¿Qué pasa cuando un personaje de novela antigua transmigra al mundo moderno? Esta es la divertida historia de una villana adaptándose al progreso. Es como invitar un neandertal a casa
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Bajo sospecha
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Llegó la hora de salida. Arletis le dijo a Dalia camino al aparcamiento.
- ¿Te llevo?
- No, gracias. Mario viene a recogerme.
- ¡Oh, espera, espera, un momento! ¿Pero qué ha pasado? ¿Acaso se destruyó el mundo y yo no me he enterado? ¿Cuándo habéis hecho las paces?
- No es nada de eso. Digamos que estamos teniendo una tregua. Es que me conviene.
- Tienes que contarme.
- Claro, pero no ahora. Acaba de llegar.
- Es el supercarro rojo de película.
- Ese mismo.
Las chicas no pudieron seguir hablando porque Mario bajó del auto y apoyando el cuerpo despreocupadamente en el capó del coche le dijo:
- Arriba malcriada, que no tengo toda la tarde.
- Cállate garrapata plebeya. No ves que me despido de mi amiga.
Arletis se había quedado atontada.
- Oye por qué no me dijiste que tu tío está tan bueno. Preséntamelo. Quién quita y le gustan las masitas.
- Arletis querida tienes un gusto terrible para los idiotas. Ese, es la perdición de mi familia que te enteras. - le dio un beso en la mejilla y caminó hacia el encuentro de Mario, que ya le abría la puerta delantera. Desde otra parte del parqueo Carlos y Denis observaban con ojos desorbitados lo mismo al auto rojo, que a su apuesto dueño. Así que Mario había vuelto y Dalia al parecer estaba en buenos términos con él. ¿Qué rayos estaba pasando? Miraron a Arletis, seguro que ella debía saber algo, pero a través de la distancia, esta les mostró el dedo del medio en un gesto obsceno. Esto enfadó a los muchachos, pero no podían hacer nada. La familia de Arletis era muy poderosa. Carlos casi recuerda que sus padres por poco y quedan en bancarrota, cuando la gorda intentó suicidarse por la broma. Él al final no le hizo ningún mal. Fue lindo con ella, le regaló poemas, le dedicó canciones, la invitó a salir. ¿No sabía de qué se quejaba entonces? Realmente debió estar agradecida de que él le hubiera dedicado ese tiempo, aunque fuera por una apuesta.
Denis por su parte estaba confundido y preocupado, tenía que hablar con su padre de inmediato. Dalia no era de las que perdonaba. Cuando el escándalo sucedió él era más inmaduro y se dejó llevar por sus amigos. Estaba harto de que le dijeran el yerno del marica y un montón de cosas más que le acomplejaban. Terminó rompiendo con Dalia. Se arrepintió dos días después, pero ya era tarde. Ella nunca lo perdonó. Lo había puesto en la lista negra junto a su padre y a su tío. Y ahora eso estaba cambiando. Pudiera ser que hubiese una posibilidad de volver con ella. Cierta esperanza autosuficiente subió desde su pecho y reventó en una sonrisa arrogante en sus labios. Al fin y al cabo Dalia no volvió a tener ningún novio después de él en esos cinco años y además ellos ya habían tenido sexo varias veces antes de la ruptura. Orgulloso, pensó, "una mujer no olvida su primera vez ni su primer amor".
- Oye Carlos por qué no apostamos quien conquista primero tú a la gorda y yo a Dalia.
- No sé. Mira, la última vez casi nos tenemos que ir de la cuidad mis padres y yo. Una cosa es meterme con ella y fastidiarla y otra lo que propones. Yo paso. Te quedas solo en esto. Si quieres reconquistar a Dalia adelante, pero yo estoy fuera.- le dio una palmada en la espalda y se subió a su moto. Denis le gritó cuando ya había avanzado unos metros.
-Piénsalo.
Carlos no detuvo su moto, al contrario aceleró cortándole el paso al auto de Arletis. Esta tuvo que frenar a fondo. Y sacó la cabeza por la ventanilla.
- Pero qué haces idiota es que quieres que te mate. Mira no me tientes.- Él no le dijo nada sólo le sonrió y le devolvió el grosero gesto del dedo medio y arrancó nuevamente. Arletis masculló un -Inmaduro. ¿Qué le vería yo a este tío?- y encendió de nuevo el auto que puso en movimiento. Denis observó divertido todo esto desde lejos. Su amigo estaba acabado. Quizás ni él mismo se diera cuenta, pero su destino y el de la gorda estaban enlazados desde aquel lejano día en que aceptó la apuesta.
A varios kilómetros de allí Dalia atormentaba a Mario con preguntas.
- ¿Cómo es eso de que estabas enamorado de mi madre?
- Rosa y yo nos conocimos en el orfanato...
Dalia lo interrumpió.
-Eso ya lo sé, incluso hasta cuando te cogió haciendo tus cochinadas. ¿A propósito para ese entonces en quién pensabas en papi o mami?
- Te has convertido en una persona terrible. ¿Lo sabías? ¿Mira qué me pregunta?
- Tengo buenos maestros para ser terrible, pero lo pregunté en serio.
- En Rosa, pensaba en Rosa. Vale.
- ¿Y cuándo empezaste a pensar en mi papá?
- Nunca. Mira Dalia piensa lo que quieras de mí. Probablemente tengas razón en casi todo, pero créeme cuando te digo que yo también fui una víctima.
- Digamos que te creo, entonces ¿cómo me explicas que terminaras en la cama de mi padre?
- Para empezar, fue él quien fue a parar a la mía y además si te digo la verdad, no recuerdo nada de lo que pasó.
- ¿Esperas que te crea eso? Todo el mundo los vio totalmente desnudos y ... A ver, vamos por partes, ¿por qué no me cuentas lo que sucedió antes del que no sabes qué pasó?
- Puedo hacerlo, pero primero vamos a estacionarnos allí. No quiero tener un accidente contigo, porque después Eduardo y Rosa me matan.
- ¿La verdad es que no entiendo qué tipo de relaciones tienen ustedes tres?
- Mira Dalia yo no soy homosexual y salvo esa noche nunca he estado con ningún hombre. Es una noche que gracias a la misericordia de Dios no recuerdo. No tienes idea de lo devastado que estaba cuándo sucedieron las cosas. El abuelo falleció, tú y tu mamá estaban destrozadas y no nos hablaban ni a Eduardo ni a mí. La familia se destruyó ese día. Eduardo quería suicidarse. De hecho lo intentó y yo tuve que quedarme a su lado. Era lo único que me quedaba y yo era lo único que le quedaba, pero no es como piensas. Es verdad que hice lo imposible porque Eduardo y Rosa no se casaran y cuando lo hicieron yo siempre estaba ahí para estropearlo todo. Amaba a tu madre y verla con tu padre me mataba. Hay cosas de tu padre que no sabes y yo no soy quien para decírtelas. Después Rosa quedó embarazada de ti. Deseé con todo mi corazón que no nacieras, pero nacistes. Ese día fui al hospital decidido a odiarte, pero no pude. Eras tan tierna, te adoré al instante. Me apoderé de ti. Eras mi hija comprendes. Eras la hija de la mujer amada y no me importaba que por tus venas no corriera mi sangre. Te llevaba a todas partes. Llenaste un vacío que ni sabía que tenía. Me resigné a que para Rosa yo nunca iba a ser otra cosa que su hermano adoptivo y dejé de sabotear su relación. Me dolía ver lo feliz que era cada día. Por esa época me volví un mujeriego. No puedo ni recordar la cantidad de chicas a las que le rompí el corazón. Mi lema era, ámalas y déjalas. Empecé a tratar de olvidar a Rosa. ¿Casi hasta me caso sabes? Se llamaba Carmen, Carmen Herrera. Ella me gustaba especialmente porque se parecía mucho físicamente a tu madre era como un reemplazo.
- ¿Llegaste a amarla? A Carmen.
- Nunca. Era solo un reemplazo.
- ¿Por qué terminaron? ¿Acaso se enteró que no significa nada para ti y era una copia de mi madre?
- No. Fue por ti. Un día cuando llegué ella te estaba dando y diciéndote cosas horribles, porque tú inocente al fin estabas jugando con el velo de la novia y lo habías roto. La ceremonia era al otro día. Yo nunca había golpeado a una mujer, pero la furia 😡 me cegó. Terminó en el hospital con varias costillas rotas y llena de cardenales. Si no fui a la cárcel, fue por el abuelo. Movió sus influencias y le dio una generosa compensación económica a Carmen, pero ella exigió más. Para retirar la demanda yo debía pedirle disculpas personalmente.
- ¿Y lo hiciste?
- Claro. Pensé que iba a golpearme, pero ella lo único que me dijo fue que ojalá y nunca fuera feliz y que me iba a arrepentir por el resto de mi vida por ponerle las manos encima. Nunca volví a verla después de eso.
- ¿Qué es lo que no sé de mi papá?
- Eso es asunto de él y de tu madre si quieren contártelo, es problema de ellos. Dios sabe que esta familia tiene que sacar todo lo que lleva adentro. Yo a pesar de todo estoy feliz de que tus padres no estén juntos. Es verdad que hice y deshice para separarlos, pero no seduje a tu padre. No me gustan los hombres y de verdad ¿no sé qué fue lo que pasó esa noche? Aunque la evidencia apunta a que tuvimos sexo salvaje, pero ni Eduardo, ni yo recordamos nada.
- Eso suena sospechoso. Al menos uno de los dos tuvo que recordar algo.
- Eso pensamos nosotros. Nos hicimos analizar la sangre y el cuerpo. Descubrimos que ambos fuimos drogados con Burundanga.
- ¿Burundanga? ¿Qué rayos es eso?
- Según nos explicó el médico, es una droga que anula la voluntad, es difícil de detectar. La escopolamina se extiende en robos y violaciones por “sumisión química”, pero es difícil de detectar y apenas hay datos. A nosotros no nos robaron, pero nos violaron a los dos.
- ¿No entiendo?
- Dalia voy a confiar en ti. Esa noche en esa cama si hubo sexo duro, pero no fue entre tu padre y yo. Alguien nos violó a los dos. El semen encontrado en nuestros cuerpos pertenecía a la misma persona. Pero no era ni el mío en tu padre, ni el de tu padre en mí. Tu padre intentó suicidarse y yo se lo impedí. Era irónico, después de haberlo odiado tanto y de haberle hecho tantas cosas detestables para que dejara a tu madre, era yo el que estaba allí manteniéndolo vivo para ustedes.
- ¡Dios mío 😭! ¿Y por qué no denunciaron el delito?
- Tu padre no quiso y yo tampoco. Estábamos en plena depresión. Yo logré que nos fueramos del país. Fuimos a buscar a Carmen era la única persona que podía tener motivos para hacerme algo así de horrible, pero nos encontramos con que eso era imposible. Carmen llevaba muerta casi un año cuando nos pasó eso.
- ¿Carmen se suicidó por ti?
- No, nada de eso. Habían pasado años desde nuestro romance. Ella se había casado y tenido un accidente de coche con su esposo.
- ¿Y entonces? ¿Quién pudo ser?
- No sabemos. Nunca pudimos saberlo. Yo convencí a tu padre de alejarnos del país. Era evidente que fue un crimen bien planificado y la persona que lo hizo podía hacerle daño a ustedes si estábamos cerca. Preferimos huir. Todos estos años hemos estado investigando desde el exterior. Tenemos una pequeña pista, pero no estamos seguros. Es por eso que hemos vuelto. Tu accidente nos sirvió como excusa perfecta para establecernos aquí de nuevo sin sospechas. Tu padre en estos momentos debe estar cerca de tender la trampa a esa persona, pero hay que ser muy cuidadosos. Ya eres una mujer Dalia y estoy orgulloso de cómo has crecido, aunque me llames garrapata plebeya y aunque me odies por alegrarme de que tus padres no estén juntos. Sé que soy una persona horrible, pero te quiero.
de raros como su amiga que a pesar
de todo va por su meta de acostarse con Mario le gusta
los villanos será que ella se lo quede lo amarre?