Carolina de recién 18 años acostumbrada a trabajar desde los 15 años que envuelva en problemas y cansada de abusos acepta emigrar al extranjero con visa de trabajo por una buena propuesta tratando de huir de todo eso.
Al llegar allá poco tiempo le duro la libertad, fue llevada con engaños solo para saldar con ella un gran deuda ofreciéndola en matrimonio, para el hijo de un mafioso.
Quien la lleva era en realidad un vendedor de droga, adicto y jugador de mal alma que debia a muchas organizaciones por producto y su virginidad de ella ofresio como pago, ella descubre que fue el pago de la deuda de su padre y por eso se la llevaron con engaños.
Acompáñame a vivir cada sentimiento de Carolina y para los que pedían segunda parte de la novela "Sueños Rotos" aquí nos encontraremos con lo que paso después de muchos años y veremos a Celeste...
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ISLA SECRETA
Llegaron a la isla y tenía su pista de aterrizaje, caminaron un gran trecho y llegaron a una casita tipo cabaña de donde salió una señora que pasaba los cincuenta años.
Teresita: "Pero hijito que sorpresa, por sus caras esto fue una huida y no un viaje de placer, pasen a comer algo que les cocinaré ahora mismo ya le aviso al Cesar que aliste la casa grande para ustedes y el yate para que vayan por ropa porque por lo que veo nadie trajo nada, pasen".
"Cesar" gritaba la señora Teresa hasta que él despertó era su esposo vio al joven Sebastián se quiso alegrar, pero vio que aún no amanecía bien y hablo.
Cesar: "Aquí están seguros, nadie sabrá de ustedes lo que si estaría bien es ir por ropa a la isla principal nadie trae nada".
Sebastián: "Ahí viene el problema, todo lo traigo en tarjeta y si hacemos un movimiento se darán cuenta donde estamos aunque esta isla no la conoce más que el piloto".
Piloto: "Señor hágame una transferencia interbancaria y me voy en el jet hasta Washington allí lo cobro regreso con el dinero y más gasolina por lo que se ofrezca son 7 horas de vuelo más o menos ida y vuelta".
Así lo hicieron y el salió enseguida después de terminar su café, el señor Cesar los guío a todos a la casa grande que era una hermosa casa moderna, de dos plantas con vidrios transparentes y muy bonito decorado, Sebastián y Carolina se quedaron en la habitación principal y ya se acomodaron en otra el Chofer con su esposa, dejando abajo al guardaespaldas y al piloto.
Carolina: "Es verdad que nadie sabe de esta isla, ¿cómo construiste esta casa entonces?".
Sebastián: "Esta isla la compré para hacer un complejo turístico y me vino con esta casa y con Teresita justo por esos días hubo una guerra con los mismos Rusos y querían mi cabeza porque les gano mi padre en un negocio con los Turcos solo me despedí de mi padre tome a mi piloto y me vine, ni mi padre sabe que esta isla existe justo por prevención de que pudiera necesitar seguridad, esta isla es hermosa hay un Jeep que le haremos poner gasolina para poderla recorrer y verás que los días aquí serán muy bonitos".
Carolina: "Hay señal de celular aquí".
Sebastián: "Claro que hay amor, pero saca ese celular que le daremos una revisada antes que lo prendas, ay mira está todo sudado, te pasas por traerlo ahí todo el tiempo, te puede hacer mal mi amor, ya puedes sacarlo tranquila no lo guardes ahí".
Carolina: "Que lindo se ve el mar desde aquí".
Sebastián: "Recordé que quien trajo el celular fue mi jefe de seguridad, y si mira traíamos un pequeño aparatito de nano tecnología, si lo hubieras encendido nuestra ubicación ya la sabrían".
Carolina: "Dame tu celular llamo de ahí a José y tú revísale bien que no traiga nada más, mira en el huequito del micrófono algo trae, sácalo y destrúyelos antes de hablar".
Sebastián sacó con mucho cuidado ese pequeño puntito que sabía bien que era, era un micrófono, todo lo que ella hablara sería escuchado seguro que por los Rusos, solo saco el Chip y bajo corriendo al mar aventó desde un pequeño muelle al fondo del mar aquel celular y con una piedra rompió aquellos dos dispositivos pequeñitos después los echo al mar y regreso con su Carolina.
Sebastián: "Perdóname Carolina, no me di cuenta y fui muy confiado, revisaré mi celular aunque nadie lo ha tocado igual lo revisaré".
Carolina: "Y el anillo que me diste con este rastreador quien lo trajo de donde sacaste el rastreador".
Sebastián: "Tranquila mi amor ese lo hice yo y solo yo sé cómo buscarte por ese anillo, soy dueño de una empresa de software y hago estos equipos de nanotecnología mi vicepresidente es un amigo que sabe que si desaparezco él tiene que hacer que todo funcione hasta que sea seguro regresar".
Sebastián no se volvería a jugar así su seguridad y de su esposa así que prácticamente desarmo el celular y si estaba limpió, tenía lógica los hubieran ido a buscar donde exploto la camioneta, con sumo cuidado volvió a armarlo y lo puso a funcionar.
Carolina: "Sabes mejor espero a mañana para llamar a José ahora se dará cuenta que estoy alterada, tuve bien guardado en el cuerpo el cómo nos podían encontrar y no me di cuenta, esto es peor que una pesadilla, llama a tu padre y dile que de mi parte le corte la hombría a ese par de Rusos cuando los tenga".
Ambos estaban echados en la cama Sebastián trataba de calmarla y entro una llamada de su padre.
Sr.. Tomandl: "Hijo cómo están".
Sebastián: "Bien papá, tú como estás, llego la gente de Italia".
Sr. Tomandl: "Estoy bien hijo, solo duele la traición de un amigo como el Doctor, cambio mi amistad por unos miles de dólares, pude darle millones si me lo venía a decir aun no le hice nada solo esta en una bodega del infierno, los Rusos ya los tengo les tendí una trampa gracias al difunto jefe de seguridad tuya ya están en el infierno".
Sebastián: "Papá ellos si son peligrosos, se pueden escapar".
Sr. Tomandl: "Los cuida la máquina y sus hombres que vinieron de Italia, pero aún no aparezcas viene el que asumirá el cargo como Capo Ruso y necesitó ver que intenciones tienen por lo pronto se les ha cortado toda la mercancía que les vendíamos y los Franceses nos apoyan así como los Españoles y los Mexicanos, nadie les venderá nada, están por desaparecer si siguen así".
Sebastián: "Papá Carolina quiere que de parte de ella a esos dos rusos que la querían abusar les cortes su hombría".
Sr. Tomandl: "Que buen mensaje, se los haré llegar justo llegue al infierno hijo y me encargaré de ellos, cuídense".
La llamada terminó y Sebastián no se tranquilizó porque sabía que el ruso que venía también querría justicia por sus familiares y no vería el horror que ellos causaron así que para él la paz estaba muy lejos de darse.