En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, Martín, un chico alto y reservado, siempre ha creído que su altura lo separa del mundo que lo rodea. Sofía, en cambio, pequeña pero llena de energía, ve el mundo desde una perspectiva completamente diferente. Un inesperado encuentro entre ellos hará que dos mundos opuestos se entrelacen de formas que ninguno imagina. Lo que comienza como un simple gesto de ayuda, pronto desatará emociones que pondrán a prueba sus propios límites. ¿Hasta dónde pueden llegar dos personas que ven la vida desde alturas tan distintas?
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Capítulo 13: El primer beso
La mañana después del festival de la cosecha, el pueblo se despertó con un aire más tranquilo. Las luces colgantes que habían iluminado la plaza la noche anterior se balanceaban suavemente con la brisa, y los restos de las celebraciones quedaban como un eco distante de la vibrante energía de la noche. Sin embargo, para Martín y Sofía, la vida parecía haber cambiado por completo. El beso compartido, esa confesión silenciosa de sentimientos, los había dejado en un estado de euforia y vulnerabilidad al mismo tiempo.
Martín se despertó temprano esa mañana, pero no podía dejar de pensar en la noche anterior. Nunca se había sentido tan nervioso como lo hizo en el momento en que sus labios tocaron los de Sofía. Fue un beso torpe, casi tímido, pero lleno de significado. Lo que más le sorprendió no fue el beso en sí, sino la forma en que lo hizo sentir. Había algo liberador en aceptar sus sentimientos, en admitir que no solo le importaba Sofía, sino que la quería en su vida de una manera que no había imaginado antes.
Por su parte, Sofía también había pasado la noche en vela, reviviendo cada segundo del beso. Había sido el clímax de todas sus esperanzas, sus dudas y sus sueños. La cercanía de Martín, su calidez, y la suavidad de su toque la habían dejado sintiéndose completa de una manera que nunca antes había experimentado. Pero junto con esa felicidad venía un cierto temor. ¿Qué pasaría ahora? Sabía que habían cruzado una barrera, pero no estaba segura de qué significaba eso para el futuro.
Decidida a no dejarse llevar por la incertidumbre, Sofía decidió tomar el control del día. Se levantó, se vistió y salió al pequeño café del pueblo, un lugar que ambos solían frecuentar. Mientras caminaba por las calles aún desiertas, sus pensamientos se desviaban constantemente hacia Martín. ¿Cómo se sentiría él ahora? ¿Habría cambiado algo entre ellos? Sabía que tendría que enfrentarlo pronto, y aunque la idea de ese encuentro la llenaba de nervios, también le emocionaba.
Martín llegó al café poco después de Sofía. No había planeado encontrarse con ella allí, pero al verla sentada en una de las mesas junto a la ventana, se dio cuenta de que era exactamente lo que quería. Respiró hondo antes de entrar, preparando mentalmente lo que diría, aunque sabía que las palabras siempre le faltaban cuando se trataba de sentimientos.
— Hola — dijo Martín, acercándose con una sonrisa tímida que, sin embargo, iluminaba su rostro de una manera que Sofía no había visto antes.
— Hola — respondió ella, sintiendo un cosquilleo en el estómago al verlo.
Hubo un silencio momentáneo, pero no era incómodo. Era como si ambos estuvieran absorbiendo el nuevo dinamismo entre ellos. Finalmente, Sofía rompió el hielo.
— ¿Sobreviviste a la noche después del beso? — bromeó, riéndose suavemente.
Martín se sonrojó ligeramente, pero también soltó una pequeña risa.
— Apenas. Creo que no dormí mucho — confesó él, sentándose frente a ella.
Ambos rieron, y la tensión se disolvió instantáneamente. El café se llenó de una energía ligera, y mientras charlaban, parecía que el mundo alrededor de ellos desaparecía de nuevo.
— He estado pensando mucho en lo que pasó anoche — dijo Martín, con más seriedad. — Y no quiero que pienses que solo fue un impulso del momento. Siento algo muy fuerte por ti, Sofía, y me gustaría que exploremos esto juntos, si tú también lo sientes.
Sofía sintió una calidez invadirla ante sus palabras. Martín no era de los que hablaban abiertamente sobre sus sentimientos, así que escuchar algo tan sincero la conmovió profundamente.
— Yo también siento lo mismo, Martín — respondió con suavidad, tomando su mano sobre la mesa. — Quiero ver a dónde nos lleva esto, pero quiero que vayamos con calma. No quiero apresurar nada, porque lo que tenemos es especial.
Martín asintió, entendiendo perfectamente. No había prisa en su corazón, solo el deseo de estar cerca de ella, de conocerla más profundamente y de dejar que lo que sentían creciera naturalmente.
La conversación fluyó con facilidad después de eso. Hablaron de pequeños detalles, de cosas cotidianas, pero todo estaba impregnado de una nueva cercanía que los envolvía. El café se convirtió en su pequeño refugio, un lugar donde podían ser ellos mismos, sin miedo ni reservas.
Al salir del café, Martín tomó la mano de Sofía de nuevo, esta vez con más confianza. Caminaban por las calles del pueblo, ahora llenas de vida, pero a su alrededor todo parecía más brillante, más claro. La gente les sonreía al pasar, como si pudieran ver el cambio en ellos, y aunque ambos se sonrojaban ante esas miradas, no soltaban sus manos.
Decidieron pasar el día juntos, explorando los rincones del pueblo como si lo estuvieran viendo por primera vez. Visitaron la librería, compraron frutas en el mercado y se detuvieron en el parque donde se conocieron. Todo parecía más mágico de lo habitual, como si el simple hecho de estar juntos hiciera que el mundo alrededor de ellos brillara más.
Al caer la tarde, regresaron al árbol donde habían compartido su primer beso. El sol comenzaba a ocultarse, pintando el cielo de tonos rosados y naranjas. Ambos se sentaron bajo las ramas, en silencio, disfrutando de la tranquilidad que sentían al estar juntos.
— Este es el lugar donde todo cambió — dijo Sofía en voz baja, apoyando su cabeza en el hombro de Martín.
— Sí — respondió él, rodeándola con su brazo. — Y no me arrepiento de nada.
Se quedaron allí, en silencio, mientras el sol se escondía tras las montañas. No necesitaban más palabras. Ambos sabían que estaban en el camino correcto, y que lo que venía sería un viaje lleno de descubrimientos y emociones.
...Bajo el Árbol del Primer Beso...
...Bajo las ramas de aquel árbol quieto,...
...dos almas se encontraron en secreto....
...Un beso, suave, como el viento,...
...rompió el silencio, revelando el sentimiento....
...No fue un beso de cuento de hadas,...
...ni de promesas doradas....
...Fue un beso de corazones sinceros,...
...que temían pero se atrevieron....
...Y ahora, bajo el cielo pintado de rosa,...
...caminarán juntos, paso a paso, sin prisa....
...Porque el amor que nace de la verdad,...
...es el que perdura por la eternidad....