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Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Mayday Y Sus Magníficas Vacaciones En Amphy City

Status: Terminada
Genre:Demonios / Brujas / Terror / Maldición / Juego del gato y el ratón / Poderosas criaturas sobrenaturales / Completas
Popularitas:161
Nilai: 5
nombre de autor: Powder34

Mayday Brown, una niña de 8 años que pasa la navidad en casa de sus abuelos mientras sus papás están ocupados en su trabajo.

Sus vacaciones parecian normales; convivía con sus tíos, primos, sus abuelos, y exploraba la casa. Cuando de pronto conoce una chica llamada Elizabeth quien su abuela presenta como su hermana mayor.

Sin embargo, May no tarda en darse cuenta de que detrás de la sonrisa de su hermana mayor, hay una oscura intención que pondrá a prueba su valentía e ingenio.

¿Que secretos puede ocultar Elizabeth? ¿Podra Mayday sobrevivir a su navidad?

NovelToon tiene autorización de Powder34 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo #13

Llegué a la habitación de mis primas con un frío recorriendo mi cuerpo, tal y como hice antes, dejé a mi hermanito con los fantasmitas para que lo cuidaran en mi ausencia.

Con un último respiro entré a la habitación. Al abrirla la puerta, un aroma a galletas de jengibre golpeó mi rostro. La habitación en un parpadeo se volvió un bosque cubierto de nieve con un arbolito de Navidad en el centro.

Con ayuda de la linterna pude ver el alrededor de la habitación, viendo muñecos de Krampus en el suelo, cada uno de ellos me seguía la mirada. El frío del lugar aumentaba con cada paso, y el silencio abrumador era tanto que escuchaba mi respiración que iba en aumento con cada paso.

Caminé hacia el arbolito ignorando las miradas de los muñecos, miradas que se clavaban en mi espalda como cuchillas. Cuando pude llegar al arbolito, me encontré con aquel muñeco de Krampus que vi al llegar a la casa de mi abuelita y estaba bañado en barro.

Estuve por agarrar al muñeco, sin embargo de pronto unas manos ensangrentadas me sujetaron del brazo con fuerza, era doloroso, sentía que me lo iban a arrancar. Esas manos me tiraron hacia el interior del árbol, su interior era oscuro y viscoso, como una boca sin dientes.

El llanto de mis primas retumbaba en toda la habitación, ellas lloraban y agonizaban de dolor mientras me imploraban que las ayudara y que les diera de comer. En un momento del forcejeo que tuve con las manos, sentí como algo con muchísimos dientes me mordió, sus dientes eran como cuchillos muy afilados y su lengua se sentía como una lija, dolía solo sentirla, lamiendo mi brazo.

Desesperada rápidamente iluminé el interior del arbolito, quemando las manos al instante, solo escuché el chillido de un animal, las manos me soltaron y simplemente se desvanecieron. Mi brazo seguía doliéndome y sentía escurrir un líquido extraño, el frío y la adrenalina me ayudaron a soportar el dolor.

No revisé mi brazo debido a que debía seguir buscando a mis primas. No podía perder más tiempo en ese infierno helado. Así que me alejé del árbol y caminé más al fondo de la habitación, en el camino escuché pasos detrás de mí. Elizabeth me estaba persiguiendo, ella aún tenía hambre.

Más allá del arbolito de navidad, había un pasillo de la casa de mi abuelita que cortaba el bosque cubierto de nieve a la mitad, dicho pasillo llevaba a una chimenea decorada con luces navideñas. Frente a la chimenea estaba la carta que había escrito para el gordito de Santa Claus. Recogí la carta del suelo confundida por verla ahí, siendo que nunca nadie sabía que la había terminado, ni siquiera mi abuelita.

Pocos momentos después de recogerla, escuché golpes provenientes de la chimenea, algo estaba tratando de bajar por ahí, y no era ese gordo alegre. Elizabeth comenzó a cantar lo que había escrito en mi carta de forma burlona.

—Querido Santa… Sé que he sido muy problemática para mis papis, pero quiero pedirte una hermana mayor. Así mami y papi podrán darle toda la atención a mi hermanito, ya que a veces me siento mal por ellos, no tienen mucho tiempo juntos como antes de Jade y tengo mucho miedo de que su amor se termine y se odien como los padres de mis amigas. Por favor tráeme una hermana mayor, así alguien podrá cuidarme y no estaré sola, no quiero estar sola. Odio estar sola, por favor tráeme una hermana mayor —cantó Elizabeth bajando por la chimenea—.

Sin dudarlo apunté la linterna a la chimenea pero en un estruendo, la chimenea estalló, lanzándome al suelo. La linterna se cayó de mis manos y me estrellé contra el suelo con un pequeño dolor en mi espalda.

De la chimenea salió un monstruo con cuernos, con patas de cabra y con cadenas arrastrándose detrás de él. Sus pisadas resonaban y hacían temblar el suelo.

—Yo te puedo ayudar, te puedo cumplir tu deseo y puedo impedir que tu familia se rompa, puedo impedirlo, Mayo —dijo con una voz tan distorsionada y ronca que parecía la de un demonio, uno muy antiguo—.

Asustada busqué la linterna con desesperación sin apartar la mirada del monstruo que caminaba lentamente hacia mí. No pude encontrar la linterna, lo que me dejó indefensa frente a ese demonio, frente a Krampus.

Me levanté del suelo para huir de la criatura, Krampus comenzó a perseguirme, no quise voltear hacia atrás. Sólo escuchaba los sonidos de sus cadenas detrás mío y mi respiración que se aceleraba cada vez más.

Corrí por todo el pasillo hasta llegar al bosque cubierto de nieve, Elizabeth salió de la oscuridad para lanzarse hacia mí y derribarme, de su boca salía baba. Era sumamente asqueroso, su saliva olía a putrefacción y a metal, para inmovilizarme me sujetó de los brazos.

—No tengas miedo, Mayo, yo voy a ayudarte, voy a evitar que tú familia se separe, voy a quitarles una carga a tus padres —su boca creció mostrando sus colmillos—. Y tú ya no estarás sola, porque estarás con tus nuevos amigos flotantes

—¡¡No!! —grité con más odio que miedo mientras agarraba instintivamente una piedra—.

Elizabeth estaba a nada de comerme, pero logré alcanzar una piedra puntiaguda con la que pude apartarla. Le clavé la piedra en la cabeza, causándole daño, su sangre igual de roja que la mía me salpicó, Elizabeth simplemente me miró con miedo y sorpresa para después desaparecer en la oscuridad mientras sus ojos rojos seguían fijos en mí.

Verla sangrar me hizo preguntarme, que era realmente ella, estaba claro que no era humana, ni tampoco era de este mundo, entonces qué era y por qué… ¿Por qué no me comió?

Al igual que la habitación de mis abuelitos, la habitación volvió a la normalidad, ya no era un entorno moldeado por Elizabeth. Al levantarme volví a encontrar mi linterna y junto a ella, estaban 2 tarjetas de tarot. De la misma manera que las otras, una estaba tachada y otra estaba intacta. La tachada era la de Rubí, ahí entendí que significaba que estuvieran tachadas. Al entenderlo, simplemente caí de rodillas con lágrimas saliendo de mis ojos, abracé con fuerza la tarjeta de mi abuelito y la de Rubí. Mis llantos a diferencia de la risa de Elizabeth fueron tragados por la oscuridad, y nadie más que yo pude escucharlos. Los demás solo escuchaban su cruel y siniestra risa, nadie me escuchaba, nadie podía oír mis gritos de dolor.

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pau
sigas así 👏
Powder34: ¡Gracias! Me alegro que te guste ❤️
total 1 replies
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