"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Primera sangre
El día de la cacería real amaneció gris, con el cielo cubierto de nubes bajas y pesadas. Justo el tipo de día que Aelina esperaba.
Los nobles más poderosos ya se preparaban en el claro del Bosque de Tarev, equipados con arcos y lanzas. El ambiente estaba cargado de tensión y estrategia.
Aelina, vestida con pantalones de montar y una capa negra que ondeaba con el viento frío, se ajustó los guantes mientras su mirada se clavaba en un objetivo claro.
—Hoy moveré mi primer peón —pensó, decidida.
Su mirada se detuvo en el conde Varik, uno de los hombres más fieles a Darius y la primera ficha en la lista de Merek. Un hombre peligroso y responsable de la ruina de su padre en un pasado no tan lejano.
—Tu hora ha llegado —susurró para sí.
Kael se acercó a su lado, con la armadura ligera y una expresión seria que dejaba claro que no bajaba la guardia ni un instante.
—Mi lady, no podéis permitiros un descuido. Un accidente en esta cacería puede no ser tan accidental —advirtió con voz grave.
Aelina sonrió con confianza.
—Lo sé. Pero también sé que quien teme, pierde.
Kael inclinó la cabeza ligeramente.
—Entonces lucharé para que no temáis… ni caigáis.
Justo entonces, Aurelian apareció a su lado, con esa sonrisa despreocupada que nunca parecía perder.
—Mi lady, es un honor acompañaros hoy. Mi puntería es tan certera como mis palabras —dijo con un tono juguetón.
Aelina sostuvo la mirada de ambos hombres con firmeza.
—Espero que vuestra lealtad sea igual de certera, duque.
Aurelian rió suavemente.
—Cuando llegue el momento, lo comprobaréis.
La cacería comenzó y los grupos se dispersaron en parejas. Aelina cabalgaba escoltada por Kael y Aurelian. Lucas, aún débil por su herida, había recibido órdenes estrictas de descansar.
—Por su bien —pensó Aelina, apretando los dientes—. No puedo permitirme más pérdidas.
Los rumores hablaban de una majestuosa cierva blanca que rondaba el bosque, un trofeo ansiado por los nobles. Pero Aelina no buscaba esa presa.
Con un gesto sutil, se separó junto a Kael, adentrándose hacia el norte, donde el bosque era más espeso y había menos nobles.
—Mi lady —dijo Kael con un tono preocupado—, estáis yendo hacia donde menos piezas hay.
Ella bajó la voz y le confió:
—Ahí estará Varik. Tengo un plan.
Kael la miró serio.
—No me digas que vas a ensuciar tus manos.
Aelina desmontó, lo miró fijamente.
—¿Y si lo hiciera? ¿Te apartarías?
Kael apretó la mandíbula.
—No… pero estaré allí para cargar con las consecuencias si es necesario.
Por primera vez en días, Aelina le dedicó una sonrisa sincera.
—Gracias, Kael.
La tensión entre ambos era palpable, un silencio cargado de lo que no se decía. Kael bajó la mirada hacia sus labios, pero se contuvo.
—Sigamos —murmuró.
Mientras tanto, Aurelian los seguía a distancia, con una sonrisa divertida.
—Mi dulce Aelina… ¿en qué enredos te metes? —pensó, decidido a no dejar que nadie le robara protagonismo.
Al mediodía, encontraron a Varik acompañado por dos guardias en una zona apartada del bosque. Perfecta para lo que tenían planeado.
Aelina desmontó con aparente calma.
—Conde Varik, qué encuentro tan oportuno —dijo con voz suave.
Varik sonrió con arrogancia.
—Lady Aelina, cuidado con perderse en estos bosques… las desgracias ocurren con facilidad.
Ella sacó su arco con rapidez.
—No temo perderme. Vine a cazar.
Con un movimiento ágil, disparó una flecha que cortó el lazo de la montura de Varik. El caballo se desbocó, creando caos.
Kael aprovechó para desarmar a uno de los guardias mientras Aelina se acercaba a Varik, la daga lista.
—Escucha bien —advirtió—, la próxima flecha no será una advertencia. Si vuelves a conspirar contra mi familia, no habrá salvación para ti.
Varik, sudando, asintió rápidamente.
—No diré nada, lo juro.
Aelina lo empujó al suelo.
—Huye como el cobarde que eres.
Mientras Varik huía, Kael se acercó.
—No esperaba que el plan fuera así.
Ella sonrió con adrenalina.
—Hoy no era un día para matar… solo para enviar un mensaje.
Pero el bosque guardaba sus propias sorpresas.
Un grito desgarrador rompió la calma. Aelina y Kael galoparon hacia el origen.
En un claro, rodeado por nobles, encontraron el cuerpo sin vida de Lord Hasten, un aliado neutral. Su cuello mostraba la marca de una daga.
Aurelian llegó segundos después, preocupado.
—¿Qué ha pasado?
Un noble gritó.
—¡Asesinato! ¡Alguien lo mató durante la cacería!
Kael murmuró para sí.
—Esto cambia todo. Alguien está acelerando el juego.
Aelina frunció el ceño.
—No era parte de mi plan… pero alguien quiere sembrar el caos.
De regreso al campamento, la tensión se palpaba en el aire. Darius, fingiendo consternación, tomó la palabra.
—Hoy sufrimos una pérdida trágica. Exijo que todos permanezcan vigilados. Nadie saldrá hasta esclarecer el crimen.
Sus ojos se clavaron en Aelina.
—Sospecha de ti. Perfecto.
Esa noche, en su torre, Aelina desplegó el pergamino y tachó el nombre de Varik.
—Primer peón movido —pensó.
Pero el asesinato de Hasten añadía una nueva amenaza, imprevisible.
—¿Será obra de Merek? ¿O de aliados ocultos? ¿O quizás un enemigo más peligroso?
Antes de dormir, recibió una carta anónima.
"Primera sangre ha sido derramada.
Cuidado, lady Aelina. No controlas todo el tablero… aún."
Ella sonrió con frialdad.
—Entonces comenzaré a controlarlo.
si ya se que hay muchas incoherencias en ciertos capitulos y lo estoy arreglando de a poco.
la verdad que no es muy buena idea hacer varias novelas al mismo tiempo.
Aliado o enemigo...?