La Súplica De Heran

Cuando entré mamá estaba en la cocina, nuestro lugar favorito, tenía dos tazas de café preparadas y dos más listas para servir. Ya sabía para quienes. No podía haber una celebración sin la familia.

No necesitábamos palabras, me abrazó fuerte y besaba mi pelo. Sus ojos estaban anegados de lágrimas

--Mi niña ya es una mujer.

--Tenemos que celebrar, tus tías ya vienen.

--Menos mal que hoy es jueves.

Nos sentamos con nuestras manos tomadas.

--Ahora tendré que compartirte. Tengo que confesar que será difícil. Para cualquier madre no hay hombre que sea el correcto para nuestras hijas.

--Tú lo amas!

 --Apareció de la nada un brillo en tus ojos que nunca había visto.

--Estoy feliz y también desconfiada de sí él te merece.

--Quiero que me escuches lo que te voy a decir.

--De la boca de una madre que ama a su hija más que nada en el mundo

--Puede que Herán sea el amor de tu vida. Las mujeres somos así, apasionadas, y entregamos nuestro corazón, así, sin pensar en nada más que ser feliz.

-- Ahora tú eres feliz y yo le pediré a mis ancestros que te guíen en esta felicidad.

--Pero si en algún momento tú notas que el amor se comienza a enfriar no te culpes. Una relación es de a dos.

--Mamita porque me dices esto. ¿Crees que él no es para mí?

--No me importa si no tiene estudios, él me prometió que lo hará. No por qué se lo haya pedido, porque él quiere crecer. Yo lo admiro por eso.

--Él tomó esa decisión y yo lo apoyaré.

--No quiero que nos separemos mamita, por favor! --Apóyame, no me dejes sola yo te necesito.

--Que dices Rosario, jamás nadie nos podrá separar. Tú harás lo que quieras en tu vida, si no quieres estudiar, está bien.

--Yo respetaré cada decisión que tomes en tu vida.

--Siempre estaré a tu lado. Y si yo te dejo antes de tiempo porque la vida lo decidió, tienes a tus tías, ellas me reemplazarán. Nunca te abandonarán, nosotras hicimos una promesa y cada una de nosotras dará la vida por la otra.

--No se te ocurra dejarme mamita.

--Solo la muerte podría separarme de tu lado. Y como te dije tu no estás sola. Ellas estarán ahí.

Sentimos la puerta abrirse. Eran mis tías, tenían sus llaves y nuestra conversación nos había ensimismado, no las habíamos escuchado entrar.

Pasaron directo a la cocina y los gritos de alegría llenaron nuestra cocina.

Nos abrazamos felices mientras Oliver daba vueltas como loco ladrando feliz.

Oliver era el último perro adoptado por tía Victoria y como ella se había ido de viaje tía Camila no podía dejarlo solo en casa, por eso también había asistido a nuestra celebración.

Amaneció y nosotras seguíamos hablando. Rosario se había acostado hacía rato con el perro.

Estábamos las tres dialogando.

--Que quieren que les diga?

--Algo aqui adentro me dice que no todo es bueno.

--Tú crees que el muchacho miente?

--No lo creo. Se ve que él tiene sentimientos por ella.

--Pero a veces uno traza sus caminos y no son tan derechos como uno piensa.

--Quieres que averigüe de él y su familia? Le preguntó Odette

--Tu sabes que tengo un pretendiente de uniforme.

--Pobre hombre si supiera quién soy en realidad.

--No mi amiga es quien fuiste. Dijo Camila.

--Una mujer valiente, fuerte y me enorgullece ser tu hermana. Le comentó Ana.

Los ojos verdes de Odette se llenaron de lágrimas.

--Uff no me hagan llorar. Si no fuera por ustedes dos, aún seguiría en lo mismo.

--Así aprendiste a sobrevivir.

Odette era la menor de las tres, y la última en entrar a la Cofradía.

Nunca supo quien fue su mamá. Odette nació en un prostíbulo de un pueblo minero.

Ella se sentía orgullosa de esa parte de su vida. El Monett había sido su hogar.

Dicen que su mamá era muy bonita y lamentablemente se embarazó. Imperdonable para una prostituta, pocos clientes, poco trabajo y poca paga. Nunca la quiso por lo mismo.

Dicen que se llamaba "Luisa la Bonita "o así se hacía llamar.

Odette tenía cinco meses de nacida, cuando ella se escapó, sin explicaciones. Solo huyó una noche y nunca más volvió. Sus compañeras creen que un cliente le hizo una buena oferta y partió sin mirar atrás dejando una bebé. Y nunca más regreso .

Eran ocho prostitutas y entre todas decidieron que era mejor que se criara con ellas que entregarla al orfanato. Decían que los niños morían antes del año. El que sobrevivía lo hacía por milagro.

Era un lugar lluvioso muy cerca de la cordillera. Y la neumonía atacaba fieramente. A viejos y niños.

Hicieron una colecta más unos clientes que cooperaron y compraron una vaca con su ternero. Marlen una de las muchachas había sido campesina y todas las mañanas descargaba a la vaquita. Con esa leche alimentaron a la pequeña.

 Entre todas se turnaban para cuidarla. Azucena, Míriam, Marlen, Jazmin, Marisol, Blanca, Maribel y Oriana la dueña del Monett, ellas eran sus cuidadoras. A Odette nunca le faltó nada. Era la niña de todas. Creció de forma atípica, trasnochar y levantarse tarde como ellas

También discutían como la educarían. Finalmente, a los siete años decidieron enviarla al colegio.

A la semana tuvieron que retirarla. Volvía todos los días golpeada y con su bonita ropa hecha girones, en el pueblo no podían aceptar que la niña del prostíbulo quisiera estudiar.

Decidieron que una gente ignorante no les iba a doblar la mano y contrataron a un profesor Don Sergio para que le diera clases privadas. El era cliente del Monett, pero no de usar el servicio de prostitutas, sino de las ricas comidas que se servían ahí.

Era una niña inteligente y no querían que siguiera el camino de ellas.

Mientras el maestro le enseñaba a leer, ellas le enseñaban a cantar, bailar y tocar el piano.

Cuando Odette cumplió doce años se había transformado en una bella señorita. Ellas ya le habían explicado su modo de vida. No era lo correcto, pero para ellas no hubo otro camino.

Y lo más importante es que no querían que fuera una de ellas. El profesor les había explicado que era niña sobresaliente y debería seguir estudiando.

El prostíbulo tenía fecha de término. Oriana la mayor y dueña tenía ya cuarentena y ocho años y la menor Marisol treinta años. No querían terminar sus días siendo prostitutas. Llevaban toda una vida en lo mismo. Ahorraban entre todas una cantidad de dinero. Tenían muchos planes y calculaban que en dos años más tendrían lo suficiente para vender e irse del Pueblo. No querían seguir ahí donde todos conocían en que se ganaban la vida. Jamás serían respetadas y por siempre serían las putas del pueblo.

Tenían muchos planes, entre ellos, colocar un restaurante o un hotel pequeño a orillas del mar. Y entre esos sueños estaba cambiar la vida de todas ellas y en especial de la niña.

Uno de sus alicientes para su cambio era la pequeña Odette. Pero no todo resultó como ellas lo creían.

Un joven ingeniero llegado a la mina se obsesiono con la niña. La veía ayudar en la cocina y servir los ricos platos que ellas preparaban. Pero todos sabían que ella no se tocaba.

Ofreció pagar por sus servicios, situación que molestó a todas. Mabel y Oriana le explicaron que la pequeña no era ni sería jamás una prostituta. Que estudiaba para ser diferente a ellas.

Sin embargo, el NO para muchos se transforma en una fijación y fue lo que le sucedió al hombre.

En su obsesión comenzó a seguirla, ella no salía a ninguna parte sola. Excepto....

Todos los días en la mañana ella llevaba a su vaquita vieja a pastar, cerca del río.

Era su rutina diaria. Ahí la encontró. Y a pesar de todas las explicaciones que ella le dió y a la resistencia que puso, su joven cuerpo no lo detuvo, el hombre enajenado abusó de ella.

Todas se levantaban después de las doce. El trabajo en el prostíbulo terminaba después de las seis de la madrugada. A esa hora Odette que se levantaba temprano, tenía todo preparado para el desayuno. Llegaron a desayunar y no había nada.

Algo malo había pasado.

Oriana lo supo de inmediato y en su desesperación se fue corriendo al río, ahí la encontró sin sentido, tirada y golpeada de forma salvaje. Solo un animal podría haberlo hecho.

¿Cómo se puede confortar a una niña después de un ataque bestial? Cómo reconstruir su alma?

Ellas curaron sus heridas, la mayoría de ellas tenía una historia triste que contar. Pero era muy distinto cuando te tocan un hijo. Eso era la pequeña Odette para ellas.

No sacaban nada con denunciar. La justicia jamás apoyaría a un grupo de prostitutas. La justicia no era para ellas.

No eran dignas de pedirlas. Nadie les creería que la niña era virgen. Pensarían que era una de ellas.

Por la descripción que ella les hizo supieron de inmediato quien era.

Uno de sus clientes que conocía a la pequeña les contó que el muchacho se vanagloriaba contándoles a todos en la mina como había tomado la virginidad de la niña y sin pagar un peso.

Odette estaba triste, ya no era la niña que bailaba haciendo morisquetas para ellas. Su cara aún conservaba los golpes en su cara. haciéndolas a todas sentir más rabia.

Unas semanas después apareció en el prostíbulo. Ofreciendo pagar por una noche con ella, total él la había desflorado. El la consideraba su mujer.

Y así siguió día tras día. Hasta que Oriana comprendió que él no la dejaría. Había algo más asqueroso que ver una y otra vez tu violador?

Aunque tenía prohibida la entrada, sabía que ellas no lo denunciarían.

Odette ya no salía a dejar su vaca. Lo habían visto rondar por el río, esperando verla y repetir su bestial acto.

Debían acabar de una vez y ellas ya tenían un plan.

Lo esperaron escondidas entre los juncos. Y Marisol que tenía una fisionomía corporal parecida a la pequeña. Se sentó a esperarlo.

Apareció a los minutos.

--Sabía que vendrías, no podrías enconderte por siempre. Te gustó verdad?

--Confiesa que sí. No le vas a negar a tu hombre unas caricias cierto?

Cuando Marisol se dió vuelta comprendió que era una trampa.

Salieron todas de dónde estaban escondidas.

--Que quieren putas? Ofrecerme gratis sus servicios en vez de ella? Cuando uno a probado pescado fino no quiere pescado de barro.

--Amenazarme? Saben quién soy?

--Entreguenmela, será mejor para ustedes. Yo nunca la voy a dejar, solo hasta que me aburra. Y si quieren después podrá trabajar con ustedes.

--No la molestaras más, dejaras de buscarla y si no! te juramos que te vas a arrepentir.

Se rió muy fuerte y burlonamente.

--Jamás lo haré. Entiendan, ella es mía.

--Mabel se acercó por detrás y le enterró la cortaplumas que la acompañaba desde niña.

Esos no eran los planes, era asustarlo y amenazarlo, pero comprendieron que el degenerado nunca la dejaría en paz.

Se dobló y comenzó a caer. Sin comprender que se estaba muriendo. Daba manotazos al aire y luego se llevó sus manos al cuello para poder respirar mejor.

Se miraron sin decir palabras. Y la promesa que hicieron hace doce años atrás cuando decidieron cuidarla, se seguía cumpliendo, ella lo valía.

Lo arrastraron bajo un árbol y comenzaron a cavar.

La policía días después vino a investigar y todas dijeron lo mismo. No lo habían visto.

Bajo ese árbol quedó enterrado un ser infame que dañó de por vida a una pequeña que no lo merecía. A su niña.

Para ellas fue justicia.

Cuando ocurrió la violación le hicieron varios lavados vaginales, por su oficio era cosa de todos los días.

Sin embargo, ninguna de ellas se dió cuenta que Odette había quedado embarazada. No tuvo náuseas ni mareos. Solo que su vientre comenzó a engordar, pero cuando tenía siete meses!. No sé dieron cuenta que su periodo se había cortado.

Cuando le explicaron, entre todas, la pequeña no podía entender, estaba volviendo a ser la misma de siempre y ahora ésto.

Odette las miró a cada uno y preguntó:

--Que voy a hacer? No lo quiero.

--Cariño, debes intentarlo, nosotras te ayudaremos.

--No. Siempre que lo vea, recordaré los golpes en mi rostro y al animal de su padre. Que gracias a Dios se fue. Aunque siempre vivo con el miedo de que en cualquier momento regresará y cumplirá la promesa que me hizo.

--Que me haría lo mismo una y otra vez.

--Tranquila él no volverá.

--Veamos como resulta todo. Pero respetaremos tu decisión y si quieres darlo en adopción lo aceptaremos.

--Buscaremos una buena familia para él.

--Y nos iremos de aquí. Yo venderé y nos iremos a un nuevo lugar. Cumpliremos nuestro sueño.

El prostíbulo ya tenía dueño. El Monett cerraría sus puertas muy pronto.

Tres de las chicas habían viajado al otro extremo del país y ya tenían tratado el lugar que comprarían.

Con un camionero habían hecho el trato de la mudanza y el traslado de Lula la vaca de Odette.

El profesor les había conseguido una pareja para el niño o niña.

Era una pareja que no cumplían los requisitos necesarios para adoptar.

Ella era sordomuda y esa condición no los hacían aptos

Oriana y Miriam llevaron a la niña a conocer a la pareja. Era una bonita casa alejada de la ciudad.

Tenían varios perros y gatos. Él era granjero y ella dueña de casa. Habían campanas de viento y remolinos pintados de colores. Muchos detalles hermosos.

Se veían tan emocionados. Y contentos. Ella había sido alumna del viejo profesor y por una enfermedad en la niñez la inhabilito para embarazarse.

Odette se enamoró de la pareja. Le gustó todo. La casa, el amor y respeto que había entre ellos.

Sabía que su pequeño o pequeña estaría mejor con ellos.

Ellos le dijeron que no le mentirían sobre su procedencia. Y si quería conocerlo. Ellos no le negarían nada.

Ella le pasó una bolsa de género. Su marido le contó que cuando el profesor le dijo de la posibilidad de una adopción ella comenzó a tejer.

Dentro habían dos trajecitos de bebé. Blanco y amarillo. Ella le dijo en sus gestos. Que aunque ella no se decidiera por ellos y se arrepintiera de dárselo, quería obsequiarle los trajecitos.

Ella tomó la bolsa y se la devolvió.

--Guárdalos para cuando llegue el bebé.

La mujer la abrazó llorando.

Salió de ahí con sentimientos encontrados.

Pero lo más importante sabía que estaba haciendo lo correcto.

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Por favor recuerden que los hechos que sucedieron en ésta novela no son de ahora. Han transcurrido muchos años. Gracias 🌷