
Me encanta como es SIMÓN con GRACIELA desde que la saco del lado de ese malnacido bastardo, y ella se siente ya más aliviada estando al lado de él
Martha Ordoñez
gracias gracias por tan hermosos capitulos bendiciones escritora
Nena Bastida
Ojalá pagues idiota todo lo que le estas siendo a ella y tu bebé
Nena Bastida
Que desgracia que la deje y se vaya con sus vividoras
Nena Bastida
Eres un invesil
Maria Riquelme
Me gustaría leer pronto como le va a ir a PEPE cuando esas mujeres sepan que todo el dinero que está gastando en ellas es todo de GRACIELA, hasta la empresa le pertenece a ella
Maria Riquelme
Te leo desde SANTIAGO CHILE 🇨🇱 y me gustan mucho tus nvelas
Yuleima Lucena
que bueno que prevalece la amistad y el amor
Yuleima Lucena
que hermoso capitulo
mariela
Que hermoso capitulo donde la amistad y el cariño de dos personas pueden superar las dificultades Diego y Simón son una dupla inseparables.
Por fin Diego dió el paso y se casó con Camila que sean muy felices como lo son sus amigos.
mariela
Que hermosa etapa está viviendo Graciela poder disfrutar de su embarazo siendo querida y mimada por Simón y todos los que están con ella y él ni se diga está que no verá el tiempo para que nazcan los trillizos.
Diego si pensabas irte con Camila y vivir con ella sin casarse pues Graciela no anduvo con cuento o te casas o te casas.
Fabiola Miranda
woooooo que emoción siii más capítulos siii
Jessica Gonzalez
que hermosos capítulos te felicito Meche y estoy leyendo tu otra no tu otra novela
Yuleima Lucena
que hermoso capitulo felicidades
Ana Maria Espinoza Uviedo
Que hermoso capítulo, aunque se que es una novela, Dios siempre premia al final del túnel jajaja hermosa novela Autora
Jessica Martinez
🥲 que hermoso capítulo felicidades tres tres bebitos 🤗👋👍🇵🇦
patry
que emocionante sorpresa para Simón
Chivozxky Ramones
Meche ❤️
Chivozxky Ramones
ufff cada día más enamorado
Chivozxky Ramones
le atino 😗🦾
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