Se dice que cada cien años la madre de todos los lobos reencarna para vivir una vida plena en la tierra por cierto tiempo, pero no se le a vuelto a ver a lo largo de quinientos años, ahora todo parece leyenda y escuchar sus historias pareciera un cuento de adas, pero todo eso cambiará con el nacimiento de Talisa.
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Capítulo 15.
"Descuida, si tu no quieres no lo haré." Dice Manu.
Él era un hombre demasiado guapo, los lobos de mi manada siempre llevaban el cabello corto, pero el lo llevaba suelto y un poco debajo de los hombros.
Sus facciones eran finas y a la vez masculinas, cuando beso mi mano casi me derrito, mi lobo estaba vuelto loco ante su toque, no se donde salió, pero si se iba, deseaba que me llevara con él, ya queria me marcará y me reclamara suya. Así no tendría que servir ni una vez más a Astrid y a mi padre. Él era mi boleto de salida, sonaba un poco egoísta, pero deseaba desesperadamente que alguien me salvará. Ese deseo era solo un sueño, pero con él podía ser posible.
"Discúlpame, necesito estar un rato a solas"
Lo vi irse, lo seguí con la mirada, no podía evitar seguirlo y saber que estaba haciendo, después de todo él era mi salvador, y su olor era embriagante para mí y mi lobo.
"Talisa, me escuchas?" Intente meditar en el jardín de la casa, tratando contactar a mi hermana. Tenía dudas, y pensé que tal vez ella podía ayudar. "Soy Manu, necesito saber si me oyes"
Una voz susurraba mi oído, creí oír mal, pero cuando escucho el nombre de mi hermano supe que no deliraba.
"Madre, ayúdame, no sé cómo responder" Dije angustiada, trate de concentrarme, pensé mientras mis dedos presionaban mi cabeza, yo también deseaba poder comunicarme con él. "Aquí estoy" Eran las palabras que quería dirigirle.
"Te escucho, buena niña, me alegro de que puedas hacer lo mismo que yo"
"¡Lo logré! ¡Lo logré!" Grita de emoción mientras saltaba.
"¿Qué lograste?" Saac entra al cuarto sorprendiéndome saltar.
"¡Al fin pude hablar con mi hermano!" Me sentí tan feliz que quería que Saac lo supiera, pero cuando Saac intento decir algo, la voz de mi hermano sonó en la habitación.
"Talisa, tengo un problema"
Saac se veía impaciente, pude notar como buscaba por la habitación. "¡Quién fue! ¿No me digas que fuiste capaz meter a un hombre a este cuarto?" Lo escuche, esa voz provenía de ese tal Manu, es imposible que ella y él hablen telepáticamente.
"En que lío te metiste, y dime como puedo ayudarte" Estaba realmente preocupada por él, podía notar su inquietud en la voz, pero ahora mismo Saac no apartó la vista de mí, tal vez comience a tomarme enserió.
"Vine a la manada El dorado sin avisar, ayer en la noche descubrí que la hija del alfa es mi compañera, pero también descubrí que tengo un segundo compañero. ¿Eso es posible?"
"¡No!" Dijo Saac con firmeza. "Los Dragones no pueden sentir el tirón del Mate. A menos que seas un lobo."
"Ya lo escuchaste, el sabe más que yo"
"¿Ese era Saac? ¿Pregunta por qué sigo escuchando una voz en mi cabeza? Es como si alguien más viviera en mi interior"
Saac abre los ojos grandes, si el era un dragón y era cierto que era hijo de la diosa, entonces tal vez también podría ser un lobo, aunque seguía siendo descabellado.
"No sé hermano, pero en mi experiencia mis lobas eran las que hablaban en mí cuando estamos frente a Saac" Me gustó, escucharla decir que sus lobas murmuran sobre mi me hizo sentir bien.
"¡Lo que escucha es su lobo! No cabe duda que tal vez es un híbrido, no hay otra explicación, y sobre sus compañeros, tengo entendido que ya había un caso así, pero eran trillisos, y solo uno pudo marcar a la loba. Tendrás que decidirte entre ellas dos, ten en cuenta que a una le partirás el corazón."
"Gracias alfa, no cabe duda de que usted sea sabio. Ahora solo necesito esperar al alfa de esta manada para hablar con él, necesito ganarme su confianza, si no nunca podré tener un compañero"
No pude contenerme la risa, estos dos hablaban de verdad, y la distancia era absurda, pero se oía claro, pero la hironia de creer que un dragón podía ser también un lobo, era algo escandaloso.
"¡Hermano! Recordé algo, en mí última vida yo poseía un castillo. No recuerdo que paso con él, esa parte sigue borrosa. Lo que quiero decir es que el castillo de Finding era mío. Quiero que lo tomes como tuyo si asi lo deseas, ahora esta en ruinas, pero estoy segura que puedes reconstruirlo por tú cuenta. Confío en ti" Sentía ganas de llorar, no se porque, pero recordar el castillo hizo que mi interior recordará algo.
"Gracias, lo tendré en cuenta"
Termino el enlace, y para mi sorpresa, Elin estaba justo detrás de mi con la boca abierta.
"Eres.., eres un dragón híbrido?"
"¿Dime, siempre espías a las personas?" Me dio un poco de risa al ver que mi pregunta la puso ruborizada, su piel era tan blanca y pálida qué su ruborizado la delataba.
"Lo siento"
"No pasa nada, ahora espero que tú padre no esté tan molesto cuando me vea"
No dijo más, solo la vi irse con la cabeza baja, era una pena, me gustaba sentir su aroma y su presencia me hacía feliz.
Saac caminaba impaciente de un lado a otro en la habitación, en ratos se reía sin ninguna explicación, quería entender por qué estaba tan impaciente, se veía loco haciendo muecas.
"¿Entonces eres como así decirlo, una diosa? ¿O hija de la diosa? ¡No se da igual, sigue sin tomar sentido!" Me maree de verlo deambular por el cuarto, así que tuve que abrazarlo para qué parará.
"No importa lo que sea, tú y yo somos compañeros. Necesito que me creas, yo nunca te he dicho mentiras desde que nos conocimos" Podía oír y sentir como su corazón se aceleraba, porque el también el mío hacía lo mismo.
"Talisa, no se si seas consciente, pero si sigues tomándome así lo tomaré como provocación"
Lo sentí, estaba muy pegada a él que podía sentir algo duro pegado a mi abdomen.
"¿Es tu excitación?" Pregunté confundida, al ver que movía la cabeza pude notar su sonrisa cínica y atrevida.
Sentí un cosquilleo entre mis piernas, era misma sensación que sentí la última vez esta mañana. "¿Es normal?" Me volví hacía él.
Arqueo la ceja. "¿Normal qué?"
"Mm..., me siento resbaladizo ahí abajo, me hace sentir incómoda" Dije frunciendo el ceño. Camine de nuevo y ahí estaba, la sensación de resbaladizo.
Quería explicarme, pero ahí estaba él, comenzó a reír, era la primera vez que lo veía reír de esa manera.
¡Oh, Talisa! ¡Enserió me matas! Se acercó a mí y puso su mano en mi cabeza aún riendo.
"¿Qué, que es tan gracioso?" Incline la cabeza con desconcierto. Según yo no había dicho nada gracioso.
"Lo siento, pero tengo mucho trabajo. Si sigo aquí no querré irme después"
Antes de irse me besa el cuello, esa sensación punzante hizo erizar los bellos de mi nuca, ahora era yo quien no quería que se fuera.