está es la historia de Betty una jovencita luchadora , positiva y humilde; que sin querer atrae la atención de un hombre que es lo opuesto a Betty.
Antoni Santino un hombre con cicatrices del pasado ,desconfiado y cerrado al amor.
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Capítulo 14: La Desesperación , El Arrepentimiento y Nuevas Esperanzas.
Antoni se miraba al espejo, el rostro cansado y marcado por las noches en vela y el exceso de alcohol. El matrimonio con Samira, que alguna vez creyó que sería la solución a sus problemas, se había convertido en una pesadilla interminable. Ella se descontrolaba más cada día, y él, incapaz de soportar la situación, había caído en un abismo de autodestrucción, no podían verse sin gritarse era poco la tolerancia que se tenían ambos.Las palabras de su padre resonaban en su mente. Necesitaba un receso, un escape de todo ese caos.
Flashback - Conversación con su padre:
—Antoni, hijo, no puedes seguir así —le había dicho su padre con voz grave, una mezcla de preocupación y decepción—. Te estás destruyendo, y estás arrastrando a la familia contigo. Tienes que detenerte antes de que sea demasiado tarde.
—Papá… —Antoni apenas podía contener las lágrimas. Sentía que había fallado en todo: en el trabajo, en su matrimonio, en su vida, en el amor.
Doménico lo miró con compasión y le puso una mano firme en el hombro.
—No es fácil, hijo, pero lo importante es que te has dado cuenta. Necesitas tomarte un tiempo para ti, para pensar, para aclarar tu mente. Te sugiero que te vayas a la cabaña en las montañas, lejos de todo este ruido. Medita, reflexiona y, cuando estés listo, busca a Betty y pide perdón. Si realmente la amas, no la dejes ir.
Antoni asintió, con los ojos llenos de lágrimas. Sabía que su padre tenía razón, pero también sabía que reparar todo el daño que había causado no sería sencillo.
Tiempo presente:
Antoni decidió hacerle caso a su padre. Tomó lo necesario y se marchó a la cabaña en las montañas por unos meses , Doménico quedó a cargo de la empresa el tiempo que Antoni considera prudente para poner en orden su vida. Allí, en medio de la naturaleza , Antoni, comenzó un proceso de introspección. Pasaba los días en silencio, se sentaba al frente del lago, recordando cada momento con Betty, cada palabra no dicha, cada error cometido. Se comunicaba ocasionalmente con James para asuntos urgentes de la empresa, o para saber si había alguna noticia de Betty, pero su enfoque principal era entender cómo había llegado a ese punto y, sobre todo, cómo podría enmendar su vida.
Mientras tanto,Valeria, la madre de Antoni, preocupada por el bienestar de su hijo, decidió contratar a un investigador privado sin decirle a su esposo. Valeria quería saber qué había sido de Betty, cómo estaba, si era feliz. Sabía que su hijo la había perdido por su propia culpa, pero si había una oportunidad de ayudarlo a recuperarla, ella no descansaría hasta lograrlo.
El día que Valeria decidió visitar a su esposo en la empresa, se encontró con Samira, quien estaba armando un escándalo a las afueras de la oficina de presidencia, ya que la secretaria no la dejaba pasar ,por tal motivo Samira se desquita con pobre secretaria, la bofetea y la empuja tirandola al suelo.
—¡No puedo creer que hayan cancelado mis tarjetas! ¡Esto es una humillación! —gritaba Samira, con el rostro enrojecido de furia.
La madre de Antoni se acercó, y antes de que Samira pudiera reaccionar, le propinó una bofetada tan fuerte que la modelo cayó al suelo.
—¡Basta ya, Samira! —dijo con frialdad—. No permitiré que sigas comportándote de esta manera. Antoni no es tu cajero, y lo que estás haciendo solo muestra tu verdadera naturaleza. Esto se acaba aquí y ahora.
Samira, con lágrimas de rabia, prometió que esto no quedaría así y salió furiosa del edificio. Dentro de la oficina, el padre de Antoni había escuchado toda la escena, pero no dijo nada. Sabía que su esposa había hecho lo que él mismo había querido hacer desde hace tiempo, poner en su sitio a esa mujer y cantarle su cuatro verdades.
En Los Ángeles:
Por otro lado, en Los Ángeles, Betty estaba adaptándose cada vez más a su vida y a su trabajo. Su embarazo avanzaba sin complicaciones, ya tenía 6 meses y su panza comenzaba a notarse bajo la ropa que tan cuidadosamente elegía cada día. Amanda estaba pendiente de cada detalle, asegurándose de que su amiga estuviera cómoda y feliz.
El día de la ecografía de rutina, Amanda viajo para acompañar a Betty.
—¡Ni loca me pierdo la oportunidad de ver a mi ahijada en acción! —dijo Amanda con una sonrisa radiante mientras se subía al coche de esteban.
—¿Ahijada? —bromeó Esteban, quien también había insistido en ir—. Aún no sabemos si es niño o niña, Amanda.
—¡Ay, por favor, Esteban! —Amanda se cruzó de brazos—. Yo sé que es una niña, y va a ser tan fabulosa como su madrina.
Betty se rió mientras los tres entraban a la clínica.
—Bueno, ya veremos qué dice el doctor —respondió Betty, tratando de mantener la calma, aunque por dentro estaba tan emocionada como Amanda.
Cuando el doctor les mostró la imagen en la pantalla, los tres quedaron en silencio, maravillados por lo que veían.
—Ahí está, el bebé —dijo el doctor con una sonrisa—. Y sí, parece que Amanda tenía razón. ¡Es una niña!
Amanda dejó escapar un grito de emoción, mientras Esteban se acercaba más a la pantalla, intentando captar cada detalle.
—¡Lo sabía! —exclamó Amanda—. ¡Voy a ser la mejor madrina del mundo! Ya sé qué tipo de ropita le vamos a comprar, te imaginas ver a nuestra princesa vestida de bailarina 🩰, o su primer día de colegio.
—Bueno, no te adelantes —Esteban interrumpió, fingiendo seriedad—. Yo también voy a ser el mejor tío del mundo, así que mejor no te emociones tanto, Amanda. Yo también tengo algo que decir sobre la ropita de mi sobrina.
—¿Ah, sí? ¿Y qué vas a comprarle tú, Esteban? ¿Un traje de negocios? —Amanda se burló, provocando la risa de Betty.
—Podría ser. ¿Por qué no? —Esteban fingió estar ofendido—. Necesitará estar bien preparada para el mundo, y yo quiero que sea una mujer de negocios como su madre. Aunque... tal vez un vestidito lindo no estaría mal.
Amanda rió a carcajadas.
—¡Te lo dije! Ya estás cediendo, Esteban. Y por cierto, quiero que sepas que seré yo quien le enseñe a caminar en tacones.
Betty los observaba con lágrimas de felicidad en los ojos. Aunque la situación no era lo que ella alguna vez había imaginado para su primer embarazo, tener a Amanda y Esteban a su lado hacía que todo fuera más fácil, más llevadero. Sabía que su hija sería amada y cuidada por personas que realmente se preocupaban por ella.
Después de la ecografía, Amanda y Esteban casi pelearon por quién llevaría las fotos de la ecografía. Al final, decidieron hacer copias para ambos, y también para Betty, quien los observaba divertida mientras discutían.
—Está bien, chicos, ya basta —dijo Betty entre risas—. La pequeña va a tener toda la atención que necesita, eso es seguro.
Mientras salían de la clínica, Betty sintió que, a pesar de todo lo que había pasado, todo estaría bien. No sabía qué le deparaba el futuro, pero con Amanda y Esteban a su lado, sentía que podría enfrentar cualquier cosa.
En la cabaña de Antoni:
Mientras tanto, Antoni, solo en su cabaña, no podía dejar de pensar en Betty. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que la vio, y cada día sin ella se sentía como una eternidad. No sabía cómo iba a enfrentarla, cómo pedirle perdón, pero sabía que lo haría. Y mientras meditaba en el futuro, en cómo podía arreglar las cosas, una resolución comenzaba a formarse en su mente. No importaba cuánto tiempo le llevara, iba a luchar por ella, iba a recuperar a la mujer que realmente amaba.
La tormenta de su matrimonio con Samira se había disipado un poco, pero el daño estaba hecho. Antoni sabía que tenía que tomar decisiones difíciles, pedirle el divorcio a Samira, pero primero tenía que encontrar a Betty. Con cada día que pasaba, su determinación se hacía más fuerte. Iba a dejar el pasado atrás y construir un futuro que realmente valiera la pena, para él, y tal vez, solo tal vez, también para Betty.
Las palabras de su padre resonaban en su mente: "Busca el perdón de Betty". Y eso era exactamente lo que pensaba hacer.
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Este capítulo combina la desesperación y el arrepentimiento de Antoni con la alegría y esperanza de Betty y su futuro.
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