El Jefe.

En palabras de victoria.

llegamos a casa los chicos cargaban las bolsas de las compras que habíamos hecho, muchas de esa ropa no era lo que yo usualmente usaría, Pero decidí dejar que violeta me ayudara con un pequeño cambio.

Hoy es nuestro último día aquí así que antes de que nuestro avión llegue vamos al mar.!_ dijo violeta corriendo y detrás de ella Javier, ambos se quitaron la ropa y en traje de baño entraron al mar.

Max y yo nos miramos y con una sonrisa hicimos lo mismo.

En cuestión de minutos yo estaba sobre los hombros de Max y violeta en los de Javier jugando.

Llegada la tarde todos subimos a nuestras habitaciónes a darnos un baño y hacer nuestras maletas.

Tome mi maleta y cuando salí de habitación, choque con Gabriel.

Alcé la mirada y su mirada era obscura.Sus ojos me taladraron, y el aire alrededor se enfrió. Estaba impecable, vestido para el viaje, su traje cortando el aire de forma abrupta.

Veo que este fin de semana no perdió el tiempo victoria!_ dijo Gabriel con sarcasmo, dándome a entender que yo coqueteaba con su hermano Max.

 Por supuesto que no. Aproveché cada minuto libre, Señor Foster, como todos acá. —respondí con una sonrisa controlada, tomando mi maleta para bajar por las escaleras rápidamente y evitar estar a solas con Gabriel.

Gabriel la miró alejarse, no entendía por qué le molestaba tanto su cercanía con Max.

El regreso fue muy tranquilo violeta y yo compartimos nuestros números de teléfono y redes sociales, a pesar de todo ella había hecho mi viaje divertido.

Al llegar a casa me llevo Carlos, se estacionó fuera de mi casa.

Yo saqué su tarjeta de mi bolsa y se la di.

Esto es tuyo, no lo usé Pero gracias.!_ dije mirando a Carlos que suspiro.

Cariño, es tuyo se que tú eres suficientemente responsable para no necesitar de mi, Pero es un regalo solo en caso de emergencia.!_ dijo Carlos.

Suspiré mientras guardaba nuevamente la tarjeta en mi bolsillo. Aunque sabía que nunca la usaría, no quería despreciarla, ya que no me gustaba la sensación de culpa que eso podría traer a mi vida en algún momento.

“Gracias por el viaje,” le dije a Carlos mientras me bajaba del auto y él se ocupaba de sacar mi maleta del maletero.

“Victoria, realmente disfruté mucho pasar tiempo contigo. Espero que podamos repetirlo pronto,” respondió Carlos con una sonrisa.

“Nos vemos, Carlos,” le dije mientras comenzaba a caminar hacia la puerta de mi casa.

Entré a casa y corrí a darle un beso a papá Antonio en la frente.

Dime cómo te fue, con tus estudios.!?_ pregunté mientras miraba a mamá que tenía la mirada triste y como si hubiera llorado por varias horas.

Cariño, todo está bien mejor dime cómo te fue con Carlos.!_ dijo Antonio y eso me preocupo pues el siempre le llamaba a Carlos desubicado.

Que está pasando por qué no me quieres decir, mamá que paso.!_ dije preocupada.

Mamá, me miró y soltó en llanto y Antonio me tomo de la mano.

Antonio tiene cáncer.!_ dijo mamá rompiendo en llanto sentándose en el sillón.

Un dolor horrible de clavo en mi pecho y mire a quien siempre había visto por mi como una hija a Antonio.

No llores mamá, en estos tiempos ya existe cura.!_ dije con los ojos llenos de lágrimas.

El cáncer ya está en etapa terminal.!_ dijo mamá.

No es cierto, dije y lo abrace con todas mis fuerzas.

Mi niña no llores por favor.!_ dijo Antonio sin derramar una sola lágrima, pues el era un hombre de la vieja escuela.forzado a ser fuerte. Pero la pena en sus ojos era la prueba más dolorosa.

¿Por qué no me lo dijeron antes? Yo hubiera regresado antes—pregunté, con la voz ahogada

No queríamos arruinar tu fin de semana. Además, no ha habido mucho que hacer, Victoria. Los tratamientos son caros y... —Mamá no pudo terminar la frase.

Vamos a conseguir el dinero. Voy a conseguir el mejor doctor, el mejor tratamiento. No se preocupen. Mañana mismo me encargo de esto —dije, intentando sonar fuerte por ellos, aunque por dentro me estaba desmoronando.

¡Basta! No quiero recibir ningún tratamiento, exclamó Antonio con firmeza. El doctor fue muy claro. Aseguró que no hay nada más que se pueda hacer por mí. Cualquier intento de tratamiento solo serviría para prolongar mi sufrimiento, y yo prefiero morir con dignidad. Así que, por favor, no volvamos a hablar de este asunto.

Me quedé paralizada, sintiendo cómo se me doblaban las rodillas.

— ¡Pero, Antonio...! —empezó a decir mamá, pero él la miró y ella se calló.

Mi niña —dijo Antonio, su voz era un susurro áspero. — Necesito que te concentres en tu futuro. Tienes un gran talento. Estoy orgulloso de ti. Por favor, no gastes tu energía en esto.

Me senté a su lado, tomando su mano, mis lágrimas cayendo silenciosamente.

— De acuerdo. No hablaremos de tratamientos —acepté, con el corazón roto. — Pero tienes que prometerme algo, papá. Tienes que prometerme que no vas a sufrir. Que si el dolor es mucho, me lo dirás. Y que me dejarás usar todo lo que este a mi alcance para que estés cómodo.

Antonio sonrió levemente.

Te amo papá._ dije recostándome en su hombro mientras mis lágrimas salían sin parar.