Anyel y Elisa, Dos jóvenes con una amistad de muchos años. Con sueños muy diferentes, metas que anhelan cumplir, promesas que no cumplieron y que pondrían a prueba su amistad y también el amor que recién empiezan a tener entre si.
Ambos estarán en un dilema por conservar su bonita amistad, batallando en contra de un inevitable Amor.
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Capitulo 13
El ruido de la puerta despertó a Anyel, abrió los ojos con su cara adormilada, percatándose de cuatro ojos que miraban sin decir una palabra.
Anyel desvío la mirada en busca de Elisa, quien ya le había dado la espalda, buscando más comodidad, seguía en un profundo sueño, como un flash le había llegado lo ocurrido de la noche anterior. Hasta que recordó a su madre y su abuela.
—¿Qué hacen ahí?— interrogó bajando de la cama.
—Paola llamó mi amor, pregunto como estaba Elisa— Habló su madre, tratando de ocultar una sonrisa.
—Ya la despierto— Respondió Anyel, disimulando sus nervios.
—Déjala que duerma un rato más, luego bajan a desayunar— le habló Roberta. Saliendo de la habitación. Ya habían entrado husmeando, pero salieron al ver todo normal.
Anyel volvió a la cama, observando a Elisa, escaneando cada centímetro de su cara, sus labios, sus ojos cerrados, su respiración, su mano derecha acaricio esas mejillas tan bellas para él. Hasta que Elisa abrió los ojos, parpadeo varias veces hasta poder abrirlos bien, encontrándose con quien más soñaba.
—¿Qué hora es?— pregunto adormilada.
—Casi las diez, ¿tienes hambre?— respondió Anyel con sí nada, dándole un gran susto a Elisa.
—¡Mi mamá!, seguro está molesta— exclamó preocupada, levantándose rápido de la cama, en busca de sus zapatos.
—Ya mi mamá hablo con ella, ahí está aún cepillo nuevo, vamos a desayunar y luego te llevo— la Interrumpió Anyel quitando los zapatos. Elisa se calmó, se quedó viendo un momento a Anyel.
En ese momento necesitaba saber cómo quedaría su relación. Ya no podía con tanta presión, su corazón necesitaba estar tranquilo, seguro de que estaban juntos, en mente alma y corazón.
—Tu mirada me dice que quieres preguntar algo— declaró Anyel.
—¿Que sientes por mí?— interrogó Elisa, con su corazón a mil, esperando una respuesta positiva.
—¿Quieres saber si deseo que seas mi novia? Si es eso, te voy a responder con toda sinceridad— le habló Anyel, acercándose a ella, acariciando su mejilla y pegando sus frentes.
—Me gustas, no sé por qué no me había dado cuenta antes que te quiero más que una amiga, aun así, hay muchas cosas que me frenan de pedirte que seas mi novia, que te quedes aquí y que vivamos esta experiencia de conocer el amor en un noviazgo— expresó Anyel.
—Dime, ¿qué cosas te frenan?— indagó Elisa, apartándose con su corazón ya algo roto.
—Tus sueños, los míos. Eli, tengo miedo que abandones todo por nuestros sentimientos, que no des todo de ti por querer regresar por mí— explicó lo más que pudo, sin darse cuenta de que solo eran tonterías, que hacían sufrir a Elisa.
—Entiendo, yo también deseo que cumplamos nuestros sueños y nuestras metas— susurró ella, sus ganas de llorar no la dejaban casi hablar.
—Vamos a desayunar— trato de cambiar el tema Anyel. Con la intención de que no se fuera de su lado.
—No tengo hambre, mejor voy a casa, mi mamá se molestará igual, estoy abusando de su confianza— mintió en gran parte. Solo deseaba estar sola y llorar.
—Eli...—
—Nos vemos por la tarde, te escribo— lo interrumpió ella saliendo de la habitación.
Debía ser muy tonto para no darse cuenta de que esa decisión le había caído muy mal. Por más fuerte que trataba de ser, ya no podía más. Con una carita triste se despidió de Roberta e Ysyuri.
En todo el camino trato de respirar profundo, no deseaba llegar a casa y que su madre se preocupara por ella. ¿Pero como le mientes a tu madre? Si es quien más te conoce. Paola ya la esperaba, al verla entrar con esa carita de desilusión, la puso en alerta.
—Hola mamá, perdón por llegar a esta hora— le hablo a su madre desanimada.
—Que te paso mi vida, traes una carita de desilusión— Elisa ya no pudo más, se abrazó a su madre y sus lágrimas no tardaron en salir, aunque trataba de explicarle a su madre, no podía, ese nudo en la garganta que le dificultaba no ayudaba. Preocupando a su madre.
—¿Qué te pasa Elisa?, me estás preocupando—
—Me enamoré mamá— pudo decir Elisa, dejando un silencio en Paola. Ya tenía una idea de quién se trataba, los cambios de actitud, de su manera de arreglarse de los meses anteriores, fue suficiente para darse cuenta de todo.
—¿Y por eso lloras?— indagó Paola, sin entender aún.
—Me enamoré de Anyel, nos besamos por accidente y lo volvimos hacer, pero...— su dolor volvió y no podía seguir hablando.
—Ven, cálmate y explícame que pasa, ya eso lo que me dijiste lo sabía— confesó su madre, Elisa, respiro profundo, calmándose para poder explicar su llanto.
—Es que yo creí que me pediría que sea su novia, pero no, me dijo que no quería que al ser novios, dejemos nuestros sueños y metas atrás, por querer vivir la experiencia de conocer el amor...— sus palabras salían tan rápido, que Paola solo pudo abrazarla para que se calmara.
—No puedo estar molesta con Anyel, aunque lo que hizo no era necesario mi amor— expresó Paola, dejando a Elisa sin entender.
—¿Qué quieres decir mamá?—
—A la primera persona que yo bese, no fue de quien me enamoré, solo fue algo del momento, mi primera experiencia— trataba de explicar Paola.
—Lo que trato de decirte, es que si eso que sientes en estos momentos por Anyel, es verdadero, va a durar aun sin ser nada, a pesar de la distancia y la poca comunicación. Sé que deseas ser su novia, ¿Pero no has pensado que la distancia puede ser la mejor prueba para saber que tan fuertes son esos sentimientos?— Elisa, guardo silencio, aunque su madre tenía razón, no era lo que ella quería.
—Sé que no es lo que quieres, pero eso es lo que Anyel decidió, no lo odies, por eso, muchos hubiesen aprovechado el momento y él decidió respetarte— Volvió a hablar su madre. Elisa la abrazo, sin decir una sola palabra.
Mientras Elisa trataba de calmar sus emociones, Anyel no deseaba salir de su habitación, en un dilema que no lo dejaba pensar bien.
Tenía tantas ganas de decirle que deseaba que fuera su novia, sin importar la distancia. Pero luego recordaba sus sueños y lo que implicaba eso, seguían pensando que era mejor esperar y así descubrir que tan fuerte era eso que sentían. Aunque se distanciaran un poco por esa confesión.
felicidades autora .
Que hermosa amistad la de Elisa, Noelia, Julián y Anyel.