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Caminos De Escape

Caminos De Escape

Status: Terminada
Genre:Acción / Completas / Traiciones y engaños / Esclava / Sirvienta / Amor en la guerra / Escena del crimen
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Grez19.14

Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.

NovelToon tiene autorización de Grez19.14 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 17: Última Oportunidad

Oscar yacía en el suelo, inconsciente, ajeno al caos que se desataba en otro lugar. Mientras tanto, Thomas Brown se dirigía en su camioneta hacia la casa de Miranda, acompañado por sus hombres, la tensión palpable en el aire.

Al estacionarse frente a la casa, se bajaron y uno de sus hombres dio una patada con fuerza a la puerta, que se abrió de golpe, resonando con un crujido alarmante en el silencio del hogar. Miranda, que estaba en la cocina preparando algo sencillo, se sobresaltó ante el ruido y sintió cómo el miedo se apoderaba de ella.

Cuando Brown entró, su figura imponente llenó el umbral. Miranda se acercó cautelosamente, su corazón latiendo con fuerza.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Miranda, tratando de mantener la calma—. Aún no es hora de trabajar.

—No, no lo es —respondió Brown con una sonrisa fría—. Pero no te preocupes por eso; ya no tendrás que trabajar.

Miranda lo miraba con desconfianza y confusión. La presencia amenazante de sus hombres detrás de él le hacía sentir un escalofrío recorrer su espalda. ¿Por qué traía a sus hombres?

—A partir de ahora te irás conmigo —ordenó Brown sin rodeos—. Llévenla a la camioneta.

Los hombres se acercaron rápidamente a ella, agarrándola del brazo con firmeza mientras ella intentaba resistirse.

—¡No! ¡Sueltenme! —gritaba Miranda con desesperación.

—Cállate y sube a la camioneta —replicó uno de los hombres con brusquedad.

Finalmente, sin poder hacer nada más que luchar contra su impotencia, la llevaron hacia la parte trasera de la camioneta y la subieron dentro. Brown se acomodó a su lado, una sonrisa satisfecha asomando en su rostro mientras las puertas se cerraban ruidosamente detrás de ellos.

Miranda sintió cómo un nudo se formaba en su estómago; sabía que esto era solo el comienzo de algo oscuro.

Mientras la camioneta avanzaba a toda velocidad, Miranda no pudo evitar hacerle preguntas a Brown, su voz temblorosa traicionando su miedo.

—¿Qué quieres de mí? ¿Por qué haces esto? —preguntó, sintiendo cómo la angustia se apoderaba de su pecho.

—¡Esto te lo buscaste tú! —gritó Brown con furia—. Cuántas veces te dije que me obedecieras y no lo hiciste. Elegiste a Oscar, ¡a un asesino! Antes que a mí.

—¿Oscar? ¿Dónde está Oscar? —dijo Miranda, un presentimiento oscuro llenando su mente.

—¿Oscar? No tienes que preocuparte por él —respondió Brown con una burla cruel en su voz—. Estoy seguro de que no podrá hacer nada para rescatarte. En estos momentos debe estar sufriendo... Estoy seguro.

—¡Eres un bastardo! ¿Qué le hiciste? —exclamó Miranda, el miedo transformándose en rabia.

Brown se irritó al notar el interés de Miranda hacia Oscar y le apretó las mejillas con fuerza, obligándola a mirarlo a los ojos.

—Escucha, esto pasa cuando no me das lo que quiero. Te dije desde el principio que te alejaras de ese sujeto.

—¡Suelteme! —replicó Miranda, sacudiendo la cabeza con desesperación para liberarse de su agarre.

—Espero que no sigas con la esperanza de volver a ver a Oscar. Él no podrá ayudarte esta vez. Es un cobarde —dijo Brown con desprecio.

Miranda se quedó en silencio tras sus palabras, una preocupación profunda invadiendo su mente por Oscar, incluso mientras ella misma estaba atrapada en esta situación aterradora.

—Escúchame, Miranda —continuó Brown, su tono amenazante—. A partir de ahora irás conmigo al club y te quedarás allí. Ya no tendrás permiso para vivir en otro lado. Esto te pasa por desobedecerme y hacerme la contra.

Miranda no podía creer lo que escuchaba; cada palabra era como un golpe en su corazón. Sin embargo, una chispa de esperanza seguía ardiendo dentro de ella. Algo en su interior le decía que Oscar estaba bien, que aún había una oportunidad.

De vuelta a Oscar, este se encontraba tendido en el suelo, con dos hombres de pie a su lado, sus sombras proyectándose sobre él como presagios oscuros.

Oscar comenzó a abrir los ojos lentamente, todo se veía borroso y confuso. Un dolor punzante le recorría el cuerpo, pero en medio de esa neblina, un pensamiento surgió con fuerza: Miranda. La imagen de su rostro apareció en su mente junto a la promesa que le había hecho: no dejarla sola. Recordó el momento exacto en que le prometió protegerla, y ese recuerdo lo llenó de determinación.

Un sentimiento inquietante se apoderó de él; algo le decía que Miranda no estaba bien. Sus pensamientos pasaban como destellos fugaces, pero poco a poco empezó a ver con más claridad y a recuperar la conciencia.

Escuchó murmullos provenientes de los hombres que estaban allí.

—Deberíamos darle el golpe final —decía uno con una voz burlona.

—Sí, tienes razón —respondió el otro, con una risa fría que resonaba en el aire.

Oscar recuperó por completo sus sentidos y apretó los dientes con furia. Miró de reojo a los hombres; la adrenalina comenzó a correr por sus venas. Había llegado demasiado lejos para rendirse en ese momento crítico.

Rápidamente, aprovechando que los hombres estaban distraídos, Oscar se giró boca arriba y pateó el bate de uno de ellos. El hombre retrocedió unos pasos, sorprendido.

Con un impulso decidido, Oscar colocó sus manos detrás de su cabeza y saltó hacia arriba, levantándose de un solo movimiento. Ya estaba de pie nuevamente.

El otro hombre, con su bate en mano, intentó golpearlo. Levantó el bate con fuerza, dispuesto a descargarlo sobre Oscar. Pero este no se dejó sorprender; detuvo el golpe agarrando la muñeca del atacante justo antes de que el bate lo alcanzara. Con una fuerza inesperada, lo sostuvo en el aire y le metió una patada directa en el estómago, haciendo que cayera al suelo con un gemido ahogado.

Sin perder tiempo, el primer hombre corrió a recoger su bate del suelo. Oscar lo vio venir y giró rápidamente sobre sus talones. El hombre lanzó varios golpes descontrolados con el bate, pero eran imprecisos; Oscar se movió ágilmente hacia un lado, esquivando cada ataque.

En un intento desesperado, el hombre lanzó un batazo hacia Oscar, quien rápidamente levantó su antebrazo como defensa, sintiendo el impacto vibrar a través de su cuerpo. Sin perder tiempo, dio una vuelta ágil y, con una patada precisa, golpeó la cara del atacante. La sangre brotó de los labios del hombre, quien escupió un chorro rojo al aire antes de caer desplomado al suelo.

Sin embargo, el segundo hombre no perdió la oportunidad. Aprovechando que Oscar estaba de espaldas, corrió hacia él y saltó, aferrándose a su cuello como un parásito. Oscar sintió la presión alrededor de su garganta y luchó por despegar las manos del hombre, pero fue en vano; cada intento parecía fortalecer el agarre.

Con determinación y rapidez, Oscar decidió actuar. Se lanzó hacia atrás con fuerza, provocando que el atacante chocara contra el suelo con un golpe seco. Un sonido de dolor escapó de los labios del hombre mientras se retorcía, liberando a Oscar de su agarre.

Oscar se levantó rápidamente al ser liberado, su corazón aún palpitante por la adrenalina. Se giró hacia el hombre que yacía en el suelo y, con un movimiento decidido, lanzó un derechazo directo a su rostro. El golpe resonó como un latigazo, dejando al hombre fuera de combate, con los ojos vidriosos y una expresión de sorpresa congelada en su rostro.

Con un suspiro profundo, Oscar sintió que la tensión se disipaba lentamente; finalmente los había vencido. Sus ojos recorrieron la escena: el primer hombre estaba inconsciente por la patada, mientras que el segundo se retorcía en el suelo, incapaz de levantarse.

Sin embargo, Oscar no podía evitar sentir el peso del cansancio en su cuerpo, como si cada golpe recibido y cada movimiento realizado lo estuvieran desgastando. La lucha anterior y esta nueva batalla lo habían dejado casi hecho polvo; cada respiración era un recordatorio del esfuerzo que había tenido que realizar.

Mientras observaba a sus oponentes, una mezcla de alivio y preocupación lo invadió.

Recordó a Miranda y una punzada de preocupación le atravesó el pecho. Sabía que algo no andaba bien. Aprovechando que uno de los hombres aún estaba consciente, se agachó y tomó firmemente del traje al que se retorcía en el suelo.

—Escúchame —dijo con voz firme—. ¿Dónde está tu jefe? No... ¿Dónde está Miranda?

El hombre titubeó, sus ojos reflejando miedo y resistencia.

—N... No quiero decírtelo —respondió, costándole cada palabra.

Oscar apretó los dientes, sintiendo cómo la rabia se acumulaba dentro de él.

—No entiendo cómo pueden serle fiel a un tipo como Brown —dijo con desprecio—. ¿Acaso quieres que te lo saque a la fuerza?

Alzó su puño amenazadoramente, los músculos tensos listos para golpear.

—¡No! ¡Detente! ¡Detente! —exclamó el hombre, su voz temblorosa llena de miedo—. Está bien, te lo diré.

Oscar bajó su puño lentamente, pero mantuvo su agarre firme en el cuello del traje del hombre.

—Vamos, ¡habla! —demandó Oscar, sintiendo que cada segundo contaba.

—Bro... Brown. Fue a la casa de Miranda. E... él la llevará con él al club —dijo el hombre, su voz temblorosa.

—¿Al club? —preguntó Oscar, sorprendido—. ¿Para qué lo hará? ¡Contéstame!

—No... No lo sé. El jefe está obsesionado con esa mujer. Te juro que no lo sé. Lo único que escuché es que dijo que la llevaría aunque ella se oponga.

Una ola de preocupación inundó a Oscar, imágenes sombrías llenaron su mente, pero rápidamente las desechó. Soltó al hombre con un movimiento brusco.

—Debo llegar al club —murmuró Oscar, su voz baja pero decidida—. Pero caminando tardaré demasiado.

Fue entonces cuando giró y vio la camioneta de los hombres que lo atacaron, una chispa de esperanza iluminó su rostro.

—Perfecto —dijo, volviendo a mirar al hombre—. Oye tú, dame las llaves de la camioneta.

El hombre soltó una carcajada entrecortada, aunque el dolor le hizo grimacear.

—¿Piensas ir a ayudarla? No podrás vencer al jefe —respondió, con una mezcla de burla y desafío.

Oscar lo miró con desprecio, sintiendo cómo la rabia burbujeaba nuevamente dentro de él.

—Cállate y dame las malditas llaves —ordenó, acercándose un poco más—. Si no quieres que te dé una paliza.

El hombre metió sus manos temblorosas en su traje y sacó las llaves. El sonido metálico chocando llenó el aire tenso del lugar. Pero en un giro inesperado, las lanzó hacia una rejilla cercana, haciendo que cayeran en las alcantarillas con un ruido sordo.

Una risa satisfactoria escapó de los labios del hombre, como si hubiera ganado una pequeña victoria.

Oscar sintió que la rabia le subía por todo el cuerpo ante este acto humiliador.

—Hijo de perra —masculló entre dientes, sintiendo cómo la furia le nublaba la razón.

Sin pensarlo dos veces, le propinó una patada en la cara. El impacto hizo que el hombre girara en un movimiento violento y soltara un grito desgarrador antes de caer inconsciente.

—Te lo merecías, bastardo —dijo Oscar con desprecio, respirando pesadamente.

Sin perder más tiempo, Oscar se dirigió rápidamente hacia el club de Thomas Brown. Sabía que un enfrentamiento inevitable se avecinaba, y estaba decidido a enfrentar lo que fuera necesario para salvar a Miranda.

1
lismelys castillo
está buena la novela pero que pasa que no pusiste imágenes de los personajes
Martha Diaz Paredes
Excelente
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que bueno que Miranda lo fue a visitar a la cárcel, así Oscar no siente tan defraudado por lo que hizo, apesar si no tiene los mismos sentimientos que él. Aparecer siénte los dos lo mismo
RINA DEL CARMEN ROJAS
muy buena la novela autora te felicito 👏 👍
RINA DEL CARMEN ROJAS
levántate Oscar!!, no lo mates pero dale su merecido
RINA DEL CARMEN ROJAS
No estoy de acuerdo de tomar la justicia por nuestras propias manos, pero aveces sucede sin ser esa la intención, lo digo por Oscar el a ver asesinado a su representante que lo traicionó.
RINA DEL CARMEN ROJAS
Espero que en los capítulos que vienen Oscar sea el ganador y Krank se lo lleve en calidad de bulto al acosador de la chica
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que se cuide Oscar, y que a Brown no le salga bien sus planes, porqué también es un vicioso de hacer lo que no es correcto = a delincuente y corrupto
RINA DEL CARMEN ROJAS
buena historia autora, tiene suspenso, la duda y como enfrentar las situaciones que aparecen el el camino.
Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔
RINA DEL CARMEN ROJAS
Hola Autora, estoy comenzando a leer tu novela y me esta gustando mucho, felicitaciones, muy clara la lectura 👏👏👏👍
Isabel
me la voy a leer se ve interesante
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