Amelia Xhu, es la joven y única sobrina del Patriarca de la familia Xhu, quien la ha criado desde su niñez. Al cumplir los 23 años, Amelia fue obligada por su tío a tener citas a ciegas con hombres que no conocía para que pudiera asentarse y tener algo de vida amorosa, y quien sabe, hasta casarse y tener hijos.
Sin embargo, cada cita a ciegas terminaba en fracaso cuando los hombres escuchaban a que se dedicaba, estos huían inmediatamente con excusas al saber su profesión. Finalmente terminó frustrada y se dio por vencida con su vida amorosa.
Pero lo que no sabía era que un pequeño descuido la llevaría a conocer al hombre con quien había soñado en incontables ocasiones.
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Frío e inalcanzable.
Sasha caminó de un lado a otro preparando su equipaje con un rostro inexpresivo, bajo la sería mirada de su padre.
-Escuchaste lo que dijo el Eunuco Su, puedo elegir con quien casarte. Si soy honesto, me gustaría evitar un matrimonio, sin embargo, he considerado seriamente a quien elegir para ti.- Explicó el hombre con seriedad, mirando a su hija.
Entre todos los jóvenes nobles y príncipes, solo tenía a alguien apto para contraer matrimonio con su hija.
No deseaba que su pequeña sufriera en el Palacio Imperial al casarla con un príncipe y tampoco quería que compitiera por conseguir el amor de un hombre al estar rodeado de muchas concubinas.
Para él, era importante que su futuro yerno no tuviera a nadie más que su hija en su vida, y si ese hombre tomaba a otra mujer como concubina, él mismo se encargaría de que su hija se divorcie.
Los movimientos de Sasha se detuvieron de golpe, pero no se atrevió a mirar a su padre, lo que él decidiera, tenía que ver con su futuro. Solo que le sorprendió un poco que su padre se tomará muy enserio el asunto del matrimonio.
¿Qué pasa si el hombre que elige para ella odia las artes marciales?¿Tendría que dejar de practicar artes marciales entonces? ¿Qué pasa con sus cicatrices?
-Padre, haré lo que tu me órdenes, si a ti te parece bien, entonces esta bien.- Sasha llevo sus manos a su pecho en puños e hizo una reverencia gentil con la cabeza gacha.
Pará ella, el hombre perfecto era aquel que admira, aquel que hace lo que ella hace y el que entiende su personalidad, sin embargo, estar con ese hombre a su lado le era un sueño sumamente imposible.
¿Porqué alguien como él se fijaría en una mujer como ella, con un cuerpo lleno de cicatrices? ¿Una mujer sin personalidad benevolente y poco virtuosa que sólo piensa en luchar y ganar poder podrá llamar su atención?
No, Sasha realmente no cree que ese hombre al que tanto admira quiera casarse con ella y mucho menos que... la ame.
-Hija, lo que menos quiero es que te cases por obligación, pero si el matrimonio puede mantenerte lejos del alcance de algún príncipe y sobre todo, del Séptimo Príncipe, entonces me arriesgaré.- Dijo el hombre antes de darse la vuelta.
Sasha abrió la boca, queriendo preguntar quien era el hombre con el que su padre pensaba casarla, sin embargo, las palabras no salieron de su boca. Sus puños se apretaron con fuerza mientras mordía su labio inferior con algo de frustración.
El día paso en completo ajetreo, pues la noticia de que el Gran General se había 'retirado', ya no seguiría siendo su guía en las batallas. También se les informó que un nuevo General tomaría su puesto dentro de medio mes.
Entre todos, el más sorprendido y descontento era teniente Huang. Todos los soldados estaban desconcertados ante tan repentino cambio, después de todo, el Gran General tenía cuarenta y tantos años, aún era apto para seguir luchando.
A pesar de eso, todos eran lo suficientemente inteligentes como para saber el motivo, por lo que no se atrevieron a comentar mucho al respecto.
Sabiendo el asunto, todos decidieron hacer una pequeña despedida para su General, quien con gusto acepto de forma sincera el deseo de sus soldados. Todos bebieron sin parar hasta pasada la media noche, muchos incluso lloraron, rogando que su General no se fuese.
Después de todo, en el campo de batalla, los soldados y su general son como hermanos que cuidan sus espaldas entre sí como grandes compañeros.
Luchan por el país a muerte contra el enemigo, el gran general tampoco fue arrogante ya que siempre comía con ellos y les hacía compañía, compartiendo con sus soldados.
-¡VIVA EL GRAN GENERAL!¡SIEMPRE SERÁ NUESTRO MEJOR GENERAL EN NUESTROS CORAZONES!- Gritaron todos los soldados al mismo tiempo con rostros sonrojados por el alcohol, algunos incluso cayeron al suelo.
En la distancia, bajo la luna llena, una figura vestida de blanco se encontraba sentada en la rama de un árbol, viendo el ajetreo en la distancia.
Con los brazos detrás de su cabeza y las piernas cruzadas, Sasha se sentó perezosamente con una expresión indiferente en su rostro. Su ceño se frunció con fuerza y sus dientes se apretaron -¡Tch!- aparto la mirada.
El pensamiento de con quien la casaría su padre la atormentaba, sea quien sea, se encargaría de cortarle la cabeza a quien se atreviera a aceptar su compromiso con ella. Sasha soltó un suspiro, realmente... no sería capaz de hacer tal cosa.
-Solo hay que verlo como una forma de protección, es mejor no crearle problemas a mi padre por el momento.- Murmuró la joven con indiferencia, su mirada se elevó, mirando la luna fría que colgaba del cielo.
-Te pareces mucho a él, fría y envuelta con el cielo estrellado, estas tan lejos de mi alcance, nunca podría atraparte aunque quisiera. Él no es más que alguien que he admirado durante toda mi vida pasada, no es más que admiración.- Susurro Sasha sonriendo con ironía para sí misma.
-Tan frío y hermoso, brillante y sobresaliente, en lo alto brillando para todos. Alguien así solo se puede admirar en la distancia.- Sasha se puso de pie sobre la rama del árbol y soltó un suspiro.
Salto de la rama y volvió a su pequeña Mansión, los ánimos se le habían ido por completo.
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A la mañana siguiente, el ajetreo se hizo claro en el campamento militar del norte, dos carruajes salían por las puertas fortificadas bajo la mirada de todos con 20 soldados escoltandolos a caballo.
En el primer carruaje, Sasha y Mark se sentaron uno delante del otro, ambos en silencio. Detrás, el carruaje del Eunuco Su avanzaba a la misma velocidad para no quedarse atrás.
Sobre los asientos, pequeñas canastas con frutas silvestres yacían a su lado para que pudiese comer durante el viaje, sin duda alguna, se daba sus lujos.
En el primer carruaje:
-Padre...- Llamó Sasha con una expresión sería mientras miraba a su padre, quien la miró de reojo con tranquilidad.
-¿Quieres saber con quien quiero casarte?- Preguntó con calma, aunque parecía más una afirmación que una pregunta. Sasha asintió sin darle vueltas al asunto, realmente lo quería saber.
-El Comandante Liang, es el único apto para ser tu esposo...
Es más divertido por estos lares latinos 🤣😂🤣🥂🍾🍷🍻🍺💃🕺💃🕺💃🕺
Me encantó este encuentro de Sasha con la madre