Una Princesa Sin Fronteras

Leandro Volt, mas tarde regreso al lugar, y cabalgó como si nada pasara, sin embargo, sus pensamientos, estaban aun en la conversación que había tenido con Berenice.

[Nunca pensé que se sentiría así… es una situación muy extraña… Yo, Leandro Volt, que siempre tuve el control. Que sabía cuándo entrar y cuándo salir de una relación sin mirar atrás. Que solía pensar que era mejor ser quien se va y no quien se queda. Y justo cuando estaba convencido de que iba a terminar con ella, que ya todo había cumplido su ciclo, fue ella quien me miró con esa calma que desarma y me dijo: “Gracias por todo. Te recordaré con cariño.” Así, como si nada. Sin drama, sin reclamos. Sin necesidad de preguntar por qué. Con una dignidad tan serena que me dejó en silencio. Yo esperaba lágrimas, tal vez un reproche. Una reacción que me hiciera sentir indispensable… irremplazable. Pero ella simplemente se fue. Me dejó sin el papel de villano que siempre me acomoda. Y ahora soy yo el que no puede dejar de pensar en ella. No porque la amara profundamente… ¿cierto? sino porque su indiferencia me puso frente al espejo. Fui un mujeriego, sí… Un experto en salir antes de que el otro se encariñe demasiado… o antes de que yo mismo pudiera hacerlo. Y justo ahora, cuando creí tener la última palabra, ella cerró el libro antes que yo. Y qué curioso… es ver que ella me demuestre que puede seguir sin mi. Que yo no soy tan inolvidable como creía. Y aquí estoy… cabalgando a pocos metros de ella… pero, sin poder quitarla de mi mente. Siendo, por primera vez, el que se queda mirando la puerta cerrarse. Sin saber si dolerá más el orgullo herido… o el cariño que ya no está… ¿Por qué ya no está? ¿cierto?]

Cuando se detuvieron en una posada cercana, en la cual pasarían la noche para continuar su viaje hacia el imperio, Elena y Bernard hablaron animadamente…

Bernard: es de verdad… jajaja

Elena: bien… vamos a correr…

Bernard: jajaja vamos…

Leandro: ¿A dónde van?

Elena: iremos a correr.

Leandro: ¿A correr?

Elena: si le ganaré a Bernard jajaja

Bernard: ya veremos jajaja

Elena y Bernard caminaron hacia el sendero… entre risas…

Leandro aprovechó el momento para buscar a Berenice…

[Seguramente ella está en el carruaje o se esconde de mi para no verme]

Sin embargo, grande fue su sorpresa, cuando la vio a lo lejos, conversando con tres personas, dos señoritas y un joven… una sensación extraña se apoderó de él y se cubrió con la capa de invisibilidad, para acercarse lentamente…

Berenice: …es que, de verdad, que no los recuerdo… jajaja

- usted vino a nuestra posada e intentó comprarla

Berenice: jajaja ¿y por que no me la vendieron?

- es un recuerdo de nuestra madre…

Berenice: entiendo… aun asi… quizás mas adelante podamos hacer negocios…

Los dueños de la posada rieron, y continuaron conversando animadamente…

[¿de verdad? a ella no le afectó nada]

Leandro, no supo que hacer… pensó en ir a ver a su hermana, pero recordó su expresión de felicidad, al verla salir a correr con Bernard… por lo que decidió subir a su habitación… pero, allí rodo en su cama… se sentó, pero no podía hacer nada más… estuvo mas de una hora debatiéndose en que hacer.

[¡maldición saldré a caminar!]

Sin embargo, al salir con la capa de invisibilidad, se encontró con los dueños de la posada conversando…

- deberías hablar con ella, la señorita Abbey es rica, preciosa y joven.

- aprovecha que está en la posada

Leandro apretó los puños y fue a buscar a Berenice…

[esos son unos interesados, ese hombre no puede ser bueno para ella]

Leandro se movió por toda la posada, pero no la encontró…

[quizás salió a caminar, para olvidarme]

El príncipe recorrió el lugar, pero no la encontró…

[¿se habrá ido a su habitación? tal vez, esta llorando por mi]

Leandro encontró la habitación de Berenice y entró en silencio… pero, la encontró durmiendo en su cama, tranquilamente, con un cuaderno a su lado…

[¿habrá escrito de mi?]

Con cuidado el príncipe levantó el cuaderno y se dio cuenta que era un plan para comprar la posada en la que estaban… lo dejo con cuidado donde estaba y contemplo el rostro de ella en detalle…

[Berenice es realmente preciosa]

En ese momento el príncipe recordó los besos, las caricias, las risas y todo lo vivido esos días con ella y algo se remeció en su interior.

Cerca de allí e iluminados solo por la luz de la luna, Elena y Bernard jugaban a una improvisada competencia…

Elena: entonces, él primero que llegue al tercer árbol gana.

Bernard: bien… tres, dos…

Bernard no termino de contar cuando Elena salió corriendo riéndose… él la seguía y cuando intento atraparla, cayeron al suelo, él la sujetó para que ella no se golpeará, por lo que la princesa cayó sobre él estrepitosamente…

Elena: jajaja iba ganando…

Bernard la veía reír recostada sobre su pecho, a la luz de la luna, y con cariño movió su cabello, Elena al sentir el roce, lo miró con cariño y se mordió el labio… él acarició su rostro y con suavidad se acercó a ella…

Elena acortó la distancia entre ambos y se besaron por primera vez… un beso lento, suave y lleno de sentimientos y de confesiones no dichas y palabras que solo sobrarían en ese momento…