Siempre he creído que contaba con una familia unida y llena de amor. Sin embargo, un día la desgracia se presentó en mi vida. Fue en ese momento cuando todo cambió y la tragedia me llevó lejos del amor de mi vida. Este doloroso acontecimiento me abrió los ojos y me hizo darme cuenta de quienes eran realmente mis verdaderos enemigos, aquellos que siempre habían estado a mi alrededor, ocultos tras una falsa fachada de cariño y apoyo.
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Episodio 13
●Jimena: Salí desde temprano en busca de dinero para poder comprar comida. Sin embargo, lo único que se me ocurre para conseguir algunas monedas de plata es vender mi cuerpo, pero no puedo decírselo a Inés, ya que estoy segura de que se enojaría mucho conmigo. Mientras me acerco a casa, de repente veo a Inés a lo lejos, sacudiendo las manos con evidente preocupación. Seguramente estaba preocupada por mí, por eso decidió venir a buscarme, También levanté mi mano para saludarla, pero a medida que me acercaba, me di cuenta de que su expresión no era de alegría al verme, sino de miedo. Giré la cabeza hacia atrás y vi a varios hombres montados a caballo detrás de mí. En un instante de pánico, dejé caer todas las compras que tenía en las manos y comencé a correr. Sin embargo, me tropecé con algo que estaba en el suelo y caí al suelo.
●Ines: llena de desesperación, corro hacia donde se encuentra Jimena. Siento la adrenalina en mi cuerpo y agarro un palo que encuentro a mi alrededor, decidida a protegerla. Sin embargo, de repente la veo caer al suelo, y mi corazón se acelera. Me apresuro a su lado para ayudarla, tomándola de la mano. Decidimos salir corriendo juntas, pero al mirar a nuestro alrededor me doy cuenta de que es demasiado tarde; estamos rodeadas por esos hombres amenazantes. Miro a Jimena, buscando en sus ojos una respuesta, y le pregunto con angustia: ¿Qué hacemos, Jimena? Pero me doy cuenta de que ella también está aterrada, reflejando mi propio miedo en su mirada.
●Vendedores de esclavos: ¡miren lo que hemos encontrado en estos lares! Estoy convencido de que con estas dos, podremos obtener una magnífica suma de monedas de oro. Agarrenlas y llevémoslas a la subasta para poder intercambiarlas. .
●Jimena: Inés se coloca frente a mí para protegerme, pero al ver sus manos temblar, me doy cuenta de lo aterrada que está. A pesar de que no llevamos mucho tiempo conociéndonos, se ha comportado como una verdadera hermana para mí. No permitiré que la lastimen más de lo que ya lo han hecho, lo juro. Así que la empujo suavemente hacia atrás, poniéndola a salvo detrás de mí. Luego miro a esos despreciables hombres y les digo con firmeza: Por favor, dejen ir a mi amiga; a cambio, yo iré con ustedes sin poner resistencia, se los juro.
●Inés: ¿Qué estás haciendo, Jimena? No lo hagas. Las dos vamos a salir de esta situación, te lo prometo. ¡Basta ya!
●Vendedores de esclavos:irritado, gritaro: ¡Cállense de una vez! No estamos aquí para negociar. Las dos se vienen con nosotros. ¡Agárrenlas y no esperen más! Estas malditas se resisten con todas sus fuerzas, así que nos vemos obligados a golpearles con fuerza hasta hacerlas perder el conocimiento. Una vez que lo logramos eso, partimos hacia Isla la Marina, donde las venderemos como esclavas.
●Inés: Estos hombres nos someten con una brutalidad implacable, nos aprietan con una fuerza desmedida y nos propinan golpes que nos hacen perder la conciencia. Sin embargo, antes de caer en la inconsciencia, logré escuchar que planeaban llevarnos a una isla llamada La Mariana, un lugar en el que seríamos vendidas como mercancías. Después de eso, todo se vuelve confuso, ya que cuando finalmente desperté, nos encontrábamos encerradas en una jaula, como si fuéramos simples animales. Jimena aún no había despertado, así que la llamé con desesperación; Amiga, por favor, despierta, nos van a vender mira todas estas personas, pero si no logramos quedarnos juntas, debemos recordar la promesa que hicimos: cuando tengamos la oportunidad de escapar, iremos a buscar a la otra y lograremos huir juntas. Por favor, prométemelo. No puedo evitar que las lágrimas salgan de mis ojos; la idea de separarme de ti me llena de angustia.
●Jimena: mire a Inés con ternura y le dije,No te preocupes, pequeña. Si al final no logramos quedarnos juntas, haré todo lo que esté en mis manos para reunir muchas monedas de plata y así poder escapar contigo. No sé cuánto tiempo me tomará, pero recuerda siempre algo: nos iremos de este lugar juntas, te lo prometo. Así que no llores más. Mientras decía esto, limpie las lágrimas que caían por el rostro de Ines y, en ese instante, observo cómo la sacan de la jaula, y la comenzaron a exhibir frente a todos esos hombres. En mi corazón, deseaba con fervor que un noble bondadoso la comprara, y que no tuviera que sufrir cosas horribles.
●Inés: Estoy siendo objeto de una subasta. A pesar de que las lágrimas intentan brotar de mis ojos, me esfuerzo por secarlas, ya que las palabras de Jimena me ofrecieron un poco de consuelo. Sin embargo, el terror que siento ante la posibilidad de que me obliguen a acostarme con hombres de la nobleza no me abandona y me estremece. Intento no mostrarme tan débil frente a Jimena, quien ha enfrentado situaciones mucho más duras a lo largo de toda su vida, Observé cómo se aproximaban hacia mí dos hombres. Uno de ellos, que parecía ser un esclavo, aunque estaba muy bien vestido, caminaba a la par de un anciano que se encontraba sentado en una silla de ruedas. Pensé que debía ser una persona adinerada, ya que esas sillas son sumamente costosas y solo se venden a un precio muy elevado. Sentí una oleada de temor al verlos y, instintivamente, di un paso atrás.
●Leonardo: Acércate, pequeña. Ahora vivirás en mi casa, ya que te acabo de comprar. Así que vamos a casa. Mientras decía esto, la tomé de la mano, pero ella, de repente, me soltó y me empujó con fuerza. En ese instante, Ascanio la tomó de la mano también y, juntos, nos dirigimos hacia mi hogar.
●Inés: Me sacan de ese lugar sin poder despedirme de Jimena. El hombre joven amarra la cadena que me sujeta a su mano, impidiéndome escapar. Miro al señor que me compró y le digo: Señor, por favor, libéreme.No soy una esclava. Si desea, puede llevarme de regreso a mi hogar, y le aseguro que mi padre le ofrecerá lo que usted ha gastado en mí. No, le dará mucho más, se lo garantizo.
más capítulos por favor gracias autora