Nova Reik III: Ragnar

Freyja nos había llevado a su cabaña, oculta en lo profundo del bosque. No era muy grande, era bastante hogareña, con un olor a café y carbón que envolvía toda la cabaña, me recordaba a la casa de mis padres en la Tierra. Realmente era agradable ver un lugar más normal que una cárcel como el zoológico o una nave espacial, tanto que no pude evitar sentirme aliviada.

—Bien, mi casa es su casa, Nova

—Gracias —respondí con un suspiro—.

—Por aquí, niña, aún deben descansar, puede que sus heridas hayan sanado pero aún tienen que recuperar sus energías

—Sí, creo que necesito dormir un poco después de lo que pasó con Thor —dije, adormilada—

Con ayuda de Freyja pude acomodar a mis compañeros en la habitación de invitados de la cabaña para que descansaran y se recuperaran, me acurruqué junto a mi Stan para dormir en su pecho, aún dormido me abrazó de forma protectora para mantenerme cerca de él.

Tiempo después me desperté en una de las orillas de la cama, mi esposo tenía mi pie en su rostro y estaba a punto de caerse de la cama, a decir verdad, a simple vista parecía que nos estábamos peleando por una sábana de lana, aunque en verdad estábamos durmiendo.

—jaja, Nova, querida —Freyja me pellizcó la nariz—. Tienes un momento

—¡Kror! ¡No! ¡No te comas mi comida! —me quejé mientras me despertaba y le metía accidentalmente una patada a Stan, haciendo que se cayera de la cama—. ¿Qué? ¿Qué pasó? —pregunté adormilada mientras me levantaba—.

—Necesito que me ayudes a conseguir comida

—Ah, s-sí pero no sabía que aquí había supermercados

—¿Qué? Jaja, no, aquí no hay de esos, sino que iremos a cazar, supongo que al ser hija de Darién la caza se te da bien

 —¿Eh? Ah, eh Bueno… Yo… No lo he hecho nunca —respondí avergonzada—

—Jaja, entonces ven —me agarró de la mano para llevarme con ella—. Será un honor enseñarte lo que tu madre me enseñó

—Ahm, no es un poco arriesgado salir así, ¿Qué tal si Thor me ve y me reconoce?

—Claro, querida, voy a hacerte un pequeño cambio de look y también de ropa para que a ojos de los Aesir seas otra Asgardiana

Freyja me llevó al baño para que me diera un baño en una tina de madera con pequeños dibujos tallados en las orillas. Bañarse ahí no era tan distinto a como lo hacía en la tierra o en el zoológico, a decir verdad creo que ya me hacía falta bañarme, después de todo, el último baño que tuve fue con la ropa puesta y con una manguera.

Cuando terminé de bañarme, me encontré con un cambio de ropa en el suelo y un par de lianas que me servirían como liga. La ropa era a lo que estaba acostumbrada; era una linda sudadera blanca con un parche en el hombro y una falda negra que combinaba bastante bien con las botas negras que me habían dado en el zoológico.

A diferencia de lo que pensé la ropa que usaría era algo que me gustaba mucho con algunas cosas que tenían debajo para evitar que me mataran en pelea pero supongo que tampoco tenía opción de quejarme.

Era extraño usar un peto de cuero, con pequeños broches dorados debajo de la ropa. Se sentía raro, siempre lo había visto que lo usaban en las series que veía en la televisión pero nunca creí que en algunas partes se pusieran debajo de la ropa.

Tampoco era mucho de hacerme trenzas, aunque sin duda mi cabello estaba demasiado largo, imaginen cuánto crece un cabello que no has cortado ni un poco en seis años enteros, pues ese era mi cabello, era tan largo que parecía Rapunzel.

Suerte que me hice una trenza que me llegó hasta los talones para que no me estorbara al caminar. Freyja no solo me había dejado ropa, sino que también me dejó una cubeta llena de nieve con una nota que decía:

“Ponla en tu cabello, las altas temperaturas lo volverán castaño”

Hice exactamente lo que me pidió, y para mi sorpresa era verdad, al parecer el cabello de los Titanes tenía propiedades bastante extrañas, como la de cambiar el color dependiendo del entorno, suponía que era una característica que mi especie había adquirido para camuflarse.

Creo que nunca dejas de aprender cosas de ti mismo nunca. Pero dejando de lado eso, mientras mis compañeros dormían acompañé a Freyja a cazar nuestra comida. No me gustaba la idea de quitar una vida, después de todo, lo que más enseñaron mis padres en la Tierra fue apreciar y proteger todo tipo de vida, aunque también me enseñaron que había situaciones en las que simplemente debíamos hacerlo para sobrevivir como con las vacas o los cerdos.

—Jaja, no puedo creer que esa ropa te quede

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—Esa ropa le pertenecía a Darién, cuando tenía tan solo 30 años, era una simple adolescente

—¿Qué? ¿30 años y la considera una adolescente?

—Sí, y tu madre era una joven muy inexperta y siempre le causaba problemas al doctor ya que siempre salía herida

—Esta ropa era… —miré con más detenimiento la sudadera hasta ver el parche con más atención, viendo que había un nombre bordado—. Cadete Darién… —leí en voz baja—.

—Eres idéntica a ella, incluso me atrevería a decir que Nael y tú son copias de esa mujer, es una lástima que ese muchacho, se volviera un cobarde

—¡Oiga!

—Jaja, entiendo, entiendo, lo siento por eso, es solo que me pareció decepcionante que tu hermano, le tenga tanto miedo a los hermanos Mar y a Nox, es imperdonable que se haya vuelto parte de las tropas de Nox y de Rho Mar

—Mmm… Yo… Yo no lo culpo, yo también le tengo miedo a ese hombre, más cuando me arrebató lo que más amaba de mis manos y no pude hacer nada. Realmente no sé si pueda derrotarlo si regresa por mí, mis amigos y mi esposo

—De ti puedo comprenderlo, naciste en un planeta simple y pacífico como la Tierra, no eres una guerrera y jamás has entrenado para serlo, es por eso que no eres rival y también es por eso que no puedes explotar tu potencial, en cambio Nael… solo actúa por miedo y cobardía, es un maldito cobarde

—Nael, debe tener una buena razón para haberse vuelto un soldado de Nox y Rho Mar

—Yo sé la razón, y es miedo…

—Por favor, no sea tan… —molesta di un largo suspiro—. Seguro él tiene una razón