PRIMERA PARTE DEL LIBRO TERMINADA. NO ESPEREN UNA NOVELA TIPICA, LAS MIAS DAN DOLORES DE CABEZA Y LOS HACE PENSAR MAS DE LO QUE DEBERIA!!!
ESCRIBO CON AMOR Y ESPERO RECIBIR LO MIMO DE USTEDES, SI SIENTEN QUE LA NOVELA ES LARGA Y TEDIOSA, LOS INVITO A ABANDONARLA. PERO, NO TOLERO INSULTOS NI FALTAS DE RESPETO...
LAS QUIERE...
JESS QUEEN
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Cap 14
Lejos de darme cuenta de las condiciones en las que me encontraba, vi a Logan caminar hacia una puerta cercana. Su figura se desvaneció por unos segundos en el interior de la habitación, y en ese breve momento, me quedé allí, quieta, procesando todo lo que acabábamos de compartir. Sin embargo, la calma que intentaba mantener me traicionó, y me di cuenta de lo agotada que estaba, tanto física como emocionalmente.
En un parpadeo, Logan regresó hacia mí, y en sus manos sostenía una toalla blanca, que contrastaba con la oscuridad que se había apoderado del ambiente. Su expresión era diferente a la de antes, menos severa, y ahora, había una suavidad en sus ojos que no había notado hasta ese momento.
—Permíteme limpiarte, cariño. Estás cubierta de sangre seca. —dijo, su voz mucho más suave que antes. La palabra "cariño" me dejó un ligero nudo en el estómago, pero lo dejé pasar. Su tono no era posesivo, sino más bien... cuidadoso. Casi como si no quisiera invadir mi espacio, pero, al mismo tiempo, sentía que algo lo empujaba a ofrecerme esta ayuda.
Me quedé allí, mirando la toalla, con la mente nublada por una mezcla de pensamientos y emociones. Había algo en su gesto que, aunque cálido, me desconcertaba. Era un recordatorio de que, por debajo de su fachada de hombre duro y alfa licantropo, existía otra faceta que apenas comenzaba a vislumbrar.
Aunque mi cuerpo lo rechazaba al principio, el cansancio me venció, y acepté sin decir palabra. Me senté en la silla cercana, permitiéndole que se acercara. Podía sentir la tensión en el aire, algo palpable entre nosotros. Me sentía vulnerable, pero a la vez, había algo reconfortante en su gesto. La toalla tocó mi piel, suave, y la tibieza de la tela humeda sobre la sangre seca me hizo estremecer un poco.
Logan limpio mi piel expuesta con cuidado, sus movimientos precisos pero delicados, como si no quisiera hacerme daño ni causar una molestia innecesaria. Pasó la toalla por mi espalda con una rapidez contenida, con la concentración de alguien que no quería equivocarse. Cada roce del paño sobre mi piel parecía borrar la sensación de suciedad, pero también revelaba cuán frágil me sentía en ese momento, el contacto físico.
—Gracias... —dije en voz baja, sin mirarlo, pero sabiendo que él me había escuchado. Mi respiración, aunque tranquila, aún estaba agitada por el esfuerzo y la tensión que había acumulado en mi cuerpo. Cada movimiento de la toalla era como una pequeña liberación, pero la sensación de estar a su merced, de que él se encargara de algo tan íntimo, me ponía nerviosa. — Shayde no volverá, así que podemos hablar.
Cuando Logan terminó de limpiarme, comenzó a buscar mi blusa. Mi sujetador estaba destrozado, pero, afortunadamente seguía en su lugar. Estaba húmedo y manchado con sangre en partes iguales, lo que hacía que me sintiera incómoda al darme cuenta de cuán expuesta estaba. Aunque Logan se mostraba amable, no podía evitar sentir que tenía los pechos casi al descubierto, lo que aumentaba la incomodidad.
“La desnudez es algo común entre nosotros, Karin. No debes avergonzarte de tu cuerpo”me recordó Lina, su voz serena, aunque aún no lograba acostumbrarme a esa perspectiva tan natural para ella.
Logan me tendió la blusa, y la tomé rápidamente, cubriéndome lo más rápido que pude. Me acomodé en la silla, dejando escapar un suspiro pesado. Esta noche parecía no tener fin, y aún no habíamos intercambiado ni una sola palabra importante. Todo esto se estaba extendiendo más de lo que había anticipado.
—Gracias, nuevamente, Logan… Ahora vayamos al grano. Vas a ser honesto y no omitirás ni una sola palabra. Me dirás qué pasó esa noche y cuál fue el verdadero motivo de tu rechazo. ¿Realmente lo hiciste porque me percibiste como humana?
Logan permaneció en silencio por unos instantes. Su mandíbula se tensó, y sus hombros, aunque mantenían esa postura erguida y dominante, parecían cargar un peso invisible. La cicatriz que cruzaba levemente su ceja derecha se acentuó cuando arrugó el entrecejo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.
—No es fácil para mí, Karin —dijo finalmente, su tono bajo y grave, con una matiz de sinceridad que me hizo sentir el eco de algo más profundo.
Lo miré fijamente, esperando, sin dejarme llevar por sus emociones. No podía ceder ni un centímetro.
—Para mí tampoco lo es, Logan. Sin embargo, aquí estoy, en tu manada y frente al hombre que me rechazó hace dos años. Si quieres que me quede aquí, al menos hasta que descubramos qué pasó con nuestro vínculo… Habla.
Logan bajó la cabeza y cerró los ojos por un momento. Pude ver cómo su pecho se elevaba con una respiración pesada, casi como si llevara siglos manteniendo el aire. Luego lo soltó con un suspiro que parecía más un lamento reprimido. Cuando levantó la mirada de nuevo, sus ojos, oscuros y cargados de emociones contenidas, se clavaron en los míos. Por un momento, me sentí desnuda ante su intensidad, como si pudiera ver más allá de mi piel, hasta lo que Shayde y yo tratábamos de ocultar.
—No era la mejor noche de todas —comenzó, su voz tranquila pero teñida de una nostalgia amarga. Sus palabras resonaron con una gravedad que caló en el ambiente, como si cada letra pesara toneladas—. Mi nuevo beta había encontrado a su compañero el mismo día que llegaste a la manada. Mientras él celebraba ese hallazgo, yo todavía te había esperado por diez años, Karin. Diez largos años… —Hizo una pausa, y su mirada perdió el enfoque, como si las imágenes de esa noche volviesen a él con toda su crudeza—. También era mi cumpleaños, y no quería ninguna fiesta. Cada año, con mi cumpleaños, llega un nuevo aniversario de la muerte de mis padres.
Sus palabras se detuvieron, pero su expresión hablaba por él. Su mandíbula se apretó, y sus manos, que descansaron sobre la mesa, se cerraron en puños. Vi algo nuevo en Logan: un dolor crudo que él llevaba consigo como un tatuaje en el alma.
—Cuando tenía trece años, fuimos interceptados en el camino por un grupo de humanos. Estábamos regresando de la manada Luna de Plata después de un viaje diplomático, pero no volvimos a casa. No juntos, al menos. —Su voz se quebró ligeramente, y vi cómo la sombra del niño que pasaba por su rostro. Esa imagen me sacudió, pero me mantuve en silencio, dándole espacio para continuar—. Ese día, ellos… —Se detuvo y respiró hondo antes de seguir, como si pronunciar las palabras fuera de una tarea imposible—. Ellos nos torturaron.
Sus ojos, brillantes con un dolor que parecía inmortal, buscaron los míos como si necesitaran apoyo para seguir adelante.
—Finalmente, mataron a mis padres frente a mis ojos. Mi padre era el alfa de esta manada, fuerte, invencible. Pero lo destrozaron como si no fuera nada. Mi madre… —Sus palabras se atoraron en su garganta, y sus hombros temblaron apenas perceptiblemente—. Ella intentó protegerme hasta su último aliento.
Permanecí inmóvil, sintiendo el peso de su relación en mi pecho. Shayde, que siempre tuvo algo que decir, permanecía en silencio también.
—En un momento de distracción, logré escapar. Pero nada volvió a ser lo mismo. —Logan volvió a levantar la vista, sus ojos buscando los míos con una mezcla de desafío y vulnerabilidad—. Mi padre era el alfa de esta manada, y desde entonces llevó su legado. Pero no puedo evitar sentir odio y rencor hacia los humanos.
El tono de sus palabras cambió entonces, tornándose más oscuro, más personal.
—¿Puedes imaginar el asco que sentí en ese momento cuando tu aroma llegó hasta mí? No pensé con claridad, Karin. No podía. Mi instinto me gritaba que eras mi compañero, pero mi mente… mi mente no podía reconciliar lo que veía contigo.
Sus palabras eran como cuchillos. Pero, al mismo tiempo, podía ver el hombre detrás del alfa: alguien roto, desgarrado por el pasado, luchando por superar algo que lo marcó para siempre.
—Luché contra Silas desde el momento en que entras a esta oficina para que no tomara el control y te marcara ahí mismo. Cuando te traté tan mal, cuando te rechacé y te expulsé de mi manada, sentí que iba a morirme.
Por primera vez, Logan bajó la mirada. Era como si no pudiera soportar el peso de sus propias confesiones.
—Silas estaba herido a tal punto que pensé que moriría junto conmigo. Cuando finalmente fui por ti, ya no estabas. En tu lugar, solo encontré una nota… ni siquiera estaba dirigida a mí. Era para la compañera de mi beta.
Las palabras finales cayeron como un susurro en la habitación. Logan alzó la mirada, buscando en mis ojos algo que ni él parecía entender.
Por primera vez en mucho tiempo, me sentí atrapada entre dos mundos: mi propio dolor y el suyo
Su voz se quebró brevemente, como si el dolor de esa memoria lo envolviera nuevamente, atrapándolo en el pasado. Se frotó el puente de la nariz y exhaló, pero no dejó de mirarme. Continuó su historia:
—¿Puedes imaginar el asco y la ira que sentí en ese momento cuando tu aroma llegó hasta mí? No pensé con claridad. Sí, mi lobo te aceptaba, Silas luchaba por controlarme desde el momento en que entraste a esta oficina. No le importaba mi decisión, solo quería saltar sobre ti para marcarte de una vez. Pero cuando te traté tan mal, te rechacé y te expulsé de mi manada… sentí que iba a morirme. Silas estaba tan herido que creí que moriríamos juntos, y entonces dejó de hablarme.
Su voz se volvió más baja, casi un susurro lleno de remordimiento.
—Cuando fui por ti, ya no estabas. En tu apartamento solo encontré una nota que ni siquiera estaba dirigida a mí. Era para la compañera de mi beta. No supe dónde buscarte, pero lo hice. Por dos años, mis hombres te buscaron en cada rincón.
Lo miré en silencio, dejando que cada palabra se asentara en mi mente. Había algo en su tono, algo más allá del arrepentimiento. Su voz contenía desesperación, pero sus ojos... En ellos veía una mezcla de vulnerabilidad y rabia contenida. Sabía que Logan había buscado durante dos años, pero sin saber que soy híbrida, su búsqueda se limitó al mundo humano mientras yo huía del dolor y de mis propios recuerdos. También entendía su sufrimiento, más de lo que quisiera admitir. Sus padres y los míos fueron asesinados de maneras igualmente crueles. En mi caso, fueron vampiros que se oponían a la unión entre un vampiro y un licántropo los responsables de arrebatarme a mi familia.
—Estoy arrepentido —dijo Logan, y sus palabras tenían un peso que me resultó imposible ignorar—. Fui un maldito imbécil. Te herí, me herí a mí mismo y volvió mi vida una mierda. La manada y yo necesitamos a nuestra luna. Haré lo que haga falta para que me perdones, Karin. No puedo vivir sin ti. Estoy muriendo día a día un poco más porque no te tengo junto a mí.
Por primera vez, su voz se quebró completamente, y el alfa que siempre había sido fuerte y seguro de sí mismo mostró un lado vulnerable que no había esperado ver.
—Nunca debí rechazarte. Juro que, si fueras humana, también te habría aceptado. Solo actué impulsivamente a causa del dolor en mi corazón, por lo que esas malditas personas hicieron con mis padres y conmigo.
Guardé silencio, procesando sus palabras, su explicación, su dolor y su ira hacia los humanos. Pero, en el fondo, aún no sentía que fuera suficiente.
Recordé con precisión el momento en que lo vi por primera vez, aquella noche. En cuanto se abrió la puerta de esta maldita oficina, supe que era él, mi compañero. Recuerdo su figura en la penumbra, la luz de la luna bañando su cuerpo. Su cabello rubio platino despeinado, sus penetrantes ojos negros, las facciones perfectamente cinceladas de su rostro... Lo recuerdo todo. Lina aullaba de felicidad en mi interior, pero un minuto después estaba devastada. El dolor fue tan profundo que agradecí a las diosas que Shayde estuviera ahí para ambas.
—Di algo, por favor —murmuró Logan, su voz temblando apenas perceptiblemente.
-¿Tienes alguna idea de por qué tu rechazo y mi aceptación no funcionaron?
Logan se levantó de su asiento, caminando con pasos medidos hasta un mueble de puertas dobles. Lo abrió y sacó una botella de licor junto con dos copas.
—No me refería a eso. Digo… solo quiero saber si entiendes por qué hice semejante estupidez esa noche. —Sirvió un vaso de whisky, que aceptó sin protestar. Las diosas sabían cuánto lo necesitábamos ambos—. Sé que me odias, Karin.
No quería responder a eso. Claro que lo entendía, pero el daño ya estaba hecho.
—No te odio, Logan. Me heriste, me lastimaste y me expulsaste. No me dejes hablar, no me diste la oportunidad. ¿Y ahora me quieres de regreso? ¿Ahora me aceptas y quieres reclamarme? No me parece justo, ni para mí, ni para Lina. Ni siquiera es justo para Silas.
No es que viera la situación como algo irreparable, porque no lo era. Pero me costaba creer que todo esto estaba ocurriendo otra vez. Tenía veinte años en ese entonces, y ahora ya no era la misma persona.
—Te quiero de regreso, pero solo si tú lo aceptas —dijo Logan, su tono tan bajo que casi no lo escuché—. No voy a obligarte ni presionarte. Si no quieres amarme, aunque nos mate, lo aceptaré. Pero la manada y yo necesitamos que estés cerca. Lo que más quiero en este mundo es tu perdón. No puedo vivir con esta sensación de vacío en mi corazón, Karin.
Se tomó su trago de un solo golpe y volvió a servirse otro.
—Lo resolveremos —le dije, manteniendo mi tono firme pero no agresivo—. Pero primero tenemos que comprobar si el rechazo es posible.
“No”, gritó Lina en mi interior, una nueva ola de dolor atravesando mi cuerpo. “¡Por favor, no lo hagas! ¡Moriré!
-¿De verdad quieres terminar con esto? —preguntó Logan, pero su tono había cambiado por completo. Ya no era el mismo Logan que fue dulce y paciente conmigo hace un segundo.