Se dice que cada cien años la madre de todos los lobos reencarna para vivir una vida plena en la tierra por cierto tiempo, pero no se le a vuelto a ver a lo largo de quinientos años, ahora todo parece leyenda y escuchar sus historias pareciera un cuento de adas, pero todo eso cambiará con el nacimiento de Talisa.
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capítulo 14.
La manada del dorado entre otras manadas, se dirigían a sus aldeas.
Astrid sacaba la cabeza del carruaje constantemente para ver alrededor, esperaba ver a Manu entre los soldados, pero no pudo percibir su aroma por ningún lado.
"Tal vez no me reconoció como su pareja" Mi lobo se sentía un poco nostálgico, debí de imaginarlo justo anoche. Aunque ahora que lo pienso, no pregunte de qué manada era.
"Lo siento hija, no sabía que el alfa Saac contaba ya con pareja. De haber sabido jamás te hubiera incitado a esforzarte"
"No pasa nada papá, Saac no era mi tipo, soy muy sensible para ser pareja de alguien tan cruel y malhumorado. Yo necesito a un hombre que sea sumiso y soporte mi temperamento" Si supiera que me siento deprimida por otra razón, pero si confieso que ya encontré a mi pareja, no creo que lo acepte, podía notar como lo miraba.
"Padre, tengo una duda."
"Ee.., sí. Dime"
"¿Por qué miraban tan mal a tipo guapo de cabello largo. Hablo de Manu"
"¿Qué, te gusta? Mi guardia me dijo que te vio hablando con él"
"Bueno, no me pareció mala persona. ¡De hecho fue muy educado y amable conmigo! Te pregunto por qué pude ver la hostilidad que mostraron"
"Simplemente, no confío del todo en él. Se hace llamar Manu, hijo de la diosa lunar y del dios Ryu. ¡Hazme la buena! Todo parece ficción, aunque sea un dragón antiguo, es difícil creer lo que dijo. Aunque tal, es difícil creer su simple existencia"
"¿Enserió es un dragón? ¿Quieres decir que no es un lobo?" Como era posible, mi lobo podía olerlo muy claro y fuerte. Si fuera un dragón ya me hubiera dado cuenta. Ahora menos podía saber mi padre que el era mi compañero.
Manu sabía de antemano que no podía acompañar en su viaje a Astrid, ahora se sentía mal por hacerle creer que la acompañaría.
Sería mejor llegar a la manada El dorado por su propia cuenta, podía volar siendo incluso pequeño, solo hacía crecer sus alas de una manera considerada para pasar desapercibido.
"Así que esta es la manada" Podía notar porque se hacía llamar el dorado. Los ciudadanos de aquí pintaban sus casas de un tono que parecía ser mismo oro, era tan elegante y sofisticado y muy brillante.
Supe con determinación cuál sería la casa del alfa de esta manada, solo tenía que ir a la casa más grande. Desde arriba en un punto ciego veía la vigencia de la manada, se que los lobos tienen buen olfato, y en el momento que pise un pie en su manada sabrán de mi presencia.
"Madre, necesito de tu ayuda, tal vez sea él hijos que más lata te da, pero intento ser amigo de estos lobos. ¡Por favor, que el rey de este lugar pueda creerme y escucharme, te lo ruego!" Mire al cielo en señal de que mi madre escuchara mis ruegos, y así fue, un susurró reconfortante llego a mis oídos.
"Puedes pasar, ellos no te harán nada"
Aterrizó justo en el patio trasero de la casa del alfa, nadie noto mi presencia. "Gracias madre" Dije una vez mirando el cielo.
Al abrir la puerta trasera llego directamente a la cocina de la casa, las mujeres ahí se sorprende al verme, la verdad su expresión ya es algo usual de ver, siempre lo hacen cuando me ven, pero tampoco no se que sentir al respecto.
"Buenos días, señoritas. Me podrían decir donde puedo esperar al alfa, él aun todavía no llega, pero ya me dio su consentimiento de estar aquí" Una pequeña mentira no lastimaría a nadie, al menos eso pensé.
"Soy la cabeza y cocinera de esta cocina, por favor, sigame" Fue tan amable, lo podía notar en esa sonrisa que no despegaba dé mi. "Tome asiento, en un segundo le traeré algo de té y galletas"
"Gracias, es usted una dama muy amable"
No tardo nada, y la verdad agradezco que sirviera el té, tenía mucha hambre y también sueño.
Pase toda la noche el la biblioteca de Full Moon leyendo sobre lobos, era un dragón, aunque era confuso para mí sentirme como un lobo, tal vez esto era debido a que mi madre era la diosa de todos ellos.
En tan sola una noche supe lo que necesita saber, también tuve que investigar sobre el emparejamiento de mi mate, si era un dragón. ¿Cómo demonios podía marcar a mi pareja?
No se dé donde provenía, pero comencé a olfatear a mi pareja, y cada vez el olor era más fuerte. "Qué extraño, pensé que llegarían noche" El viaje de regreso de Astrid era un poco largo, como yo era un dragón pude llegar en cuestión de nada, pero al percibir un su olor me hizo dudar si había llegado.
Tuve que pararme para investigar, era un intruso en esta manada así que lo mejor sería pedir disculpas al alfa por llegar de una manera tan desvergonzada.
Seguí el rastro de olor, era parecido al de Astrid, solo que este tenía unas notas de vainilla, eso lo hacía diferente.
"¿Astrid?" Pregunté confundido, esta chica era idéntica a Astrid, sus ojos se posaron en mí, era igual al ella, pero sus ojos y cabello eran diferentes.
"Lo siento, Astrid es mi hermana gemela"
"Compañero" Esa voz de nuevo sonaba con firmeza en mi cabeza. ¿Cómo es posible que pueda tener dos compañeros, será porque son hermanas gemelas?
A diferencia de Astrid ella lucia terrible.
Vestía unos trapos viejos, y su cabellera rubia parecía tener suciedad de carbón, aun así su mirada estaba impresa en mí, y creo saber por qué.
"Me llamó Manu. ¿Tú como te llamas?" Intente ser el primero en hablar, ya que ella se mostraba muda.
"Soy Elin" Tenía una mirada tierna y poco perdida, tomé su mano y la besé. "Es un placer Elin" Tal como lo dice su nombre, en cuanto bese su pequeña y maltratada mano, sentí fuego.
Una chispa y conexión entre los dos nos hizo tambalear.
"¿Buscas a mi hermana? Ella salió con el alfa por algunos asuntos políticos"
"¿Dime, acaso el alfa no es tu papá?" Me pareció extraño que no se refiriera a él como su padre, y peor aún. ¿Por qué se veía tan moribunda?
"Bueno.., sí lo es, pero tengo prohibido dirigirme a él como padre e hija. Lo mismo es con Astrid. Me gustaría que no mencionaras esto que te acabo de decir, si no me estarías metiendo en serios problemas"
"No entiendo por qué te tratarían de esa manera. ¡Eres su hija también, incluso si no lo fueras no deberían de intimidarte!" Me sentía molesto, no sé cómo lo hice, pero una voz dentro de mí empezó a gruñir.
"Te lo pido de favor, también me gustaría que no mencionaras lo que somos. Si lo haces la pasaré muy mal. ¡Por favor!"
"¿Lo que somos? ¿Hablas de que eres mi compañera?" Podía notar sus ojos brillosos, y su rostro reflejaba angustia. No se que pasa en esta familia, pero sin duda no la perjudicaría.