COMPRARÉ UN ESPOSO.
En la gran Villa de los Lazcano, se celebra la fiesta de aniversario de Elíseo y Maritza, hoy cumplen ocho años de casados.
Elíseo va con su esposa a saludar, a los invitados. Aunque el único que habla es el.
... Mientras tanto en el despacho, Dalia de 23 años, discute con su padre. Ella es la segunda hija de la familia Lazcano, a su corta edad ya dirige una empresa propia, tiene dinero, propiedades e inversiones en empresas extranjeras. Pero nada de eso parece suficiente, su padre insiste en comprometerla con un hombre rico.
— Te lo dije cuándo cumpliste 18. Tienes que casarte.
— Y yo te lo dije también, soy dueña de mi vida, de mis decisiones, tú no me vas a imponer un marido.
— O haces lo que te digo o...
— ¿O que? ¿Qué piensa hacerme?
— ¿Te sientes muy segura por ser mi hija?
— Ser tu hija es lo que me hace sentir insegura, odio ser hija de un hombre que me engendro de una manera despreciable.
— Tú no sabes...
— Claro que lo sé. Mi madre siempre le reclamaba a mi abuelo por casarla contigo, nunca hubo amor en sus ojos, ella siempre te vio con despreció, con odio.
— Cállate.
— Puedes callarme a mi, pero no a tu conciencia. Te compraste una esposa, y ahora quieres venderme. Pero yo no me voy a dejar. Antes de venderme prefiero comprarme un marido.
— Nadie te aceptará.
— ¿Quieres que te demuestre lo equivocado que estás? — Dalia sale del estudio, busca entré la multitud a Alonso, el hombre que desde hace unos días contrato para ser su esposo. — Ya llegó el momento de actuar. — Le dice a éste mientras toma su brazo. — ¿Estás listo?
— Si. — Dalia toma una copa y la azota con otra, llamando la atención de todos.
— Buenas noches. Quiero hacer un anuncio.
— ¿Dalia que estás haciendo?
— Nada malo hermanito. — Ella habla en voz baja, después vuelve su mirada a los invitados. — Hoy muchos de ustedes me han preguntado sobre mi vida amorosa. — Algunos se ríen. —Tengo una excelente noticia, para todos ustedes y para mí familia, yo y mi novio hemos decidido comprometernos. En dos meses nos vamos a casar. — La mayoría de las personas se quedan perplejas.
— Yo quiero agradecerte por haberme aceptado. — Dice Alonso.
— No tienes que cariño. — Dalia lanza sus brazos detrás del cuello de el, Alonso le toma la cintura y la besa profundamente. Los invitados aplauden. Dalia espera unos segundos y se separa de Alonso. — No abuses. — Le dice ella en voz baja.
— Lo siento. — Ambos se separan del otro.
Foto de Dalia.
Foto de Alonso
Unas horas después, Elíseo y Bernardo se despiden de todos los invitados, y suben a la habitación de Dalia.
— Dalia.
— Hermanito, hablamos mañana. — Ella se da la vuelta, y cubre sus ojos con un antifaz de gel.
— No se puede. — Habla su padre. — ¿Quién es ese tipo? ¿De dónde lo sacaste?
— Es mi novio, nos amamos, y nos vamos a casar.
— Déjate de cuentos. Tu corazón es incapaz de sentir amor.
— Me pregunto de quién lo herede. — Ella se ríe.
— Dalia no me hagas enojar. Ese hombre no es de nuestro círculo, se le nota. Si tantas ganas tenías de casarte, ¿no pudiste elegir a un hombre rico? — Dalia se quita su antifaz.
— Papi, no quise comprar a un hombre rico.
— ¿Qué estás diciendo?
— Lo que oíste. Me compré un esposo.
— ¿Cómo te atreviste? — Pregunta Eliseo.
— ¿Cómo? — Ella se ríe. — De la misma manera en que mi abuelo compró a mi abuela, papá compró a mamá, y tú compraste a Maritza.
— Dalia. — Elíseo le habla molestó.
— ¿Qué? — Ella continúa con su sonrisa. — Yo sólo segui el ejemplo de la familia. Comprar esposas ya es una tradición, así que pensé. ¿Por qué no mejoramos esa tradición? Es el siglo XXI, las mujeres ricas y poderosas también tenemos derecho de comprarnos un buen marido.
— Eres una cínica.
— Papi, sigo las tradiciones, deberías sentirte orgulloso.
— ¿Orgulloso por casarte con un do nadie?
— Ese do nadie me va tratar bien. No va abusar de mi cómo tú de mamá. — Bernardo sale de la habitación molesto.
— Dalia. ¿Estás segura de lo que vas a hacer? — Pregunta su hermano.
— ¿Estás seguro de lo que hacías cuando compraste a Maritza?
— Dalia, tú mejor que nadie sabe todo lo que pasé por comprarme una esposa.
— En mi caso es diferente. Yo no voy a hacer lo que ustedes hicieron a sus esposas.
— Dalia, si sabes lo que te conviene, deberías casarte con alguien que te ame.
— ¿Cuántos años llevas con tu esposa?
— No estamos hablando de mi.
— ¿Ocho verdad? Dime. En todo esté tiempo. ¿Has logrado que ella te ame? — Elíseo se queda callado. — ¿Y por qué sigues con ella?
— Tenemos un hijo.
— No uses a Benjamín de pretexto.
— Si tanto quieres usar mi relación cómo ejemplo, deberías seguir mi consejo, los que más no equivocamos, somos lo que mejor aconsejamos. Cásate con alguien que te ame, alguien que tú también puedas llegar a amar.
— ¿Y quién es ese alguien?
— Tu deberías saberlo mejor que yo. — Elíseo se va de la habitación. Dalia se recuesta. Ella piensa en lo que le dijo su hermano, claro que hay alguien que jura amarla, sin embargo ella no confía en los hombres, para su desgracia, todos los más cercanos a ella han resultado unos patanes..
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Comments
SOL...♡
...
2024-09-30
0
Elizabeth Moreno
buena yrama cuica traumada por matrimonios comprados
2024-08-19
2
Marysim R de Monasterios 🇻🇪
Caráaa será que se casaron a los 10 años ?🤔🇻🇪
2024-07-24
0